El historiador José Antonio Vaca de Osma y el periodista Eulogio López acompañaron al autor del primer estudio sistemático, y a la vez lleno de humor, de la terminología nacionalista.
Antología de textos escogidos.
En el salón de actos de la Biblioteca Nacional, en Madrid, se presentó ayer un estudio a la vez serio y humorístico. Se trata del Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos (ver recensión), publicado por la editorial barcelonesa Áltera, cuyo director, Javier Ruiz Portella, ejerció de moderador de tres intervenciones breves, directas y sustanciosas. Entre el numeroso público asistente se encontraba Jaime Larrínaga, el célebre cura de Maruri, que hubo de abandonar su parroquia por las presiones nacionalistas y proetarras.
Las intervenciones
Abrió el turno de intervenciones Eulogio López, director del confidencial económico Hispanidad.com, quien calificó la obra como «un trabajo de chinos», aludiendo a las decenas de entradas de que consta el Bokabulario, casi todas vinculadas a alguna declaración concreta de líderes nacionalistas. «Es un libro con el que me he reído mucho, tremendamente simpático», afirmó López, quien luego reflexionó sobre la naturaleza del nacionalismo como contrario a la civilización occidental, en la medida en que ésta reposa sobre el individuo, no sobre la deificación de los entes colectivos.
El historiador y embajador de España José Antonio Vaca de Osma comenzó alabando la ironía que rezuma la obra: «No creo que en los batzokis sean capaces de entenderla», ironizó a su vez. Teniendo él recién publicada una historia de los reyes españoles medievales, no podían faltar en sus palabras una referencia a lo que calificó como «farsa» montada por todo el entramado de organizaciones nacionalistas en Fuenterrabía/Hondarribia, en homenaje a Sancho III como «rey de Euskal Herria». Vaca de Osma evocó todos los códices donde aparece siempre referido como «hispaniarum rex [rey de los hispanos]», habiendo sido el monarca del que nacen todos los posteriores reinos españoles.
El erudito diplomático resaltó cómo los nacionalistas han tenido que inventar todo, no sólo la ideología: la bandera, el himno, el mismo nombre de la supuesta patria (Euzkadi, denominación ideada por el fundador del PNV, Sabino Arana), la toponimia, la onomástica… «En el mejor diccionario euskera-español que existe, sólo el 20% de las voces corresponden al vascuence originario; el resto son meras derivaciones del castellano, del inglés, etc., porque se trataba de una lengua hermosa y maravillosa, sí, pero una pura reliquia histórica. Bastantes de estas invenciones», continuó Vaca de Osma, «lo mejor es tomarlas a broma, si bien no es ninguna broma, sino algo grave y triste».
Por último, Pedro Fernández. Es vizcaíno, y comenzó lamentando que varias de las personas presentes en la sala, siendo vascos, se sentían más a gusto en Madrid que en su tierra a causa del nacionalismo.
Pero «merced a la risa y al chiste, al tirano se le pierde el miedo». Así encabezó la justificación de su duro trabajo de recopilación de términos, y del contenido dado por los autores nacionalistas que acompañan a las diferentes entradas de este peculiar diccionario. «Junto al dato y al argumento [contra el nacionalismo] hace falta el humor», dijo, y los asistentes ya lo habían comprobado y disfrutado porque los presentadores anteriores habían leído varias definiciones del Bokabulario. «Llega un momento en que no basta sólo con decirles a quienes sostienen estas aberraciones Te equivocas, o Mientes; es tiempo de decirles también Eres patético», y a eso coadyuvará sin duda este entretenido texto.
Con todo, con irónica humildad, Fernández aseguró que, si algún mérito cabía al libro, «gran parte es fruto del ingenio de otras personas», aludiendo a las frases de Xabier Arzallus, Iñaki Anasagasti, Joseba Egibar, Juan José Ibarretxe y demás que pueblan sus páginas.
Turno de preguntas
Se abrió a continuación un turno de palabra para el público asistente y los medios de comunicación. A preguntas de Elsemanaldigital.com sobre la posible influencia electoral de los éxitos policiales contra ETA y la kale borroka y la hipotética y deseable desaparición del miedo, Pedro Fernández respondió: «Es difícil saberlo. Lo que espero es que los votantes vascos premien a quien consiguió esos éxitos, y a quien tuvo valor de ilegalizar al brazo político de ETA, a quienes destruían e incendiaban las calles. Confío en que acabe influyendo en el voto».
Respondiendo a otras interpelaciones, Fernández se manifestó pesimista ante el poder de los nacionalistas en la política nacional, sobre todo por su peso en la cultura y la educación. Explicó que no daba fiabilidad a los pactos del PNV, pues «subordina todo a su estrategia a largo plazo de conseguir la independencia de Euzkadi. Sin embargo, en Madrid se hace una política pensando en Madrid, y en el corto plazo. Y quien juega a corto plazo, acaba perdiendo».
Lo que sí es corto es el plazo necesario para disfrutar de esta enjundiosa y no muy extensa lectura, que enseña mucho y divierte más… ¡con la falta que hace!
