Rajoy designa a Aguirre a cambio del control del PP de Madrid tras el 24-M

ABC 08/03/15

· La estrategia de Moncloa es doble: primero, el poder en la capital; después, el control de la estructura regional del partido

María Dolores de Cospedal llama a Ignacio González para decirle que no será candidato y que Cristina Cifuentes aspirará a sucederle en la Puerta del Sol. El receptor de la noticia está dolido. Es media tarde del viernes. El Comité Electoral Nacional está reunido. Alicia Sánchez Camacho lo preside. «Ven a Madrid que es muy importante», le habían advertido. Hay mucho debate. Y mucha tensión, describe un responsable de Génova. Y es que el envite no es menor: acabar con las opciones de un presidente autonómico en ejercicio con una solvente gestión económica en su haber aunque con las encuestas en su contra y la amenaza de un viejo asunto -la compra de un ático en Marbella-, que ha resucitado tres años después. Y lo más duro: dejarle caer en contra de su voluntad pública.

Desde mediodía hasta bien entrada la tarde, el Comité Regional no es convocado. Génova lo intenta pero Madrid se niega a firmar el acta de defunción política de su número dos. La número uno ya ha sido informada también por Cospedal de que ella sí será cartel electoral, circunstancia que rompe por primera vez el vínculo que le une a González desde que le colocó de vicepresidente en 2003. Con distinta suerte, Aguirre ha visto borrar estos meses de su álbum político la foto de sus dos colaboradores más estrechos. El otro es Francisco Granados.

El segundo del PP madrileño, Salvador Victoria, es el encargado de presidir un comité que, a diferencia del resto de regiones, nunca se reunirá. Seguramente se ha consumado el último acto de rebeldía «madrileño» antes de que la nacional tome el poder. Pero no es imprescindible la cita, los Estatutos del PP dejan en manos del órgano nacional la potestad de que delegue o no en el territorial. En este caso, Rajoy y Cospedal optan por no respetar los formalismos. Desde el lunes la secretaria general lleva las negociaciones con el presidente autonómico: primero para escucharle su defensa en torno a la compra del ático y los coletazos del espionaje a compañeros del PP, que provocan un ensordecedor ruido mediático; después, para que diseñe él su salida, renunciando sin que le echen. No lo consigue. Y el presidente del Gobierno, mientras viaja a la campaña andaluza, da su primer golpe en el PP de la capital, rompiendo así el control de la pareja política más poderosa de Madrid.

La estrategia de Moncloa es clara y, según apuntan en su entorno, «doblemente ganadora»: primero colocar a dos mujeres que abarcan todo el espectro ideológico del PP y, después, si se revalida la plaza más importante para Rajoy, hacerse por fin con los mandos de una estructura «que iba por libre, que funcionaba casi como un PP dentro del PP». «Es decir -interpretan en la dirección popular- la intención del presidente, que podría haberle insinuado ya a la candidata a alcaldesa, es empezar a mandar él en la regional donde, no obstante, ya no estaban las filas tan prietas como antes, sobre todo tras la acumulación de casos de corrupción ligados a dirigentes madrileños». El objetivo es recuperar el modelo que la propia Aguirre cambió cuando sustituyó a Pío García-Escudero y que siempre estuvo engrasado: un presidente del partido vinculado a la dirección nacional y ajeno a la persona que gobierne la Comunidad. Eso sí, un diputado madrileño matiza que «lo importante para Rajoy ahora no es la gestión orgánica, sino ganar. Sin la victoria, no habrá nada que controlar», recalca. MensajesM ene las redes LasL nuevas candidatasc recurrieronr a las redesr sociales para enviare su primer mensaje.m Cifuentes ( ene la imagen, ayer) fuef un paso más allá.a Al agradecimientoa sumós una promesa:p trabajo, honestidadh e ilusión

Rajoy no llamó ni ayer ni hoy a González. Sí lo hizo a las dos elegidas, con las que se comunicó desde el avión de camino a Guatemala para agradecerles su disposición a batallar en un territorio que las encuestas auguran difícil. Los sondeos de febrero, sin conocerse todavía que Cifuentes y Aguirre concurrirán, marcaban una caída de 34 puntos en la Comunidad, alejando la mayoría absoluta de la que ha disfrutado el partido desde 1995. Sin olvidar el auge de Ciudadanos, una formación que intenta pescar en los caladeros madrileños del PP. Quizá por ello, explica un miembro de la ejecutiva de Génova, «se ha elegido a la delegada del Gobierno para retener esos votos, con una impecable imagen en el sector moderado del partido». Sin embargo, otra fuente apunta a que la elección de Cifuentes no va solo dirigida a ese electorado, sino también al de «pata negra», como se considera a los seguidores de Aguirre, no en vano la que fuera vicepresidenta de la Asamblea con Gallardón y la presidenta madrileña, «milita desde 1979 en AP y tiene un conocimiento muy profundo del partido y grandes amigos en la planta primera de Génova». En los próximos días, la delegada tendrá que dejar su cargo pues la ley establece que mientras ostente este puesto «es inelegible» en unos comicios.