Presentación en Bilbao del libro de Florencio Domínguez ‘Josu Ternera. Una vida en ETA’

La Fundación para la Libertad organizó el 28 de junio de 2006 en Bilbao la presentación del libro ‘Josu Ternera. Una vida en ETA’, excepcional obra del historiador, periodista y analista político Florencio Domínguez. En esta página dispones de la transcipción de las intervenciones, tanto del autor como de los presentadores, demás de unas fotografías del acto.

REPORTAJE FOTOGRÁFICO


LAS INTERVENCIONES

Teo Uriarte

Buenas tardes amigos, amigas. Bienvenidos a la presentación que hacemos hoy de este libro de un buen amigo, que es Florencio Domínguez, el libro titulado ‘Josu Ternera, una vida en ETA’. Desde luego, si me ven ustedes aquí es porque cuando leí el libro me gustó y dije “esta vez voy a presentar yo el libro”. Yo no me suelo prodigar, y además, habiendo personas de más procedimiento y mejor actitud para hablar que yo, les suelo ceder el puesto. Pero en esta ocasión, cuando Florencio me dijo que sí, que estaba interesado en presentar el libro en Bilbao y a través de la Fundación, me puse un poco autoritario y dije “esta vez lo voy a presentar yo”. Les voy a decir por qué, poquito a poquito. Yo, como pueden ustedes comprende, siempre he mantenido un cierto interés por la historia de ETA, lo que pasa con ETA, sus contradicciones, sus problemas; entre otras razones, porque uno perteneció a ETA y siempre me ha obsesionado lo que ha seguido siendo ETA. Y quizás después por una cierta militancia en contra de ETA, como decía Onaindia. Por tanto, estar informado sobre lo que es ETA, es algo que siempre he intentado mantener; y he leído algo, no excesivamente, sobre ETA, pero si me ha gustado leer lo que me parecía importante. Al final, la mayor parte de lo que he leído es bazofia. Hay poca neutralidad a la hora de acercarse con neutralidad y un criterio puramente informativo a un fenómeno tan apasionante, que crea reacciones en contra y reacciones a favor. Es difícil, pero al final lo que he descubierto es que aprovechándose del interés que tiene un tema como el terrorista, y teniendo en cuenta que es un tema muy morboso, pues he visto que muchos autores se han aprovechado de ese interés social por el fenómeno del terrorismo, se despreocupan mucho y acaban haciendo cosas bastante difamantes de la realidad. Yo puedo dar fe de que en algunos casos, cuando se trataba de mi persona, me han difamado muchísimo, y no me importa que digan cosas que hice verdaderamente, pero algunos autores… Como aquél que dijo que ETA había nacido en un seminario: bueno, era absolutamente mentira. Políticamente quedaba como muy correcto para un sector de la sociedad decirlo, pero ETA ha nacido a 50 metros de aquí, en una cafetería que se llamaba Cafetería Orly, una tarde de San Ignacio del año 1958. Y no tuvo nada que ver con algo que el autor del libro predisponía porque le parecía más vendible el hecho de que ETA hubiera nacido en un seminario.

Yo, del trabajo que ha hecho Florencio, tengo que reconocer el interés, y sobre todo su honradez al acercarse a un fenómeno que normalmente te pone en guardia, o te pone en contra, o te pone a favor. Y les voy a decir por qué. Cualquier especialista del periodismo que analice el tema del terrorismo sabe una cosa: siempre ha existido una gran seducción por parte de los políticos y los terroristas respecto al terrorismo y la acción terrorista. La dinámica que crea, la escenificación de los atentados, el aparente heroísmo de sus protagonistas… acaban seduciendo a muchos periodistas, también a muchos políticos. Entonces, esa tranquilidad, esa relajación con la que Florencio cuenta toda la historia, ese contrastar bien por varias fuentes lo que ocurre…, me parece que es muy importante a la hora de hacer un documento verídico; que a la postre, sin sensacionalismo, nos es a nosotros más útil para reflexionar sobre lo que puede pasar en un futuro, que determinadas obras que nos pueden arengar muchísimo o alimentar nuestro sentimientos, pero que a la postre no van a servir absolutamente para nada. Y digo que sabe contrastar bien las cosas porque recuerdo que una vez se escapó un etarra de Ermua abandonando un subfusil, que era muy desconocido en la historia de ETA. Me llamó por teléfono y me dice: “Teo, ¿tú sabes si alguna vez ETA ha utilizado este subfusil? Porque, claro, dicen que es un delincuente común”. Y cuando me explicó las características, le dije: “No, lo ha usado poco, lo usaron mucho los palestinos a finales de los años 70, y en ETA ha existido poco”. Si recordaré yo que ha existido, que después de intentar Mario en Dima cazar un pajarito con ese subfusil -que no le pegó-, estábamos varias personas haciendo un círculo de un metro de radio, charlando amablemente, y Mario sin darse cuenta apretó el gatillo y soltó entre los pies de todos unos 30 disparos en una ráfaga rapidísima. Me acordaba perfectamente del modelo. Así que cuando este señor me preguntó le dije: “Esto si lo ha usado ETA, y además te cuento la anécdota”. Bueno, pues un periodista que se preocupa en los detalles es un buen periodista, y no le cuelan de entrada determinadas informaciones prefabricadas, ya sea de un partido político o de los mismos terroristas o sus aledaños.

Ya les digo que no se van a emocionar, pero si les va a interesar muchísimo lo que trae, y desde luego a mí me ha interesado, lo he leído a gusto, e incluso he sacado conclusiones que me parecen interesantes.

Yo tendría que hacer una pequeña presentación del personaje. A Florencio ya le conocen ustedes de otras ocasiones que ha venido aquí; creo que presentó su libro anterior aquí también. Yo, como suelo estar entre el público, me despisto y no me acuerdo bien. Pero tengo que decir que a Florencio le conozco desde hace muchos años, cuando recién estrenado el Parlamento Vasco se presentó por allí… Yo no sé si acababa de obtener la licenciatura en periodismo… Se presentó, me preguntaba cosas sobre Interior, yo le contaba lo que sabía, nos engañaba a los dos, al Consejero de entonces, Retolaza… Pero tuvimos una buena relación. Dejé de verle durante unos cuantos años y hace unos poquitos volvimos a vernos por razón de mi último cargo en el Partido Socialista. La verdad es que leo con mucho interés sus comentarios en El Correo. Le leo también en ocasiones a través de la página web cuando puedo acceder a ella, a su columna en La Vanguardia. Y siempre es el momento de estar informado por lo que dice, incluso de propiciar una opinión en el mismo lector, sin un ejercicio de forzar al lector a través de calificativos o de comentarios valorativos de lo que está haciendo; no, de manera muy relajada, muy sosegada, va explicando lo que opina de un tema… Eso es de agradecer en los tiempos que corren. Entonces, yo he venido aquí para presentar mi admiración por un periodista, yo que soy muy poco pelotilla y alguno que me conoce de tiempo atrás lo sabe, yo hoy no tengo ningún pudor en decir que le estoy haciendo la pelotilla a Florencio Domínguez.

