Los terroristas del mundo han triunfado. Al Qaeda, FARC, ETA, en fin, todos esos grupos que han perpetrado y siguen perpetrando actos terroristas, han triunfado en sus campañas para aterrorizar a pueblos y gobiernos. Una prueba de ello son las requisas a que somos sometidos todos los ciudadanos comunes en los aeropuertos.
Los terroristas del mundo han triunfado. Al Qaeda, FARC, ETA, en fin, todos esos grupos que han perpetrado y siguen perpetrando actos terroristas, han triunfado en sus campañas para aterrorizar a pueblos y gobiernos. Una prueba de ello son las requisas a que somos sometidos todos los ciudadanos comunes en los aeropuertos. Allí, como viles criminales, primero se nos obliga a desocupar los bolsillos, luego debemos semi-desvestirnos, hay que quitarse zapatos, chaqueta, sweater, cinturón, bufanda y sombrero, además de todo lo que el agente de inspección considere necesario. No en vano hay personas que están llegando a los aeropuertos en ropa interior, a manera de protesta. Luego viene la requisa: nos cachean, palpan, manosea y, ahora también, somos pasados por maquinas de rayos X, donde se nos ve en completa desnudes.
Luego viene la confiscación de toda clase de líquidos, cremas y cuanto objeto tenga cara de “amenaza nuclear”, como una pequeña lima, o un corta uñas. Vi votar la leche o formula de un tetero de bebé porque podría ser un líquido inflamable. A pesar de que la madre ofreció tomar un poco del líquido para probar que efectivamente era leche.
Se alega que este “despelote” es necesario como medida de seguridad contra terroristas. Se supone que con todas estas medidas vamos a estar más seguros. ¡Qué va! Si un terrorista quiere llevar a cabo un atentado, les aseguro que encuentra la manera de obviar todas las requisas.
Este desgastador proceso solo sirve para enervar a los pobres pasajeros, quienes, ya de por sí han sido abusado desde el comienzo de la planeación de su viaje. ¿Acaso no son un abuso todos los impuestos y sobreprecios que hay que pagar para volar, las 3 horas de anterioridad con hay que llegar al aeropuerto, las colas eternas para ser atendido en el mostrador, la limitación exagerada al peso de las maletas? Y luego en el avión, cuando uno piensa que ya ha pasado lo peor, se encuentra con asientos diminutos a donde uno tiene que embutirse como una morcilla y, aquellos que midan más de metro y medio de altura, tendrán que doblar sus rodillas, de tal manera, que ha habido casos de muerte por paro circulatorio.
El maltrato del pasajero en nombre de su seguridad es una falacia muy bien montada, es el complimiento de aquel adagio que dice “pagan justos por pecadores”. Es un triunfo para los terroristas, que han logrado hacernos perder derechos adquiridos, como es aquel a no ser requisados sin justa causa. Quizá, es tanto abuso lo que hace que algunas personas se conviertan en terroristas y resuelvan volar el avión.
María Clara Ospina, Diario del Huila (Colombia), 5/12/2010