Un gesto impropio

Santiago González-El Mundo

La foto que publicaba el pasado jueves El País mostraba a Albert Rivera y a Melisa Rodríguez señalando con cuatro dedos el exiguo número de diputados alcanzado por el PP el 21-D. Melisa fue la diputada que aspira a «que los perros sean personas. No se puede tener un ser vivo como si de un objeto material se tratase. Creo en las personas por igual, sin etiquetas».

Los cuatro deditos son un gesto inadecuado para hacer burla de la desgracia electoral del adversario. Levantar la mano con el pulgar recogido y los otros cuatro dedos extendidos es un gesto que acostumbra a hacer Artur Mas para evocar la bandera cuatribarrada. Lástima que hasta Inés Arrimadas incurriera en sarcasmo tan impropio de su estilo: «Pobrecitos, han sacado cuatro escaños». Esto plantea la cuestión de quién es su adversario principal, si los golpistas catalanes o el partido que gobierna España: Ciudadanos no hizo burlas parecidas a la CUP, que sacó los mismos diputados que el PP.

Afeaba a los naranjitos el ministro Méndez que no les hubieran prestado un diputado para que el PP constituyera su propio grupo, momento en el que la diputada Melisa hizo el gesto de frotar sus dedos con el pulgar en plan de reprocharle su condición de «avida dollars», que dijo Breton de Salvador Dalí.

El reproche revelaba la insuficiencia epistemológica de la diputada canaria y, por extensión, de su partido. Es probable que los populares también quisieran grupo por el dinero, pero tal vez el partido con mayor representación en el territorio 3% debería considerar que un grupo constitucionalista más en el Parlament era de interés para él en el supuesto de que su primer objetivo fuese la derrota del golpismo. Finalmente, Esquerra y el PSC han prestado dos escaños para mejorar la representación del PP en la Diputación Permanente y en las comisiones. Se admiten cálculos sobre los motivos de ambos, pero el resultado es bueno para la vida parlamentaria.

No hay que buscar paliativos al batacazo electoral sufrido por el PP, que se ha quedado en cuatro míseros escaños. Pero en esto también tiene razón Méndez de Vigo: ¿Para qué les han servido a ellos 36? ¿Para qué meter tantas prisas a Rajoy para que convocara elecciones inmediatas?

Por otra parte, el partido naranja no puede sacar pecho en materia de representación parlamentaria fuera de Cataluña, donde tiene el 39% de sus diputados autonómicos. Cero escaños de 75 en el País Vasco, cero de 75 en Galicia, cero de 50 en Navarra, cero de 35 en Cantabria, cero de 33 en Castilla-La Mancha y cero de 60 en Canarias, por poner unos ejemplos. Los del PP, que a veces parecen de inteligencia manifiestamente mejorable, apoyaron a la cuarta fuerza en el Congreso de los Diputados para darle la Vicepresidencia Primera de la Cámara. ¿Se había ganado Cs en las urnas la Vicepresidencia de Prendes? Albert Rivera tiene más prisa en llegar a La Moncloa que en instalar a la bella Inés en la Casa de los Canónigos, paso que debería ser previo. No parece, además, que la distribución de su poder autonómico tenga una mínima homogeneidad para aspirar a gobernar España.

Dos veces tengo escrito que si yo estuviera censado en Cataluña habría votado a Arrimadas, que era en mi opinión la mejor candidata. Ya me habría arrepentido. Parece que sus objetivos o los que le impone su partido no son exactamente los míos.