Es un buen trabajo, que a mí me ha servido en dos cosas. En estos momentos que se está proponiendo, que se está planteando el tema de la negociación, hay un personaje fundamental que es el de Josu Ternera. La biografía, como él dice, no estaba prevista cara a un proceso de negociación como el que se puede abrir mañana o pasado. Estaba prevista con anterioridad, pero el personaje ya era fundamental antes y quizás en un futuro próximo lo sea más. En un proceso de negociación con una banda terrorista es muy importante conocer la personalidad de los que están enfrente. Yo me acuerdo de un sitio donde me daba mucho tiempo para leer, que leí muchos libros de teoría militar. Me acuerdo de una cosa que decía Montgomery sobre Rommel. Decía: “Yo tendría que prever lo que va a hacer Rommel, porque somos más o menos de la misma edad, hemos estudiado los mismos teóricos de la guerra, tenemos materiales semejantes. Y a pesar de todo eso, tengo que llevar una fotografía de Rommel para saber lo que este pillo me va a intentar hacer mañana por la mañana”. Rodear la personalidad de un personaje que va a ser vital en el proceso de negociación me parece muy interesante. Hasta tal punto que yo siempre he pensado que personajes de la calaña de Josu Ternera, que tiene las manos muy manchadas de sangre, son los únicos con la capacidad para proponer un sincero proceso de negociación. Como lo fue Michael Collins en Irlanda. Es decir, gente que ya está cansada de matar; y por otro lado, por haber matado, tiene al suficiente autoridad en la banda para decir: “Señores, ya está bien, por aquí no seguimos”. Porque el que va de nuevas no consigue la suficiente autoridad para resolverlo; o el que ha ido de teórico, escondido en una casita en Las Landas, escribiendo, tampoco tiene autoridad en la banda para proponer un cambio de esta naturaleza. Por eso, el personaje, estudiarlo y conocerlo, me parece importante.

Tengo que reconocer una cosa a través de la biografía que hace Florencio. A mí el personaje me ha decepcionado profundamente. Porque tirarse 6 ó 7 años en la cárcel y manifiestar un cierto desprecio a la lectura, y lo único que le preocupa es escribir un libro de cocina, pues menudo caudillo y futuro político vamos a tener, si de lo único que se preocupa con esmero es de escribir un libro de cocina. Sería un personaje más adecuado para la negociación si junto a sus medallas, sus honores en las brutalidades que ha hecho, tuviera un bagaje de conocimientos que me parece que no tiene.

Les voy a contar una anécdota que en un programa de televisión no lo pudimos explicar, pero que fue un guiño entre Jorge Martínez-Reverte y yo en ese programa. Corría el año 1996 y Onaindia trabajaba con Jorge Martínez-Reverte -había dejado la política momentáneamente- en una productora de televisión en Madrid, preparando un documental sobre terrorismo europeo. A ese documental me llamó Onaindia, y le dije: “Cómo se te ocurre llamarme a mí”. Porque en ese momento estábamos ‘picaos’ los dos. Y me dice: “No, es que siendo yo el productor me parecía de escándalo ponerme yo mismo, y como vas a contar exactamente lo mismo que yo, entonces te llamo a ti y te pones tú ante la cámara”. Cuando yo llegué allí coincidí con que estaban preparando un guión de ficción, una película que fue horrorosa, porque el sentido del humor de aquella película sólo lo entendía el guionista, que era Onaindia. Se llamaba ‘Cómo levantar 100 Kilos o más’; era sobre un comando de ETA. Había una escena, que al final la quitaron, que dio lugar a una gran discusión. A uno del comando lo hace detener, pasa por el juez, y el del comando empieza a decir que Euskadi siempre ha sido independiente, que Euskadi era un país feliz pero que llegan los romanos y empezaron todo tipo de presiones, de enfermedades; y que desde entonces se levantó el pueblo vasco en su lucha por sus derechos democráticos y revolucionarios, desde la ocupación romana. Evidentemente, lo vio Jorge Martínez-Reverte y lo tachó.

Acababa de declarar en el juzgado de Paris Josu Ternera, y la declaración que me leía Jorge Martínez-Reverte absolutamente escandalizado era que Euskadi siempre había sido independiente y un país feliz hasta que llegaron los romanos y trajeron a Euskadi el machismo y la opresión de las mujeres. Claro, iba todavía más allá de lo imaginado por […] y Jorge estaba realmente pasado y decidieron ser muy cautos con este tipo de cosas, porque la realidad siempre iba a ganar a la imaginación en la ficción. Después de esta anécdota, les diré que Josu Ternera, después de haberlo leído el libro, me recuerda más al Josu Ternera de la declaración de hace muchísimos años en el juzgado de Paris que un hombre que ha pasado por la cárcel. De todas maneras, tengo que concretar que reúne tantas villanías en su persona que sí es posiblemente el personaje necesario para hacer posible una negociación de verdad, si es que ésta se produce. Y que, por otro lado, depende mucho de la capacidad psicológica de los negociadores para poder llevar esto a buen fin.

El libro tiene su interés y tiene su actualidad porque está fundamentalmente dirigido hacia Josu Ternera, que es el personaje central en estos momentos en el mundo de ETA. Y hay otra cuestión: el libro no es simplemente una historia alrededor del personaje, sino que es una historia alrededor del personaje y de la historia de ETA que acompaña al personaje. Y como Florencio es un buen documentalista, va uniendo a la vida del personaje momentos importantes de la historia de ETA. Hay algo que a mí me llamó la atención: es que a lo largo del libro se puede observar que un elemento que funciona como garantía de supervivencia de ETA, y que ETA lo tiene asumido, es el hecho de que en cualquier momento puede negociar. A lo largo del tiempo se han producido una serie de negociaciones y tienen como asumido que en el peor de los casos, siempre tendrán un momento para negociar y escaparse, cosa que es realmente problemática a la hora de vencer a una organización terrorista. Porque si ésta piensa que siempre va a tener un gran puente de plata, pues intentará alcanzar un gran puente de plata en el peor de los momentos. Y que tiene garantizada una retirada muy digna si a lo largo de su historia ha asumido que siempre el gobierno le ha tendido la mano en una solución negociada.

Bueno, esos dos elementos a mí me han servido para mucho, el estudiar la personalidad de Josu Ternera y luego la historia de ETA, cuyo elemento más nuevo (porque una cosa es que yo leía en el periódico que se negociaba, y luego otra vez que se negociaba, y luego otra vez que se negociaba) es ver cómo a lo largo de la vida de este hombre él va observando que se están produciendo negociaciones y que eso puede acabar convirtiéndose en una causa de la supervivencia de ETA durante tantos años. Yo siempre he pensado que el fin de ETA o de la supervivencia de ETA, no dependían tanto de los propios de ETA, sino de los que estábamos enfrente, y lo sigo pensando. Pero eso ya serían cuestiones que yo aportaría al libro y como pienso escribir algún libro más y ustedes me lo tendrán que comprar…, simplemente me voy a limitar a lo del libro de Florencio.

Bueno, si quieren ustedes un libro escrito por un buen periodista, de lectura amena, con cierta capacidad de análisis, profundo y que otorga un buen conocimiento al lector, no sólo de la personalidad e Ternera, sino de lo que ha sido la historia de ETA, pues yo les digo que se lo compren porque es un buen trabajo. Y nada más. Creo que ha sido muy largo, pero esta vez tenía ganas de hacer la pelotilla. Muchas gracias.

Santiago González

Buenas tardes. Debo confesar en primer lugar que he intentado con tanta tenacidad como poca fortuna tratar de convencer a mi amigo Florencio para que cambiase el título de su libro por algo más eufónico, algo así como “Josu Ternera, una vida entera”.

No ha podido ser. El, como siempre, ha optado por la claridad expositiva, por los hechos, en definitiva, por el periodismo. Eso que gana el libro como ensayo y lo pierde como hecho literario. O quizá cinematográfico. Debo reconocer también que a mí, estos nombres de guerra siempre me llevan a juegos de palabras sumamente estimulantes.

Yo no sé si recuerdan ustedes “Reservoir Dogs” o “Perros encerrados”, la ópera prima de Quentin Tarantino. La película arrancaba con una reunión de tipos que se están constituyendo en banda de atracadores en torno a una mesa de una cafetería. Todos van vestidos de negro y se llaman a sí mismos con sobrenombres que han escogido del espectro cromático. Hay un señor Azul, un señor Negro, un señor Verde y así. Hasta que le toca a quien va a ser “el señor Rosa”.

