Preguntas sin respuesta

FERNANDO SAVATER, EL CORREO 26/01/14

Fernando Savater
Fernando Savater

· Para conservar el protagonismo ETA necesita a sus efectivos fuera de prisión pero no desvinculados de la obediencia debida.

De la ya tristemente famosa rueda de prensa del matadero de Durango, con la sombría foto del ‘dream team’ de los etarras recientemente excarcelados, el comunicado leído por Kubati, etc… nada fue demasiado nuevo, pese a los esfuerzos de tantos interesados comecocos por hacérnoslo creer. Para cualquiera mínimamente objetivo hubo poco que celebrar en el cuidadosamente escenificado evento. El texto del comunicado no aportó absolutamente nada al difundido por la EPPK pocos días antes, hasta el punto de resultar obvio que había sido escrito por la misma mano.

¿Que volvieron a confirmar la renuncia a la lucha armada? Bueno, más les vale, ¿no? Precisamente ellos saben mejor que nadie que el terrorismo obtiene como castigo largas condenas de cárcel y despierta justificados rencores no menos largos. Si volviesen a empezar mañana, obtendrían el mismo triste resultado. De modo que tiene poco mérito proclamar ahora ese abandono forzoso de la violencia, sin la mínima autocrítica por haberla empleado. ¿Que reconocen el daño causado? ¡Faltaría más! Por eso precisamente estuvieron en la cárcel. La novedad hubiera sido por lo tanto que asumiesen tanto la injusticia de sus fechorías como la justicia de la condena que les correspondió por ellas. Pero de eso, nada de nada. Todo lo contrario: más bien se presentaron como damnificados por la crueldad represiva del Estado, que ellos asumían dignamente por el bien de su causa…

Otra cosa nueva podría haber sido alguna indicación de que los aún encarcelados se acogerían a la legalidad penitenciaria de manera realmente individual, es decir, rompiendo con la disciplina conjunta de la banda terrorista (como hicieron en su día más o menos los que aceptaron la llamada vía Nanclares). Pero tampoco hubo nada de eso. Prefirieron aparecer como escuadrón bien disciplinado (incluso con sus abogados de vigilancia y todo, por si alguno tenía la veleidad de desmandarse un poco), para dejar claro que los que fueran a solicitar individualmente el acercamiento o cualquier otro beneficio penitenciario era porque ya tenían permiso global de la autoridad competente. Si se va a acatar la legalidad es sólo en tanto puede obtenerse así alguna ventaja exculpatoria, de ningún modo como reconocimiento de la responsabilidad penal en que incurrieron por sus delitos.

No sé si se dieron cuenta de que su propia presentación en formación cerrada implicaba un efectivo argumento a favor de la dispersión, porque esa medida se tomó en su día, tanto en España como en Italia o en otros países que se han enfrentado a organizaciones criminales, para impedir que unos miembros de la banda sigan controlando la disciplina de otros que podrían aspirar a dejarla y para que los jefes, desde el exterior, no terminen convirtiéndose en dueños de la cárcel y logren hacer imposible la vigilancia de los funcionarios.

La foto de Durango dejó en evidencia que ETA puede haber abandonado la actividad terrorista violenta porque no tiene más remedio pero no renuncia a su existencia como organización capaz de seguir influyendo políticamente en la ciudadanía a la que hasta ahora amedrentó por la fuerza. Por ello no está dispuesta a condenar su pasado sino que quiere rentabilizarlo a fin de conservar todo el protagonismo que pueda en la calle, en los municipios y en el Parlamento, para lo cual necesita a sus efectivos fuera de prisión pero no desvinculados de la obediencia debida. Su objetivo es consolidar una hegemonía nacionalista cada vez más radical y excluyente que obstaculice el funcionamiento de las instituciones democráticas españolas hasta expulsarlas del País Vasco. O sea lo de siempre, pero sin tiros… aunque aprovechándose de lo que en su día exigieron los tiros. Ahora las nueces las recogen también los que movieron el árbol, no sólo los que antes se aprovechaban de las sacudidas ajenas.

Lo más novedoso quizá del acto de Durango fue la intervención no prevista del periodista Cake Minuesa, a la que los medios de información concedieron sorprendentemente poca atención (a diferencia de las redes sociales, que la convirtieron en ‘trending topic’ o como se llame lo más celebrado y seguido). El periodista invocó a las más de trescientas víctimas de los miembros de la asamblea y preguntó si alguno de ellos quería pedir perdón por esos crímenes. No obtuvo más respuesta que ser expulsado con no excesivos miramientos.

La novedad del suceso estriba en que hace unos años nadie se hubiera atrevido a semejante desplante, lo que indica a las claras que dentro de cierto tiempo el miedo que tan útil les resultó a los facinerosos para hacerlo pasar por respeto se irá desvaneciendo. Veremos qué pasa entonces. Por el momento la pregunta de Minuesa quedó sin respuesta y también otra no menos imperativa: si el terrorismo está realmente suspendido en su práctica violenta ¿por qué hay que escuchar a quienes lo ejercieron, a quienes lo justificaron, a quienes a partir de tales inmundas fechorías se arrogan el derecho de dar instrucciones políticas a la ciudadanía? ¿Por qué se les hace caso, cuando no representan nada más que la pesadilla de la que queremos despertar?.

FERNANDO SAVATER, EL CORREO 26/01/14