EL SEMANAL DIGITAL, 3/6/2004
LA RAZÓN adelanta parte del libro de Pedro Fernández Barbadillo, que será presentado mañana en la Biblioteca Nacional
LA RAZÓN adelanta en exclusiva parte del libro de Pedro Fernández Barbadillo titulado «Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos» que se presentará mañana miércoles en el edificio de la Biblioteca Nacional. El libro contiene múltiples definiciones sobre términos relacionados con el País Vasco, empleando en muchas de ellas citas de diferentes autores, entre los cuales destacan numerosos colaboradores de este periódico.
Reproducimos un extracto del libro «Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos» (editorial Áltera) , de Pedro Fernández Barbadillo:
¿Algo habrá hecho!: Amable y compasiva frase con que se comentan en bares, lugares de trabajo, colegios, batzokis y sacristías los asesinatos etarras.
Basta ya: «Plataforma que hace antivasquismo con disfraz pacifista» (Robert Pastor, en «La liebre de trapo», Deia, 15-1-2002) y «el reverso de la moneda del radicalismo que hay en este país» (Javier Arzallus, «Deia», 11-11-2003). Sus miembros «quieren transformar su victimismo, real o supuesto, en honores, prebendas, dinero, y promoción profesional y académica a costa de terceros» (Francisco Letamendía, «Los dos registros de ETA y Basta Ya», «Deia», 17-11-2003) y «siembran cizaña en la conciencia de los vascos para destruir a Euskal Herria» (Pablo Beldarrain Solatxi, «Sembrar cizaña en las conciencias», «Deia», 19-V-2003).
Bombardeo de Guernica: «Antecedente primigenio del ataque a las Torres Gemelas» (Iñaki Anasagasti, «Por las dos partes», «Deia», 28-IX-2001). El número de muertos lo elevan los nacionalistas y los historiadores de izquierdas a casi 1.600, cuando osciló entre 100 y 120.
Culo: Parte del cuerpo humano en la que también se detecta la diferencia existente entre vascos y españoles. Los vascos están dispuestos a mostrar el suyo para demostrarlo, aunque no los españoles, lo que confirma la veracidad de la tesis de aquéllos. Cita: «Cuando Javier Arzallus, jesuita de entusiasta vocación, estudiaba teología en Oña, entabló una discusión con sus condiscípulos sobre el rabel de los vascos. «Nosotros, además de una sangre específica, el Rh negativo aseguraba el que luego sería ayatolá del independentismo decimonónico, tenemos un culo con unas características especiales que nos distingue del resto de los pobladores de la península Ibérica». La risa que provocó esta afirmación encontró respuesta rápida en Arzallus. «Vamos a utilizar dijo el padre Javier el argumento ad experimentum crucis, el argumento ad probandum». Y con decisión izó su sotana, arrió sus pantalones y mostró el antifonario a sus compañeros. «Esto, esto es un culo vasco», aseguró Arzallus. Y dirigiéndose a Gregorio Ruiz, jesuita palentino, añadió: «Y ahora vamos a ver un culo castellano para que comprobéis las diferencias». Gregorio Ruiz le atajó: «No hace falta, Javier. En efecto, somos distintos porque nosotros, los castellanos, no nos bajamos los pantalones» (Luis María Anson, «La teoría del culo, según Arzallus» LA RAZÓN, junio de 2000).
Egibar, Joseba: Uno de los vascos más valientes que han existido, ya que ETA no le da tanto miedo como a la mayoría de sus compatriotas. La frase que le ha permitido entrar en la Historia es «Temo más a España que a ETA».
Gasolina: Elemento indispensable para elaborar el combinado de más éxito de los fines de semana y las fiestas de los pueblos: el cóctel molotov.
Gallego: Ser estúpido cuyo atraso mental sólo le permite desempeñar trabajos serviles e ínfimos, como sereno, recadero, portero, mozo de cuerda, etcétera. Los epítetos más tradicionales que se aplican a este infrahombre son los de «oso gallego», «pedazo de alcornoque», «bestia de carga», «más bruto que un arado» (en «De fuera vendrá…», comedia en tres actos redactada por Sabino Arana). Asemejarse a un gallego es lo peor que le puede ocurrir a un vasco. Cita: «Los malos bizkainos… han degenerado hasta el punto de parecer gallegos» (Sabino Arana, en el artículo «Ellos y nosotros», en Bizkaitarra, n° 25, de 24-IV-1895).
Guggenheim: Señor de EEUU protagonista de la versión vasca de Bienvenido Míster Marshall. En esta ocasión, en vez de «haigas», el americano trae museos.
Hitler, Adolfo: Político alemán, máximo dirigente del III Reich. Muy admirado por parte del PNV en el periodo comprendido entre la entrada de las tropas alemanas en París y la derrota de Stalingrado. Para esos nacionalistas, el Führer se adornaba de «talento político», «sagacidad» y «alto espíritu de comprensión» del «problema vasco (que) está íntimamente ligado al problema racial alemán» (citas obtenidas de un informe del Euzkadi Buru Batzar recogido en «El Péndulo patriótico II», págs 111 y 112).