“Yo no quiero ser el señor Rosa”, protestaba el hombre, muy puesto en razón, mientras alegaba que aún quedaban colores más apropiados para un gangster.

Hay que tener en cuenta en su descargo que entonces, va a hacer quince años, las cosas en Estados Unidos no eran como ahora en España, donde hoy mismo conmemoramos el día del orgullo gay y no diré más.

Tengo para mí, aunque no lo he leído en ninguna parte, que Tarantino es deudo de una magnífica novela de Gilbert Keith Chesterton, “El hombre que fue Jueves”. Trata en ella de la historia de un policía que se infiltra en una organización anarquista que practica el terrorismo a finales del siglo XIX. En ella, la cúpula dirigente está integrada por siete tipos que se reconocen entre sí con sobrenombres. Cada uno de ellos se llama como uno de los días de la semana. Al final se da cuenta de que la dirección de la organización está integrada por agentes de la Policía infiltrados.

A mí siempre me había parecido que “Ternera” era un mote excelente para un terrorista. En primer lugar, porque tiene cierto grado de abstracción y esto siempre constituye una inestimable ventaja para la clandestinidad. Uno de los inconvenientes que siempre ha padecido organizativamente ETA eran los alias de sus activistas, que estaban inspirados en los motes por los que se les conocía en sus pueblos y que, como es fácil de imaginar, eran obviamente descriptivos.

Así, llamaban “El Peque” a uno que medía 1,55; “La Gorda”, a una activista que acercaba a los 80 kilos y todo en este plan, lo que facilitaba extraordinariamente la tarea de la Policía y su acreditado poder de deducción.

En cambio, supongan ustedes que, sin otro conocimiento previo, les hablan de Josu Ternera. Por mucha capacidad metafórica que tengan los investigadores policiales, es muy difícil que vean a un terrorista como si fuese una vaquita joven.

Si seguimos en este campo semántico, podríamos bautizar a todo el ZUBA, Zuzendaritza Batzordea, si lo decimos en nuestra lengua propia, que es, como su propio nombre indica, la que peor hablamos, o Comité de Dirección si prefieren que lo diga en erdera, en la lengua extraña, allá ustedes. Podríamos tener un señor Ternera, un señor Ternura, un señor Terneza, un señor Ternasco y así sucesivamente. Esta afinidad onomástica reforzaría los lazos de unidad y la cohesión interna entre los hombres de la Dirección de ETA.

Este libro que hoy presentamos de Florencio Domínguez podría ser el primero de una colección: Josu Ternera, una vida entera, al que seguiría “Mikel Ternura, la vida es muy dura”, “Andoni Terneza, militante de una pieza” o “Joseba Ternasco, un virtuoso en el atasco”.

Claro que la división interna amenaza por doquier. Hay un capítulo perturbador en esta biografía no autorizada del líder más asentado en la historia de la organización terrorista. Se titula “La sombra de la traición”, para que vean que cuando este sujeto quiere titular como Dios manda sí tiene recursos literarios y estilísticos.

En él se transcribe una conversación que tuvo lugar entre los abogados de ETA Iñaki Esnaola y Christianne Fando, herederos espirituales de Txomin Iturbe Abasolo, el entonces secretario de Estado para la Seguridad y hoy recluso en régimen abierto, Rafael Vera Huidobro y el famoso, por tantos conceptos, comisario Ballesteros. Los interlocutores de Interior preguntan a los otros por el paradero de Ternera y, aunque estos no les dan pistas, se refieren a él con un cierto desapego que raya no pocas veces en el desparpajo.

Así, el abogado Esnaola se refiere a él con el apodo de “El Carnero”. Es verdad que no se sale con esta denominación del campo de los rumiantes, pero convendrán ustedes conmigo que no es lo mismo. La serie de nombre de guerra que podrían arrancar de un alias como “Carnero” es más soez, tiene peor prensa que la que acabo de citar hace un momento: el carnero, la cabra, el cabestro, el borrego en el caso más ‘light’ y el cabrón para el más duro.

Recuerden aquella figura insigne de la primera ETA, Javier Zumalde Romero, también llamado “El Cabra” que organizó un subgrupo de terroristas primerizos, llamado justamente “Los Cabras” y que irrumpieron en la historia del movimiento guerrillero con la grandiosa gesta de tomar Garay el día 1 de mayo de 1965, festividad de San José Artesano en el santoral franquista.

Gracias a un libro anterior de Florencio, sabemos que llegaron allí ataviados con unas capas de color verde que les había bordado con sus propias manos la mujer del jefe, una Mariana Pineda de la causa abertzale. Aquel estreno fue un happening. Cortaron la línea telefónica e hicieron un par de pintadas en la plaza del pueblo ante unos vecinos atónitos, dejaron algo de propaganda y se marcharon en auto-stop.

Hace un par de años reapareció con un parque temático sobre la historia de ETA, una exposición con la que pretendía ganarse unos duritos mediante la venta de entradas a curiosos, con la publicidad garantizada por una cadena de Televisión.

He utilizado hace un momento el calificativo “perturbador” para referirme a un capítulo titulado “La sombra de la traición” y en el mismo momento de escribirlo he empezado a darle vueltas para concluir en la trampas en que tan a menudo incurrimos al hablar del terrorismo y los terroristas. ¿Por qué había de perturbarme un adjetivo como ese aplicado a unos tipos que han hecho del crimen, la extorsión y los estragos su modo de vida? A mí, con respecto al terrorismo, me pasa desde hace ya muchos años, lo mismo que al párroco del chiste con el pecado, que no soy partidario y, pese a ello, me encuentro algunas, raras veces, atrapado por la trampa del lenguaje.

Es lo que ayer mismo les pasaba a tantos columnistas, gentes de buena fe en muchos casos, que comentaban las imágenes de los informativos de televisión de los asesinos de Miguel Blanco y se dedicaban, con muy buena fe, ya digo, a hablar de su falta de educación, cómo es posible comportarse así en una sala de Justicia. Txapote y su novia, qué falta de educación. Y no digamos ese par de energúmenos, Etxeberria y Aramburu, a los que vimos el pasado lunes arremeter a patadas contra el cristal blindado de su jaula. Estaban siendo juzgados por la colocación de un coche-bomba en un aparcamiento de Santander, pero lo que nos mostraba la televisión era a un par de tipos incívicos y gamberros, a los que cuadrarían sobremanera motes como carnero y cabestro, pongamos por caso.

Pero, volviendo al libro de Florencio, hay que decir que la cabra siempre tira al monte, dicho sea sin ánimo de señalar y no ha querido hacer caso alguna de estas pías recomendaciones que, a manera de queja, he querido plantear ante ustedes y yo me he quedado sin hacer una aportación a un libro, este último de Florencio que, por varios motivos, se me antoja un libro fundamental.

Ha escrito Oscar Beltrán de Otálora en su blog de El Correo que el autor tiene la virtud de saber ordenar los materiales de la información de que dispone, que son muchos y relevantes, de manera que construye con ellos un relato. La selección del personaje que vertebra el ensayo no es casual. Josu Urrutikoetxea, en el siglo, Ternera en el arte, lleva 38 años militando en ETA, una vida entera, no sé si me explico. La mayor parte de ellos ha ocupado puestos de dirección, en la cúpula de la banda. Florencio supo darse cuenta de que la biografía de este sujeto era una impagable pauta para contar, en segundo término, la historia de ETA, desde el preciso momento en que uno de sus militantes, Txabi Echebarrieta Ortiz, cometió fría y deliberadamente el primer asesinato de la historia de la banda (o el segundo, según se mire).

