Rumbo de colisión

HERMANN TERTSCH, ABC – 31/01/15

Hermann Tertsch
Hermann Tertsch

· Peor solo podía haber sido con una toma de rehenes. Bromas aparte, es difícil imaginar un comienzo peor de unas negociaciones que las primeras tomas de contacto de las autoridades europeas con el nuevo gobierno griego ultraizquierdista de Syriza. Primero fue a Atenas como avanzadilla el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, siempre afable y conocido como generoso en empatía y comprensión hacia los griegos. Ayer fue el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, con todo el repertorio diplomático de frases conciliadoras y planas.

Lo que se han encontrado es un Gobierno griego que parece el ganador incontestable de una batalla y dispuesto a dictar condiciones a todos los demás, ajeno absolutamente a las realidades exteriores y también al hecho de que a sus bancos se les acaba ya rápidamente el dinero. El Gobierno griego anunció ayer solemnemente que no reconoce a la troika de sus acreedores y exige una conferencia internacional para una quita (otra) de la deuda griega. Así de claro, ni más ni menos. Nada se parece a una razonable aproximación por el nuevo Gobierno de un país que se salvó de la catástrofe gracias a la ayuda de sus socios europeos que inyectaron ingentes cantidades de dinero en una economía improductiva que no tenía acceso a los mercados de capital. Así se garantizó en los pasados años que Grecia pudiera pagar sueldos y servicios y no se produjera una catástrofe. Atenas se ha convertido en cinco días en un búnker impenetrable para razones exteriores y para la mera lógica, que trata a los socios europeos como enemigos y amenaza con alianzas con Rusia contra la UE.

Nada encontraron Schulz y Dijsselbloem que permita fortalecer a los optimistas en Bruselas y la capitales europeas que aseguraban que Syriza abandonaría sus posiciones maximalistas y demostrarían realismo después de ganar los comicios. Dijsselbloen, un socialdemócrata holandés, se lo advirtió a los medios, ya que el Gobierno de Atenas hace oídos sordos. «Nadie puede creer que se puede exigir dinero a los demás sin aceptar ninguna condición».

Ni ignorando, despreciando y violando las condiciones acordadas previamente. Lo que se han encontrado las autoridades europeas es un amplio despliegue de gestos hostiles con los que el Gobierno griego parece querer convencer a la UE y al FMI de que acepten una batería de decisiones unilaterales que violan compromisos griegos previos. Los primeros pasos en el gasto presupuestario ya los ha tomado unilateralmente este gobierno así como la paralización de privatizaciones y otras reformas incluidas en el proceso general de transformación de la economía griega. Y ayer al presidente del Eurogrupo se le hizo saber que el Gobierno griego no volverá a reunirse con la troika, el equipo de UE, BCE y FMI, responsable del seguimiento del rescate.

El nuevo ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, despreció a los representantes de los acreedores con los que «no tiene sentido» reunirse. Más preocupante si cabe era su explicación: «Quiero recordar que este Gobierno fue elegido con un programa que no admite el actual diseño de rescate ni tampoco que la deuda puede ser pagada». Con esto se confirman los peores temores de que el Gobierno griego se ha creído su propio cuento electoral de que si los griegos cambiaban el gobierno, cambiaban de golpe de país y se deshacían de golpe de sus problemas, véase compromisos de reforma, véase deuda. Tsipras ya dio indicios de este grave encadenamiento cuando declaró en la noche electoral que quedaba abolida la austeridad y con ella la pobreza y las privaciones. El drama griego acaba de comenzar. La colisión es cada vez más probable.

HERMANN TERTSCH, ABC – 31/01/15