Presión a Bildu para que asuma el «suelo ético» pactado

EL MUNDO 31/08/13

El ‘lehendakari’ responde a la izquierda ‘abertzale’ que la prioridad es el desarme de ETA para avanzar con el plan de paz

Con el arranque del curso político en Euskadi, el Gobierno vasco quiere marcar camino. Si para la izquierda abertzale lo esencial será avanzar en el derecho a decidir y seguir la senda soberanista de Cataluña, el Ejecutivo de Iñigo Urkullu ha respondido fijando como «máxima prioridad» dos asuntos que se escapan de la agenda a corto plazo de EH Bildu: el «desarme y disolución» de ETA y la consecución de «nuevos compromisos» que tengan como base los mínimos democráticos consensuados en la pasada legislatura.
El mensaje, lanzado por el lehendakari en su discurso al término del tradicional primer Consejo de Gobierno en el Palacio Miramar de San Sebastián que da inicio al curso político vasco, contiene un claro aviso a la izquierda abertzale. El Ejecutivo vasco ha marcado como línea roja para alcanzar cualquier consenso en materia de pacificación el compromiso de asumir de partida el «suelo ético» pactado en la anterior legislatura por PNV, PSE y PP y que EH Bildu se niega a suscribir.
Frente a la pretensión abertzale de deshacer lo andado, Urkullu replicó que «no se parte de cero» y puso en valor que existe un «camino recorrido ya» que requiere de «nuevos compromisos». De este modo, defendió que compartir este «suelo ético» alcanzado en la pasada legislatura implica llevar a cabo «una revisión crítica del pasado» y asumir el «ejercicio de reconocer la injusticia de la vulneración de derechos humanos». Sólo así, aseguró que EH Bildu demostrará que «hay una apuesta real por un futuro diferente» al que defendía hace dos años antes del cese de la actividad armada de ETA.
Con su advertencia, el lehendakari busca presionar a EH Bildu para que se sume a estos mínimos democráticos consensuados en respuesta a la pretensión de la formación de coger las riendas de la agenda política en el Parlamento Vasco. La izquierda abertzale ya ha evidenciado en verano cuál va a ser su estrategia. Ha alimentado de forma permanente las expectativas sobre los posibles nuevos pasos a dar a ETA para crear el caldo de cultivo necesario que le permita asumir el protagonismo y marcar así a los gobiernos español y vasco.
Pero el Gobierno vasco busca poner entre la espada y la pared a los abertzales con el suelo ético pactado en la ponencia de paz que se creó en el Parlamento vasco en la pasada legislatura y más ahora que se encuentra herida de muerte ante la ausencia del PP y las crecientes dudas del PSE en torno a su eficacia. Los socialistas ven en la negativa de Bildu a asumir este punto de partida el principal escollo para el avance de una iniciativa que se creó con la ambiciosa pretensión de unir a las cuatro grandes familias políticas vascas en torno a unos mínimos democráticos para posibilitar la convivencia en Euskadi.
A las puertas de que reinicie sus trabajos, el rechazo de Bildu a aceptar este mínimo puede suponer la estocada definitiva a la ponencia de paz, una circunstancia que el Gobierno vasco aprovecharía para derivar toda la responsabilidad del fracaso de la misma en la izquierda abertzale. El escenario está estudiado: el lehendakari pretende poner todo el foco de atención en su plan de paz y convivencia.