El suceso ocurrió en Villabona el 7 de junio de 1968, y la víctima fue un joven guardia civil de Tráfico llamado José Ángel Pardines Arcay. Desde entonces se han sucedido unos 840 asesinatos y en la casi totalidad de todos ellos el biografiado era militante de la banda en grado de dirigente.

Por el libro desfilan historias conocidas, otras de las que teníamos menos noticia y algunas que ignorábamos en absoluto, pero todas ellas sistematizadas con el rigor, la precisión y el adecuado tratamiento de los datos que distingue a los historiadores. Por las trescientas y pico páginas del libro van desfilando acontecimientos que ya son historia, el asesinato de Carrero Blanco, la escisión de los poli-milis y la integración en ETA militar de los comandos Bereziak.

Especialmente interesante es el capítulo III, en el que se narran los contactos internacionales, las aventuras del aparato internacional de la banda, muy especialmente, sus aventuras en Latinoamérica y su actuación como instructores remunerados (y bien remunerados) del narcoterrorismo de Pablo Escobar a cuyos sicarios enseñan a poner coches-bomba.

También se narran con idéntica pulcritud las andanzas de los etarras en Francia, la no siempre ideal colaboración de los gobiernos francés y español, la historia de las negociaciones, de Argel a Suiza, las andanzas del protagonista en las cárceles francesas, su entrega a España, sus aventuras parlamentarias y la portentosa historia de cómo el máximo dirigente de una organización terrorista fue aceptado como miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco, con gran contento y complacencia de los grupos nacionalistas y esa tonta inflorescencia que responde al nombre de Izquierda Unida, uy, perdón, Ezker Batua.

Luego vino su imputación en el sumario por los doce asesinatos de la casa-cuartel de Zaragoza y su pase a la clandestinidad para ser, oficiosamente, lo que nunca dejó de ser en la realidad: el jefe operativo de una banda terrorista. Eso lo supimos después de que otro capricho de la biología política, José Luis Carod Rovira se acercó hasta Perpiñán a comerse una paella en compañía de Josu Ternera y Mikel Antza.

Este es un asunto que siempre me ha parecido interesante. Como saben ustedes, el dirigente de la Ezquerra catalana es hijo de un guardia civil aragonés. Si uno pudiera conseguir que un político como él dijese la verdad, me gustaría preguntarle qué sintió al sentarse frente al hombre que transmitió la orden de poner un coche bomba que asesinó a cinco niños, todos ellos hijos de guardias civiles, probablemente aragoneses, como su propio padre. Qué subidón de adrenalina y qué abismo para la conciencia. Qué tajo para un congreso de psicoanalistas.

Comieron paella, según cuenta Florencio. Ningún plato racial, a pesar de estar en Perpinán: escudella i carn d’olla, mongetes amb butifarra, pongamos por caso. Dado que el restaurante lo escogieron los terroristas vascos, por razones de seguridad, qué menos que una taberna vasca en la que poder degustar zurrukutuna o porrusalda, bacalao o merluza koshkera. Nada. Paella. Imaginarse a ese trío dando cuenta de un arroz con mariscos es la vía más rápida, salvando las distancias, para entender lo que quiso decir Hannah Arendt al describir al hombre que diseñó la operación final para exterminar a los judíos bajo el nazismo. Vio a Eichmann en su celda acristalada, le oyó expresarse como un contable y escribió “La banalidad del mal”.

Ternera tiene alma de cocinero. Es una de esas vocaciones desencontradas, que llevan ocasionalmente a un juez a querer ser cantante de boleros. No descartemos la posibilidad que haya algún notario que quiera triunfar escribiendo relatos pornográficos o ser campeón de “Mira quién baila”.

Un terrorista que quiere ser cocinero. No hay nada de malo en ello. La profesión de cocinero goza de mucho prestigio social en Euskadi. También en Cataluña, dos realidades nacionales de la España plural y diversa. Antza tiene veleidades de escritor, pero Ternera no parece llamado a dejar obra escrita en materia de pensamiento: lo único que ha salido de su alma y de su pluma, en sus cincuenta y cinco años de vida, es un recetario de cocina que escribió en la cárcel de Muret, con un título denotativo: Giltzapeko Sukaldaritza o, lo que es lo mismo “Cocina entre barrotes”.

Alberti, un poeta español del siglo XX, veía con más prevención el tema. En uno de sus poemas surrealistas que a mí más me gusta, “En el día de mi muerte a mano armada”, escribía:

Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello.
Cinco por cinco no eran todavía veinticinco
Ni el alba había sospechado la negra existencia de los malos cuchillos.
Yo te juro a la luna no ser cocinero
Tú me juras a la luna no ser cocinera
El nos jura a la luna no ser siquiera el humo
de tan tristísima cocina.

Así está el tema. Aunque los terroristas viven en su permanente contradicción argumental de haber declarado una tregua permanente y hagan comunicados para hacernos saber que están dispuestos a alargarla. No es extraño. Un personaje de juegos infantiles incurre en parecida contradicción con un grito que habréis oído a vuestros hijos: “¡Hasta el infinito y más allá!”

Ahora todo es así. El presidente del Gobierno, que es el primer presidente no gubernamental de la Historia de España, se embarcó en la negociación con los terroristas después de asesorarse bien sobre quiénes habían de ser sus interlocutores. Lo cuenta en la introducción de este magnífico libro su magnífico autor. Rodríguez Zapatero hizo una pregunta necesaria: “Este Otegi y Ternera, ¿cómo son?”.

Lo que pasa, no se puede acertar en todo, es que en lugar de hacérsela a Florencio Domínguez, se la formuló, -¡Dios mío!- al lehendakari Ibarretxe. Sólo falta que se haga asesorar por Madrazo en los aspectos prácticos de la negociación y por Joseba Azkarraga en sus aspectos jurídicos.

El proceso de paz está servido. Florencio Domínguez tiene la palabra.

Florencio Domínguez

Hola, buenas tardes. Muchas gracias a todos por su asistencia, gracias también a la Fundación por invitarme a hacer la presentación, y a Teo y a Santiago por sus palabras.

Ocurre con frecuencia, nos ocurre a los periodistas, ocurre también a los que escriben libros, a los que actúan en tertulias -lo decía Teo-, que al acercarse al mundo de ETA, al mundo de los terroristas, se produce un fenómeno de mitificación de los grupos, de los personajes y de la propia violencia. Contribuye a esta mitificación la clandestinidad con la que operan, el secreto propio de sus actuaciones y la dimensión trágica que tienen los atentados y los crímenes y que nos conducen a ofrecer, sobre todo a los periodistas, imágenes desenfocadas y parciales de lo que es el terrorismo. Pensamos que para que alguien le quite la vida a otra persona tiene que tener detrás una gran causa, tiene que tener unas convicciones superiores, porque una persona normal es incapaz de realizar unos hechos de esa naturaleza. Y ese fenómeno de mitificación no se produce sólo en los textos apologéticos del terrorismo, aquellos que en el País Vasco tenemos muchos, bastantes que han salido de la pluma de sectores identificados con ETA, sino también otros textos, otros documentos, otros libros, que sin pretender glorificar a los terroristas, desde posiciones de rechazo nítido de la violencia, ayudan inconscientemente a crearles una épica y a tejer leyendas en torno a muchos de ellos.

El mundo de las sombras en que se mueven los terroristas contribuye a esta percepción distorsionada de la realidad, de los actos y de la personalidad de los miembros de la banda. Y para ofrecer una imagen un poco más nítida de ese mundo, tarea en la que siempre encontraremos limitaciones, es necesario alumbrar esas zonas oscuras, esas zonas de sombra, para que los hechos y, sobre todo, los individuos, se vean al natural, tal como son. Éste ha sido el objetivo, el propósito de este libro que pretende trazar el perfil de un personaje central en la historia de ETA que es José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, ‘Josu Ternera’.

