Tonia Etxarri-El Correo

La llave en Navarra, de repente, ha cambiado de manos. La tenía la socialista María Chivite. Pero la puerta del Gobierno foral se le está resistiendo. Sobre todo después de que la dirección del PSOE se desmarcara de su intento de formar un gobierno autonómico contando con la abstención de EH Bildu. La presión sobre Pedro Sánchez para que en esta legislatura no siga dependiendo de las fuerzas secesionistas (catalanas y vascas) ha hecho mella en Ferraz. Que dio un cambiazo. Del aparente desentendimiento inicial de las negociaciones en Navarra limitándose a decir que no tenían intención de negociar con EH Bildu, a aclarar explícitamente que descartaban aceptar su apoyo media un abismo. Un giro de 180 grados en cuestión de horas. La dirigente socialista navarra no se apea, de momento. Quiere presentarse a la investidura y de eso habló ayer con Uxue Barkos. Pero no está claro cómo va a conseguirlo. Los resultados electorales son los que son. Navarra Suma ganó las elecciones obteniendo 20 escaños de los 50 del hemiciclo. Enfrente tiene a otros 30, cierto. Pero no se pueden medir con el mismo rasero. ¿Se puede presentar a los 30 como integrantes de un bloque de centro izquierda? ¿El PNV es de izquierdas? ¿EH Bildu es de centro? Y si la representante socialista quiere gobernar, necesitará la abstención de los socios de Otegi. Si acepta ese apoyo, el PSOE no podrá explicarlo en el resto de España. Ayer el PSN empezó sus rondas. Tenía concertadas otras citas en algunas localidades navarras con Navarra Suma que finalmente quedaron aplazadas para la próxima semana. Quizás sea debido a que no saben qué decirles. Ayer el representante de UPN agitó el tablero. Y, de momento, se quedó con la llave. Al ofrecer los dos escaños de Navarra Suma en el Congreso para abstenerse en la investidura de Sánchez a cambio de que el PSN facilite el Gobierno de centro derecha en Navarra. El escenario que ayer dibujó José Javier Esparza en realidad obedece a una estrategia de mayor calado que el de una propuesta de política de salón. Lo dijo con toda la solemnidad que requería el momento posterior a su entrevista con el Rey Felipe VI. Se trata de impedir que los independentistas condicionen el futuro de España. En Ciudadanos, que pueden decidir la gobernabilidad de varias comunidades y ayuntamientos, es una posibilidad sobre la que se está reflexionando desde hace días. La presión aumenta sobre el Partido Socialista.

El secretario general del PSE en Gipuzkoa, Eneko Andueza, le ha recordado estos días a Pedro Sánchez que él resultó elegido presidente del Gobierno gracias a los votos de EH Bildu. Es lo que se llama echar una mano al compañero. El ‘fuego amigo’ que llega a Ferraz en un momento delicado. Cabe esperar que alguien ya le habrá explicado al dirigente socialista vasco que no es lo mismo un apoyo puntual en una moción de censura o sólo en una sesión de investidura. Porque, en el caso del Congreso y de Navarra tal como están las mayorías ajustadas, el PSOE necesitaría a EH Bildu para todas las votaciones. Es decir, para legislar. Muchos se están adaptando a medida que avanza el plazo de las negociaciones. No sólo el PSOE. También el PP y Ciudadanos, que en las últimas campañas electorales le negaron al partido de Sánchez la definición de «constitucionalista» que ayer, de la mano de UPN, se la han restituido. Con la llave en el Congreso, el centro derecha podría recuperar el Gobierno de Navarra y salvar a Sánchez en su investidura. ¡Quién lo iba a decir!