¡Podemos con el Ejército!

EL MUNDO – 05/11/15 – VICTORIA PREGO

· Un puntazo. Eso es lo que ha sido la inclusión del general Julio Rodríguez en las listas electorales de Podemos. Sobre todo porque nos ha dado la oportunidad de escuchar a Pablo Iglesias hablar en unos términos de las Fuerzas Armadas que nunca hubiéramos oído hace tan sólo un año. «Es un honor», dice el líder de Podemos, que les acompañe un general que ha sido galardonado «por su compromiso con la Constitución». Pero no sólo eso. Iglesias se ha lanzado a hablar de los problemas de precariedad laboral entre la tropa, sobre todo entre los suboficiales, y se ha metido de cabeza a proponer un sistema diferente de promoción en escala basado en el mérito y no sólo en la antigüedad.

En esto el líder de Podemos debería asesorarse mejor con su flamante fichaje porque fue precisamente durante los años en que el general ahora podemita ocupaba su puesto de Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad) cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero desarrolló la ley que estableció que los ascensos se lograrían por méritos y no por antigüedad.

Pero eso son minucias. Lo impactante del asunto es ver a Pablo Iglesias hablar con interés, hasta con dedicación, de las Fuerzas Armadas españolas e incluso hacer una propuesta para lograr una fuerza defensiva estrictamente europea, aunque siempre dentro de la OTAN. Lo nunca visto.

Desde luego, le ha madrugado la operación a Pedro Sánchez, que se ha conformado con la comandante Zaida Cantero como posible golpe de efecto, con vistas a que la opinión pública la empezara a ver como posible ministra de Defensa en un Gobierno socialista. Pero no hay color, Iglesias trae a un general con megamando en plaza y con todas sus estrellas. Desde el paso del teniente general Gutiérrez Mellado por el Gobierno –fue vicepresidente de Defensa con Adolfo Suárez en pleno proceso de la Transición– no se había visto en España a un militar aterrizando así en la arena política.

Y no se debería ver a muchos más, como no se debería ver a más jueces saltando de estrados a los despachos ministeriales. Entre otras cosas porque, puntazo aparte, el general Rodríguez ya ha demostrado no saber nada de cómo se gestionan determinados problemas y en su primera intervención pública como aspirante a diputado ha dicho que el problema de Cataluña hay que abordarlo con la política, y «no con la ley», como si fueran términos contrapuestos.

Un error grave en quien aspira a ocupar un escaño en la Cámara, cosa que no es probable que suceda porque va de número dos por Zaragoza, aunque él es de Orense, y su partido difícilmente puede aspirar a lograr más de un escaño por esa provincia. Esperemos de todos modos que su mentalidad castrense no acabe enseguida horrorizada al zambullirse de lleno en la proverbial calidad y limpieza del ámbito de la política.