Se trataba de elaborar un perfil sin adjetivos, porque los actos y los hechos son más reveladores que cualquier calificativo que se pueda poner. Había también un segundo objetivo, no sólo para este libro, sino para los otros que he ido escribiendo, que consiste en contribuir a formular un relato crítico de la historia del terrorismo en el País Vasco para evitar que, en la medida de lo posible, quede en el futuro una interpretación comprensiva con este fenómeno. Ahora, en un momento en el que parece que ‘por la paz, un ave maría’, resulta importante afianzar un relato que contribuya deslegitimar la historia del terrorismo y contribuya a afianzar su derrota política y social, para evitar que si se produce un final ambiguo, queden encendidas unas brasas que puedan servir para avivar el próximo ciclo de la violencia. En un país como el vasco en el que todavía se siguen mirando las ‘carlistadas’ con ojos benevolentes, tenemos que hacer lo posible para que la ‘carlistada’ de ETA no pase a la historia con esa aura de romanticismo, sino como lo que ha sido: una historia larga de vulneración de los derechos humanos.

La historia de Urrutikoetxea es la de un personaje singular dentro de ETA, pues, como recordaba antes Santiago, lleva 38 años dentro de esta organización. Ingresa en el momento mismo en que ETA comienza el camino del crimen y llega hasta el día de hoy. Es un personaje que durante todo este tiempo, incluyendo la década que permaneció en la cárcel, ha tenido un papel relevante en el puente de mando de la banda terrorista. El inicio de las andanzas de Urrutikoetxea en el seno de ETA nos haría sonreir si después de aquello no hubiera habido el baño de sangre que hemos padecido. Su primera actuación como miembro de ETA consistió en hacer unas pintadas en las tapias de los cementerios de Llodio y sus alrededores en la víspera de la festividad de Todos los santos. Tal vez, al margen de lo anecdótico, haya una carga simbólica en ese activismo que se inicia en las puertas de los cementerios y termina llenándolos. Era el año 1968, un año significativo donde los haya para la organización ETA, el año en el que cometió el primer asesinato intencionado y el año en que tuvo el primer mártir. Fue el año en el que puso en marcha la máquina del crimen y de la violencia, y fue en ese momento cuando Ternera entra en ETA, al mismo tiempo y en paralelo que otra persona que alcanzaría un puesto de dirección muy destacado con los años, y de quien era amigo de la adolescencia, Jose Miguel Beñaran, ‘Argala’. Ambos durante unos años tienen una trayectoria paralela, con funciones diferentes, parecen almas gemelas. Argala se encuadra en lo que entonces se llamaba el ‘frente cultural’, mientras que Ternera lo hace directamente en el ‘militar’. Los dos tienen en común haber sido a principios de los 70 estrechos colaboradores de otro dirigente relevante, Eustaquio Mendizábal, ‘Txikia’, muerto en 1973. Argala, tras participar en algunos atentados personalmente, como fue el caso del asesinato del Almirante Carrero, se convirtió en el jefe del aparato político hasta su propio asesinato en 1978. El segundo, Josu Ternera, terminó ocupando el puesto de su amigo muerto en el aparato ‘político’ etarra. Siguiendo la trayectoria de Josu Ternera, nos encontramos en el centro de los principales episodios protagonizados por ETA durante todo este tiempo: las crisis, rupturas y reorganizaciones de los años 70, la ofensiva terrorista de los 80, los intentos negociadores siempre fracasados, los contactos internacionales… Tenía ya un papel importante cuando se produce la ruptura entre las ramas político-militar y militar de ETA. Se ocupó de organizar los comandos de esta última cuando era una organización pequeñita, era la más pequeña de las dos en la escisión, y a él le tocó en suerte reorganizar los comandos, sobre todo el de Guipúzcoa. Intervino más tarde en la fusión de los ‘bereziak’ en el seno de ETA militar; se hizo cargo primero del aparato de relaciones internacionales de ETA y más tarde, del aparato político. Ha formado parte del grupo dirigente de ETA que lanzó la gran ofensiva terrorista contra la democracia desde el momento mismo de la Transición, del grupo que rechazó la Constitución y el Estatuto y extendió la violencia a toda España de forma sistemática en la década de los 80.

La singularidad de Josu Ternera es que se trata de un superviviente, de un personaje que ha conseguido eludir la cárcel durante mucho tiempo, que cuando estuvo en prisión siguió siendo un referente para ETA y que una vez en libertad, tras un periodo relativamente breve, poco más de dos años, se reincorporó de nuevo a la dirección de la banda en la clandestinidad. Es un fugitivo superviviente y esta doble condición, la de fugitivo y la de superviviente, son los mimbres básicos con los que se tejen los mitos en el seno de ETA. Urrutikoetxea es hoy para algunos la esperanza de que en ETA puedan imponerse aquellos que buscan el abandono de las armas; es el hombre que ha mantenido los contactos con los enviados del presidente del Gobierno previos al anuncio de la tregua del 22 de marzo; es quien ha pactado de manera personal las condiciones para dar ese paso. Su historia, sin embargo, como señalo en el prólogo del libro, ha sido cualquier cosa menos una garantía de tranquilidad para los sucesivos gobiernos españoles.

Josu Ternera ha sido especialista en perder oportunidades de negociación. Lo hizo claramente en 1984, cuando el Gobierno francés pactó con el Gobierno español abrir un proceso de diálogo con ETA y fue el embajador de Francia en Paris, Pierre Guidonie, quien a través de los dirigentes de HB les hizo llegar el mensaje a la dirección de ETA. Les advirtió que los dos países iban a cooperar en la lucha contra el terrorismo pero que querían dar una oportunidad previa al diálogo y que si era rechazada, Francia se implicaría y colaboraría con España, lo que hasta ese momento no había hecho. Ternera, que en aquel momento era el máximo responsable del aparato político de ETA, rechazó la oferta. Guidonie les había dado una cita en el mes de septiembre en Burdeos para que fuera una representación de ETA, y no acudió nadie. No sólo no acudió, sino que en lugar de eso, ETA sacó un comunicado con un tono bastante poco respetuoso con Francia, instando al Gobierno francés a ir a negociar con los comités de refugiados la concesión de estatus político a los miembros de ETA en Francia. Bueno, ante el desaire, Paris reaccionó y al día siguiente de aquella cita que no se celebró, llevó a cabo las primeras tres extradiciones de miembros de ETA. Creo que este episodio es lo único por lo que tenemos que estar agradecidos a Josu Ternera, que consiguió que los franceses colaboraran al fin con España.

Volvió otra vez a perder una oportunidad de negociación en 1988. A principios del 88 estaba ya madura la situación, había ya dos años de contactos previos en Argel y había condiciones; prácticamente se creía que se estaba a punto de comenzar un proceso de diálogo oficial. Entonces ETA, ya con Ternera como dirigente principal, porque Eugenio Etxebeste estaba deportado en Argelia, Txomin Iturbe había muerto también en Argelia al caerse de un tejado, entonces él era el oficial de más rango en las filas en ese momento. Y decidió, cuando todo parecía que estaba listo para negociar, llevar a cabo el secuestro de Emiliano Revilla. Entonces se dijo que se trataba de conseguir una provisión de fondos que él pudiese controlar personalmente. Bueno, hicieron el secuestro, consiguieron los fondos, pero lo que provocó fue que las conversaciones de Argel se retrasaran durante un año. Y ese retraso, en el terreno personal, fue fatal para Josu Ternera porque justo cuando iban a reanudarse, ya en enero del 89, fue detenido y encarcelado. Su segunda oportunidad perdida.