Hoguera: Medio para eliminar el conocimiento pernicioso para el Pueblo Vasco. Cita: «Se han publicado muchos libros sobre el tema vasco; con todos ellos podríamos hacer al menos yo encendería la mecha una hermosa hoguera digna de la Inquisición», (Carmen Torres Ripa, «Los españoles que dejaron de serlo», Deia, 27-11-2003).
Ibarretxe, Juan José: «Símbolo de la realidad nacional vasca» (Koldo San Sebastián, «Tras la verdad oculta», «Deia», 8-11-2003). «Nuestro Gandhi con boina» (Iñaki San Sebastián, «La otra mejilla», «Deia», 14-1-2003). Su bondad le equipara a Luiz Inacio Lula da Silva. Cita: «Creo que todavía hay dirigentes como el presidente Lula en Brasil o el lehendakari Ibarretxe en el País Vasco que tienen como objetivo de su acción política las personas con cara y ojos» (José Luis Bilbao, Diputado General de Vizcaya, «Es posible otro mundo», «Deia», 21-III-2003).
Maketania: Lugar de origen de los maketos. Se identifica con el resto de España, aunque la frontera ha cambiado. En tiempos de Sabino Arana Maketania incluía Cataluña, a la que el Fundador consideraba una región española más, como Galicia o Castilla. En el imaginario abertzale, Maketania se representa como un páramo o un desierto, un lugar sin agua ni árboles y cuyos habitantes, sucios, hambrientos y salvajes, deben emigrar a Euzkadi para obtener alimento y educación.
No nos entienden: «En los años de la Transición los nacionalistas vascos consiguieron hacer popular una frase que se utilizaba como un comodín en medio de un debate político que entonces era un caótico rifirrafe transferencial adobado con los asesinatos de ETA: Es que en Madrid no nos entienden a los vascos ». […] De algún modo triunfó aquella frase. Se impuso incluso en las tertulias radiofónicas de fuera del País Vasco. En toda España llegó a cuajar una suerte de miedo a ser acusado de no entender a los vascos y a no entenderlos realmente. Y, sin duda, donde más éxito tuvo esta frasecita recurrente fue en Madrid. No podía ser de otro modo» (Iñaki Ezkerra, «No nos entienden, versión catalana», LA RAZÓN, 2-11-2004).
No son vascos: Máximo insulto en el imaginario nacionalista. Está destinado a grupos como los votantes del PP, los inmigrantes del resto de España y los terroristas cuando matan a un afiliado al PNV o se exceden en la matanza. Para recibir este insulto es indiferente que la persona tenga o no apellidos vascos, ya que se le excluye de la comunidad por su conducta. Cita: «No son vascos, de ninguna manera, quienes cometen estas atrocidades, son simplemente alimañas, son simplemente asesinos. A ningún vasco de buen corazón, con dignidad, jamás se le ocurriría matar ni extorsionar a nadie» (declaración de Juan José Ibarretxe el 11 de marzo, «Deia», 12-III-2004).
Obisparra: Prelado no necesariamente vasco ni navarro que se siente más a gusto con las familias de los etarras que con las de las víctimas. Se aprovecha de su cargo para impulsar una paz sin vencedores ni vencidos. Sabe escribir pastorales sin citar ni a Dios, ni a Cristo, ni a la Virgen.
Parabellum: Píldora imprescindible para que se desarrolle en el cuerpo social el proceso de construcción nacional vasca.
Pegatina: Instrumento de propaganda política. Suele llevarse en el pecho, las mejillas y la frente. Su difusión entre los nacionalistas se debe a la comodidad. En una pegatina cabe todo el ideario político abertzale.
Rancio: Condición de antiguo o viejo. Aplíquese siempre al PP, a José María Aznar, al nacionalismo español, a los historiadores disidentes, a la boda del Príncipe de Asturias, a la unidad de España, a los desfiles, al Real Madrid, a «Operación Triunfo», al arzobispo castrense…
Reyes Magos: Visitantes extranjeros que hacen obras de caridad con los hijos de los vascos asimilados. En realidad, son un guardia civil, un militar y un espía del CESID.
Separatista: Calificativo que los medios de comunicación españoles reservan, exclusivamente, a los rebeldes chechenos, kosovares y cachemires. Úsese en su lugar, y sólo para el ámbito español, soberanista.
Tortilla: Prueba imprescindible para el ascenso social y profesional. Cuanto mejores sean las tortillas que entrega la madre (la ama) al batzoki local, más prosperará la carrera profesional del hijo en el partido y la Administración. Dígase siempre «tortilla de patatas», nunca «tortilla española»; la equivocación supone perder puntos.
Untal: Nombre de pila muy frecuente entre los varones españoles. Ejemplos: Untal Blázquez y Untal Montoro. En femenino se escribe Unatal.
LA RAZÓN, 1/6/2004