Roberto Blanco Valdés, LA VOZ DE GALICIA, 29/8/12
Aunque legalmente la campaña para las próximas autonómicas no comenzará hasta las 0.00 horas del viernes 5 de octubre, nadie duda de que ya estamos plenamente metidos en harina. Y es que desde que el lunes anunció Feijoo la disolución del Parlamento de Galicia se ha abierto un primer período de la batalla por la presidencia de la Xunta, llamado coloquialmente precampaña y que solo de distingue de la campaña propiamente dicha en que los partidos tienen prohibida la utilización de algunos medios de propaganda electoral.
Todo ello significa que desde ya nos veremos de nuevo sometidos a un constante bombardeo de mensajes por parte de candidatos y partidos y a un fuego cruzado entre ellos destinado a fijar al electorado más fiel de cada uno y sobre todo a inclinar hacia su opción la voluntad de quienes se muestran indecisos.
En esa guerra propagandística la economía jugará, como resulta inevitable en plena crisis, un papel muy importante. Pero basta con haber oído los primeros mensajes de Feijoo, Vázquez y Jorquera para saber que el núcleo de la campaña se centrará en la cuestión esencial de la política de ajustes acometida por el PP, tanto en la Xunta como, después, a escala nacional.
Que ello sea lógico no quiere decir, sin embargo, que el debate que nos merecemos al respecto sea el que nos den al fin los candidatos. Pues hablar de política de ajustes (o, si lo prefieren, de recortes) exige que tanto unos como otros eviten ceder a la tentación de hacer pura y simple demagogia.
Por parte del PP la cosa está bien clara: Feijoo y los candidatos de su partido deberán explicarnos cómo y, con un razonable margen de error, cuándo su política de ajustes empezará a tener la traducción que quienes la aplican vienen predicando: el crecimiento económico que es necesario para que la creación de empleo se produzca y puede así romperse el círculo infernal de ajuste, recesión y desempleo en el que estamos hundidos actualmente.
En cuanto a la oposición, su obligación con el cuerpo electoral no es menos evidente: explicar cuál es la fórmula mágica que el PSdeG y el BNG dicen poseer para dar más servicios sin hacer recorte alguno contando con un presupuesto que lleva cayendo varios años y que no aumentará en ejercicios venideros. Es esa una cuadratura del círculo que incluso los que vemos con distancia la gestión económica del PP no acabamos de entender, máxime cuando la política económica española está hoy fuertemente sometida a exigencias marcadas por la UE y a un pacto de estabilidad que permite muy pocas alegrías con el gasto, dado el volumen de la deuda y la caída en picado de los ingresos tributarios.
Me temo que hablar de ajustes sin aclarar lo que acaba de apuntarse sería una forma como otra cualquiera de faltarle a los votantes al respeto que todos se merecen.
Roberto Blanco Valdés, LA VOZ DE GALICIA, 29/8/12