Verificando

Hay quienes predican que ‘por la paz, unos estatutos pasados a limpio’ y no hay que exigir más a quienes han vivido de la complicidad con los violentos tantos años. Y quienes no se conforman con una declaración bien sonante porque ya no se fían de las palabras. Les sobran los motivos.

Pues no llegó. Todos los partidos democráticos celebraron, con mayor o menor intensidad, la detención de los guardianes de los 200 kilos de explosivos, acusados, además, de haber cometido algunos asesinatos cuya autoría permanece sin aclarar. Pero desde Batasuna-Sortu no llegó ninguna felicitación a las Fuerzas de Seguridad del Estado por la captura de los cuatro sospechosos. Lástima. Porque muchos ciudadanos, como reclamaba la concejal del PP Juana Bengoechea ayer en ETB, están esperando señales de que la nueva marca de la izquierda abertzale no forma parte de otra farsa.

Podrían haber aprovechado la oportunidad. Total, se trata de un arsenal que no forma parte del pasado, pertenece al presente, al de anteayer sin ir más lejos, y con muchas probabilidades de ser utilizado en el futuro, ese futuro de violencia al que se refería la nueva marca de Batasuna para tener a gala su rechazo del terrorismo, si se diera o diese. Podrían haber convencido también a la viuda del inspector asesinado en 2009, Eduardo Puelles, persuadida, como está, de que Sortu no se habrá alegrado de la localización de estos individuos.

Lo cierto es que los detenidos no presentan muchas garantías de querer vivir en tregua manteniendo esos 200 kilos de explosivos a buen recaudo. Los responsables de Interior están verificando las verdaderas intenciones de ETA. Y lo hacen con la ‘prueba del algodón’ de los informes de la policía, mucho más capacitada, por la cercanía de su información, que los llamados mediadores internacionales que, desde su desconocimiento manifiestamente probado, tienden a mezclar churras con jirafas de la sabana y merinas con cebras surafricanas.

Pero, entre los que distinguen perfectamente a los delincuentes caseros, se dan dos tendencias notoriamente opuestas. Quienes predican que ‘por la paz, unos estatutos pasados a limpio’ ya es suficiente y no hay que exigir más a quienes han vivido de la complicidad con los violentos durante tantos años. Y quienes no se conforman con una declaración bien sonante porque ya no se fían de las palabras de quienes, en anteriores ocasiones y para dar su apoyo de legislatura al anterior lehendakari, prometieron una apuesta por la política en ausencia de violencia y después de esa declaración cayeron cargos socialistas y populares en la diana de los fanáticos y ahora otros, que recogieron su testigo, se niegan a callar, a someterse, y a dejarse engañar.

Les sobra los motivos para no fiarse. Las palabras de Maite Pagazaurtundua, en este sentido, suenan atronadoras. Por la fuerza de su forma y la autoridad de su contenido. «ETA y Batasuna quieren blanquear su pasado con la legalización». La izquierda abertzale se hace la ofendida y los nacionalistas en general prefieren que Sortu vuelva por donde la Justicia echó a Batasuna. Está el ambiente tan confuso que el Parlamento vasco ha instado a EiTB a vetar la presencia de Batasuna en la programación del ente público vasco. El detonante de la propuesta, procedente de UPyD y suscrita por socialistas y populares, fue la entrevista a Rufi Etxeberria, que provocó no pocas tensiones entre quienes no entendían por qué, de repente, al portavoz de Batasuna se le daba un trato homologado a cualquier otra formación legal. Como ya estamos en tiempo preelectoral, los promotores de la iniciativa, que contaron con la oposición del PNV y EB, quieren evitar que a la izquierda abertzale se la equipare a las opciones democráticas. ¿Podrá el ente público hacer caso al Parlamento? Permanezcan atentos a la radio y a la pantalla.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 2/3/2011