Después de esos episodios, cada vez que ha habido un intento de reanudar el diálogo entre los gobiernos españoles y ETA, la banda terrorista ha reclamado la presencia de Urrutikoetxea entre la delegación que le debe representar: comenzó a hacerlo en 1990 cuando…, lo pidió en el 89 en Argel… […] En este momento, Ternera tiene por fin la oportunidad de estar en primera línea de la negociación, si es que quiere estar. Porque es algo que en el pasado siempre había evitado, no sólo porque estropeó esas oportunidades, sino porque en otros procesos, procesos de contacto que hubo, por ejemplo, con el PNV, los organizó él, pero siempre puso a alguien de pantalla para que fuese a reunirse con el PNV. Hubo unos en el año 86 en el que envió a Paquito, a Francisco Múgica, para que tuviera contactos con Genaro García de Andoain por parte del PNV. En este momento, casi todos los dirigentes significativos de la banda terrorista, todos aquellos del núcleo dirigente que pusieron en marcha esta organización desde los años 70, unos están encarcelados (son los casos de Txikerdi, Mamarru, Fiti,…), otros han muerto, como Txomin Iturbe, y algunos hace ya tiempo que quedaron en papeles secundarios, como algunos de los que hemos visto estos días detenidos. Algunos abuelos de oro que formaban parte de la red de extorsión y que generacionalmente son de aquella época de la ETA de los 60 y principios de los 70.

Pues la única excepción en este postergamiento generacional es la de Josu Ternera, que sigue siendo un líder importante, con carisma y con autoridad ante sus seguidores. Este liderazgo destaca todavía más porque la actuación policial que se ha venido llevando en los últimos años ha arrasado con los órganos de dirección de ETA en Francia. Hemos visto cómo dirigentes que no tenían apenas trayectoria, ni méritos de vida clandestina, ni experiencia, aparecían en puestos importantes, simplemente porque había quedado vacío el escalafón. Ahora con frecuencia se habla en los periódicos de Txeroki: que si Txeroki esto, que si será contrario, que si no será, que aparece como jefe de los comandos de ETA. Y el individuo en cuestión, a mediados de 2004 estaba suspendido de militancia, estaba expedientado, suspendido de militancia, y lo tuvieron que recuperar por falta de personal. En estas condiciones, no hay líderes que le hagan sombra a Josu Ternera ni en capacidad de ascendencia, de influencia, ni en capacidad de decisión. Por eso, cabe suponer que la opinión de Josu Ternera, sea cual sea, será muy importante. Probablemente no va a ser la única voz ni la única opinión que cuente, porque en el seno de ETA, tradicionalmente, la toma de decisiones ha sido casi siempre colegiada, ha sido el núcleo de dirección de ETA el que ha tomado las resoluciones de forma conjunta, sobre todo las decisiones más importantes de estrategia y especialmente aquellas que han resultado más polémicas. Fue la cúpula de ETA la que acordó el asesinato de Yoyes, la que decidía cada nuevo paso que suponía ampliar el número de objetivos y de víctimas; la cúpula de ETA fue la que decidió iniciar la tregua de 1998 y la que determinó cuándo llegó a su punto final. Y algo parecido ha ocurrido ahora con la reciente tregua, que ha sido adoptada también de manera colectiva, a pesar de que se sabe que existían algunos sectores, algunos de ellos representados en la dirección de ETA y otros con presos significativos, que se oponían al cese de la actividad terrorista en este momento. Esa situación, ese modo de decidir de forma colectiva, ha provocado que haya habido ocasiones en las que los líderes más importantes hayan sido desautorizados por sus compañeros. Txomin Iturbe quedó en evidencia cuando la dirección de ETA decidió asesinar a Yoyes; Mikel Antxa tuvo que resignarse y aceptar la ruptura de la tregua de 1999 a pesar de que parece que él estaba en contra de romper en ese momento. Por eso quiero destacar la idea de que el abandono de las armas por parte de ETA no será probablemente el resultado de la decisión de una sola persona por muy influyente que sea ésta.

Hemos visto en los años recientes cómo José Luis Álvarez Santa Cristina, Txelis, que sucedió a Josu Ternera al frente del aparato político, planteó el abandono de las armas en 1992, primero de forma interna y luego de forma pública en 1997, y no tuvo ningún éxito. Francisco Mugica Garmendia, Paquito, otro personaje al que hemos hecho un mito seguramente los periodistas, hizo una propuesta similar de abandono de las armas en 2004, y con el mismo resultado que la de Txelis; ambos han sido expulsados de la organización en la que habían sido líderes todopoderosos. Por eso, creo que el fin de la violencia sólo puede ser el fruto de la decisión colectiva de los miembros de ETA. Aunque algunos, como Josu Ternera, van a tener capacidad para convencer a muchos para que se inclinen en una o en otra dirección.

Una pregunta que me han hecho varias veces en las últimas semanas, sobre todo a raíz de la aparición del libro, es si Ternera puede ser quien lidere el abandono de las armas, y no tengo una respuesta clara para esa pregunta. En parte por lo que decía antes Santiago: no se ha molestado en dejar huellas escritas de su pensamiento político, no ha escrito más que un tratado de recetas de cocina, ha preparado recetas para recuperarse de una huelga de hambre, pero nunca se le ha ocurrido preparar una receta para alcanzar la paz. Entonces, no sabemos lo que puede pensar en la actualidad Josu Ternera. Aunque nos podemos hacer una idea de lo que piensa ETA viendo lo que la banda terrorista afirma en los documentos internos y en las manifestaciones públicas, que eso si que lo conocemos. Y ahí vemos que dice y que escribe lo mismo que decía y que escribía en 1998. Aunque es verdad que la organización terrorista está mucho más debilitada que entonces; que el acoso legal del Estado en todos los frentes, en este tiempo, ha sido demoledor; que el entorno político de ETA se encuentra fuera de la ley, y que el respaldo social de la violencia es infinitamente más bajo que el que ha tenido en el pasado. El propio Josu Ternera ha podido ver en persona lo que es hacer política convencional, tener presencia en el Parlamento, hacer pactos y negociar en función de los votos, y la diferencia entre esa situación y la que se encuentra ahora Batasuna, es decir, la de estar proscritos, marginados de las instituciones, sin capacidad para realizar convocatorias de actos públicos, sin ingresos económicos. Entonces, no sabemos qué lecciones ha podido sacar de su breve paso por la política sin capucha.

Hay una anécdota de una intervención suya en el Parlamento: presentó una pregunta al consejero de Industria, entonces Josu Jon Imaz, acerca de la emisión de gases contaminantes que podía provocar la instalación de una central eléctrica en Boroa, en Amorebieta, y le debió pillar ese día a Josu Jon Imaz con el pie cambiado porque hizo una respuesta en tono irónico diciendo que la quema de un coche en un acto de kale borroka provoca la emisión de tantos… de un índice tal de gases a la atmósfera; la quema de un cajero automático contamina todo esto, la quema de un autobús urbano… Entonces, cuando terminó la sesión de la comisión, Ternera se acercó al consejero Imaz en el pasillo para decirle: “¡Joder, para una vez que intentamos hacer política convencional, como sales!”.

Bueno, los presentadores destacaban antes que Ternera es cualquier cosa menos un ideólogo; es un hombre de aparato que ha seguido las consignas establecidas por la tradición en el seno de la banda, y que como todo hombre de aparato puede ser un tipo despiadado con aquellos que le lleven la contraria dentro de su propia organización. Eso parece claro a la vista del temor que inspiraba a sus compañeros cuando estaba en la plenitud del poder en los años 80. José Luis Urrusolo Sistiaga, otro que tampoco era manco a la hora de practicar el terror, hablaba en 1991 de su entonces jefe Paquito y decía: “Éste está actuando como Ternera, que se rodeó de ‘pelotas’ y a nivel político no tiene ni puta idea”. “Éste se ha vuelto como Ternera -insistía Urrusolo-, o si no, tres cuartas partes de lo mismo, sólo habla él, no deja hablar a nadie, no escucha”. Claro, que Urrusolo esperó a que Ternera estuviera en la cárcel para decir la opinión que tenia sobre él.

