Refundación del comunismo

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 01/02/15

· ¿Cree el nuevo Gobierno griego en un alzamiento de las clases media y trabajadora europeas?

Quien crea que a los líderes de Syriza se les ha subido a la cabeza el triunfo está equivocado. Su desafío a Bruselas es producto de un plan muy pensado, muy riguroso, muy audaz. Y muy viejo. Se trata de volver al comunismo más ortodoxo. El que hizo decir a Lenin «los capitalistas nos venderán hasta la soga para ahorcarles», y a Mao, «Occidente es un tigre de papel». Autor de esta refundación es Yannis Varufakis, ministro de Finanzas griego y protagonista del desencuentro con el presidente del Eurogrupo, Jeroes Dijssenbloen, que no terminó a tortas, pero como si acabase.

Varufakis es un economista de reconocido prestigio, que se ha dejado de eurocomunismos, de aggiornamentos y otras tonterías para volver al marxismo-leninismo puro y duro. Según él, la crisis ha traído un empobrecimiento de las clases trabajadora y media parecido al que el capitalismo salvaje y la revolución industrial trajeron a artesanos y agricultores en el siglo XIX, lo que las llevará a sublevarse contra tal situación, para distribuir más justamente las rentas. Fue lo que dijo a Dijsselbloen: «No aceptamos los dictados de la troika y exigimos una conferencia internacional para rebajar la deuda y decidir un plan de relanzamiento de los países en dificultades». Repuesta de Dijsselbloen: «Esa conferencia ya existe, se llama Eurogrupo, dispuesto a ayudar a Grecia a condición de que cumpla sus compromisos», marchándose sin despedirse.

¿Cree el nuevo Gobierno griego en un alzamiento de las clases media y trabajadora europeas? Son los bastante inteligentes para saber que no todas ellas. Pero confían en que se les unan las españolas, italianas, portuguesas, francesas y los simpatizantes socialdemócratas alemanes y escandinavos. Sin embargo, los gobiernos de España, Portugal e Irlanda, países que han hecho enormes sacrificios para mantenerse a flote, e incluso han prestado dinero a Grecia, exigen que haga lo mismo. Tampoco los socialdemócratas pueden pedir a sus electores que sigan pagando los dispendios griegos. Pero estos confían, no en la ilusión de las masas europeas, sino en su frustración, en su indignación, en su envidia, los motores tradicionales del comunismo. Y, ya saben, los vicios suelen ser más fuertes que las virtudes.

Guardan, además, una carta en la manga: Rusia, con la que comparten la Iglesia ortodoxa y su situación estratégica en el Mediterráneo oriental, clave ante al expansionismo ruso y al islamismo militante. Recuerden que en Grecia se libró la primera batalla de la Guerra Fría, ganada gracias al apoyo prestado a los anticomunistas. ¿Volverá a ocurrir? Es lo que se decidirá en la partida de póquer que empieza entre unos griegos dispuestos a ir por a todas y una Europa que no acaba de encontrar su rumbo, su liderato, su papel en el mundo actual y vulnerable por tanto al chantaje.

Mientras, Podemos exhibe su músculo en Madrid. Quién sabe si Monedero, experto en monedas, puede solucionar los problemas económicos griegos.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 01/02/15