Puesto que Urrutikoetxea no es un ideólogo, es difícil esperar de él un cambio de postura en función de una evolución intelectual o de un debate político interno, como ocurrió, por ejemplo, con los ‘poli-milis’. Si hubiera una posibilidad de cambio, sería por los mismos motivos que cambió Francisco Múgica Garmendia en esa carta que conocímos en el año 2004, es decir, por la percepción de que la violencia había dejado de ser útil. El factor decisivo que puede empujar a ETA a poner fin al terrorismo, sería la interiorización de que la violencia ha dejado de ser eficaz para su causa y que tiene ya más costes que beneficios. Mientras en el seno de ETA exista la esperanza de que ejerciendo la violencia o amenazando con ejercerla, van a obtener algún tipo de concesiones, será difícil esperar una renuncia definitiva del terrorismo.

Muchas gracias.

Teo Uriarte
Siguiendo nuestra costumbre, damos pie a una serie de preguntas por parte de las personas que lo deseen. Digo preguntas, porque esta Fundación, que es muy democrática, a todo aquel que esté dispuesto a dar una conferencia le ofrecemos este estrado. Les ruego encarecidamente que hagan las preguntas con brevedad a Florencio, que como ustedes han podido ver, puede contestar muchas, y mientras más pregunten, más nos podemos enterar de lo que le preocupa y conoce.

Pregunta
Bueno Florencio, ¿qué hipótesis o que visión tienes tú de por qué este hombre pasó por el Parlamento Vasco? ¿A que pudo responder, a una estrategia o a otra serie de cuestiones menores? Porque, visto desde fuera, se le veía cómodo, pardillo, pero cómodo. Y yo recuerdo también una manifestación del 8 de marzo que él estaba con la gente de Batasuna para asistir a la manifestación, a mí casi me da un ataque, y se le veía rodeado de la corte de todos ellos. ¿Esto respondía a una estrategia política?

Florencio
Respondía a que era el ‘boss’. Un detalle: cuando lo traen expulsado de Francia en 1996, durante el tiempo que está en la cárcel en España tiene un régimen singular, tiene el mayor número de visitas de abogados de todos los presos de ETA; van a visitarle a él, de forma rotatoria, pero todos van a entrevistarse con él de forma regular. Los otros presos tienen al abogado que les toca, pero él no, a él iban a visitarle todos; se notaba que por la parte del entorno político tenía un trato diferente. En esas condiciones, tenía un estatus de superioridad sobre el resto de los presos, era el jefe. Eso hace que, como pasa el tiempo, no es juzgado, llegan las elecciones de 1998, está en situación de preso preventivo, y como es habitual en Batasuna, lo presentan en las listas electorales, presentaban siempre presos. Y sale elegido, primero en situación de preventivo y luego, en las elecciones de 2001, ya había quedado en libertad. Al final no se le juzga por ninguna causa. La primera creo que sale el cuarto, lo presentan en el puesto número cuatro, y en la segunda, ya va el segundo en las del 2001. Cuando queda en libertad, sigue teniendo un papel de ‘prima donna’. Se ve en pequeños detalles, en esas escuchas telefónicas que ordena Garzón… y que cuando van a hacer un homenaje a unos presos de ETA, los encargados del homenaje tienen que llamar para solicitar su visto bueno. Se ve en ese tipo de pequeños detalles quién tiene la última palabra. La última palabra la tenía él.
En el tiempo que estuvo en el Parlamento Vasco en la primera legislatura, como estaba en prisión, pues apenas tuvo presencia en al Cámara; en la segunda, a partir del 2001, yo creo que intencionadamente, lo colocan en comisiones y en áreas de poco contenido de política pura, de cuestiones de medioambiente, de deportes. Es decir, no lo colocan como primer espada político, deben pensar que no está lo suficientemente rodado como para sostener ese tipo de debates y está haciendo preguntas o interpretaciones o ese tipo de cosas sobre cuestiones relativamente marginales que tenían que ver con la ecología, y otras con el medioambiente, con deportes, con la lengua.

Pregunta
Quisiera hacer una pregunta, porque he venido precisamente para eso; si no, no hubiera venido. Realmente conozco aquí a varias personas, pero lo difícil es conocer a personas que están amparadas por una mano negra. Me gustaría saber si descubre en el libro la mano negra que hay detrás de Josu Ternera, como puede ser el ejemplo de Bin Laden; es curioso que a un señor que se le tiene a tiro cuando se sabe con quién se va a reunir, dónde se va a reunir, qué han comido, dónde han dormido, con quién se han acostado, y todas esas cosas, es curioso que no se le detenga. Pienso que Josu Ternera es simplemente un payaso del teatro donde estamos aquí incluídos. No me parece de buen criterio citar aquí ciertas anécdotas, pero yo tengo unas cuantas y me las voy a callar.
Resulta que ETA parece ser que no salió en un seminario. Puede ocurrir que fuera una organización que tuviera varias cabezas, que nacieron a la vez en determinados lugares distintos. En el año 69 yo estuve con Xabier […]; seguramente le conoce el señor Teo Uriarte, también buenos conocidos. Y a mí me sale de ojo que precisamente sea Josu Ternera la persona que vaya a “dialogar” con el Gobierno de Partido Socialista. Podía dialogar perfectamente el señor Arzallus que sabe perfectamente dónde encontrar a todos los miembros de ETA en cualquier lugar y en cualquier momento; de eso se ha vanagloriado en muchas ocasiones. Pero la pregunta clave es si sabe usted quién está detrás de Josu Ternera, porque es imposible que este señor esté andando por ahí delante de nuestras narices.

Florencio
Josu Ternera no está solo. Josu Ternera tiene una organización clandestina detrás que le proporciona una documentación falsa, que le proporciona alojamiento, que le busca infraestructura, que le proporciona dinero, en fin, tiene todo un aparato al servicio de su clandestinidad. La única vez que había posibilidad de ser detenido, y no fué nunca detenido, fue en los años 70 cuando estaba en Francia, y Francia hacía la vista gorda. Cuando la policía francesa sabía que si quería encontrar a Josu Ternera, le bastaba con irse al bar “La Croix de Sans” en Bayona; allí tenía sus citas con otros vínculos de ETA, con dirigentes o no dirigentes, o lo fotografiaban muchas veces, pero Francia no colaboraba con España. Ahí tuvo total impunidad, pero la situación cambió y el tuvo que dejar de vivir a la luz del día, con su mujer, con sus hijos, y pasar a la clandestinidad. Y no fue fácil detenerlo, se tardó un montón de tiempo. Y ahora, aquí quedó en libertad; el Estado de derecho es así; no se pudo aportar a tiempo pruebas suficientes de su inculpación en sumarios, y aprovechó la situación de libertad para escaparse.
En cuanto a lo de dialogar con el señor Arzallus, pues sí, dialogó, que yo sepa a lo mejor más veces, no se lo discutiría. En 1980 en el Bar del Club de Golf de Biarritz estuvieron el señor Arzallus, el señor Gorka Aguirre, por parte del PNV, y estuvieron Txomin Iturbe, Eugenio Etxebeste y Josu Ternera, por parte de ETA. Ha quedado un relato muy breve por parte de Antxon de cómo fue ese episodio, y un poco más largo por parte de Arzallus. Dice que no se pusieron de acuerdo. Antxon dice en ese relato que el que parecía de ETA era Arzallus y el que parecía del PNV era él.

Pregunta
Buenas tardes, Florencio. Tengo una pregunta que no sé si te va a poner en un compromiso, porque por tu libro demuestras que conoces bastante bien al personaje. Yo te sigo habitualmente, creo que eres un gran conocedor de la banda, pero es que te voy a preguntar por la otra parte. A mí el que me preocupa es Zapatero. Todos sabemos lo que ETA pide. Has hecho además un final espeluznante, porque dices: ¿dejará las armas?, ¿dejará de matar?, si piensa que va a conseguir lo mismo no matando…, sabemos lo que quieren, pero ¿qué está dispuesto a ofrecer? Sé que es una especulación, pero ¿qué está dispuesta a ofrecer la otra parte que se supone que son ‘los nuestros’?

Florencio
Yo es que a Zapatero lo conozco menos. Si nos tenemos que atener a los acuerdos formales, el acuerdo del 17 de mayo del 2005 del Congreso de los Diputados fija el marco en el que puede actuar el presidente del Gobierno, y ahí se dice que se le autoriza el diálogo con ETA para ver si tiene voluntad de abandonar las armas, ahí no hay margen para más. Si alguien quiere dar un paso en otra dirección tendrá que solicitar una nueva petición de autorización al Parlamento.
Lo que pasa es que después han ocurrido cosas que no estaban en el plan inicial. Por ejemplo, la decisión de entrevistarse con Batasuna formalmente, que no figuraba en los planes iniciales, que contradice muchas declaraciones que habían hecho dirigentes del Partido Socialista, miembros del Gobierno. Ésa parece una decisión sobrevenida como consecuencia de una crisis en la tregua durante una semana y media, 10 días de tensiones, de mensajes bajo cuerda, de decisiones inquietantes por parte de Batasuna y quizás también de ETA. Para conjurar esa crisis se decide abrir esa segunda vía de contactos, que dicen que va a ser solamente una reunión para mirarles a los ojos y decirles dónde está la ventanilla del Ministerio del Interior. Pero eso no figuraba en los planes iniciales.

Pregunta
Una preguntilla para el señor Domínguez. Ya nos ha explicado antes que al famoso Josu Ternera, en su etapa en el Parlamento, le dejaron que aprendiese un poco y que se foguease en comisiones de tipo complementario, etc. Pero yo quería saber cómo llegó a la Comisión de Derechos Humanos, porque me parece absolutamente sangrante.

Florencio
Eso fue en la primera de las elecciones, cuando fue elegido el 25 de octubre de 1998, en ese primer Parlamento. El primer Parlamento de la primera legislatura de Ibarretxe al hacer la asignación de cada miembro de cada grupo que destina a las diferentes comisiones, y lo decide libremente cada grupo, y Batasuna, entonces Euskal Herritarrok, decidió asignarlo a la Comisión de Derechos Humanos.
Bueno, que Batasuna haga eso es una provocación, igual que es una provocación poner presos en las listas, pero forma parte de su forma de actuar tradicional. Quizá lo más sangrante, no sea que Batasuna lo designe para eso, sino que el nacionalismo lo aplaudiera. Que Batasuna lo decidiera…, reglamentariamente no había nada que hacer porque cada grupo asigna a sus parlamentarios a la comisión que le parece. Es una provocación, ya lo sabemos, pero que el nacionalismo lo justificara demostró muy poca sensibilidad con las víctimas. De todas formas, dado que estaba en prisión, no pudo asistir a los trabajos de la Comisión de Derechos Humanos; fue el acto de la provocación de su designación, sin más.

Pregunta
¿Cómo se puede encajar en la mentalidad de ETA el tener convencido o aparentemente convencido, o llegar a convencer al Gobierno de que van en serio, de que la paz es un objetivo alcanzable y que estamos en un proceso de paz? Y que, por otra parte, tengamos las noticias vía Ekin, vía Zutabe, vía la entrevista que hicieron en el periódico y otras declaraciones que hay, de que no están en un proceso de paz, que están en un proceso de independencia, y que si no sale eso, pues otra vez a las mismas.

Florencio
Entre el mensaje que lanza ETA, tanto el mensaje del Zutabe del mes de abril como las declaraciones públicas posteriores, como ese documento de Ekin que menciona, que mantienen…, están utilizando el mismo mensaje, los mismos términos que utilizaba ETA en la tregua de 1998. Ya sabemos cómo terminó aquello. Entonces ETA sostenía: esto no es una tregua para solucionar el problema de ETA, no es una tregua para solucionar el problema de Batasuna, de la izquierda abertzale; es una tregua para cambiar el marco político, que tiene como exigencia la aceptación de lo que ellos llaman condiciones mínimas, que son la autodeterminación y la territorialidad. Ellos consideran que son cuestiones mínimas no negociables, que lo que hay que negociar es la forma en que se van a aplicar; es decir, si la consulta de autodeterminación se hará en 5 o en 10 años. Eso es lo que aceptan negociar, según sus documentos, los públicos y los privados. Y lo que reiteran alguna vez es que no es una tregua para poner fin al terrorismo, salvo que sea mediante la aceptación de sus exigencias políticas, en contradicción con el mensaje que se emite desde el Gobierno, es decir, el mensaje del Gobierno es que hay condiciones para que ETA abandone las armas.
Cuando se tienen que enfrentar a este tipo de mensajes, hay dos respuestas; una, decir que son de consumo interno; pero si fuesen de consumo interno, a mi juicio, sería todavía peor, porque si estás haciendo una pedagogía sobre tus bases, sobre tus seguidores, sobre tus simpatizantes, de que te mantienes en tus tesis tradicionales y que no te separas un milímetro de ellas, luego cómo les vas a decir: “bueno, ahora dejamos las armas y nos reintegramos”, sin haber conseguido todo eso por lo que hasta ahora estabas matando. Les va a pasar como le pasó a Ezquerra Republicana, que sus dirigentes estuvieron haciendo un discurso descalificador del Estatut que había salido en el Congreso de los Diputados, y sus bases se lo tomaron en serio y dijeron: “pues si ese estatuto es así, cómo nos vamos a abstener, votamos que no”. Cuando se hace una pedagogía, se empuja, se convence a las bases propias para que actúen en una determinada dirección, y luego es mucho más difícil reconducirlas. Por eso, cuando se dice que es para consumo interno, me parece que es mucho más grave que si dijeran que es una postura maximalista para negociar y luego la van a regatear. Hemos visto en el pasado que nunca ha sido así, que ETA no se ha enfrentado a las negociaciones para decir pido la luna para luego quedarme a mitad de camino.
Y la otra respuesta ante esta contradicción evidente por parte del Gobierno es la de ignorar un poco la contradicción. De la misma manera que cuando aparecen cartas de extorsión, después de decir que esta tregua era diferente a las anteriores y que no iba a haber ni violencia callejera, ni extorsión; luego aparecen cartas de extorsión. Entonces empezamos a discutir si el matasellos está borroso o no está borroso, y si las cartas son restos de serie o sencillamente las obviamos, decimos que no existen, como se ha dicho, y ya está. Yo creo que no hay una explicación clara por parte del Gobierno de esta contradicción. Al final siempre se recurre a un acto de fe en el presidente del Gobierno. Cuando la gente no ve clara la situación, dice: “bueno, pero Zapatero tendrá un as en la manga, porque si no, no haría lo que está haciendo”. Eso al final es un acto de fe.

Pregunta
A mí hay una cosa que me preocupa y es lo que se está atrabilizando a través de la televisión, de la prensa y demás: que es que por la paz tenemos que hacer todo, lo que sea; y eso me parece fomentar una postura muy débil para la negociación. Debería ser lo contrario, deberíamos decir nosotros: vamos a aguantar lo que sea y nos caigan chuzos o lo que nos caiga, vamos a seguir en las mismas; no que por la paz vamos a hacer lo que sea, porque es un bien supremo. Es un bien supremo hasta cierto punto.

Florencio
Estoy de acuerdo.

Editores, 30/6/2006