El vicepresidente llama en una reunión con el PSE en Bilbao a «no relajarse» ante el terrorismo, pero ve próximo el final de la banda
Alfredo Pérez Rubalcaba dejó ayer en Euskadi un mensaje de esperanza después de «tantos años duros y largos» de terrorismo. «Estamos viendo el final de ETA», proclamó el ministro del Interior y candidato del PSOE a las próximas elecciones generales, en un encuentro celebrado en Bilbao con militantes y cargos del PSE-EE. El vicepresidente primero del Gobierno introdujo un significativo matiz en sus referencias a la izquierda abertzale, que acaba de consumar en Gipuzkoa la conquista de sus mayores cotas de poder tras el arreón electoral logrado bajo las siglas de Bildu. Aunque volvió a exigir el cumplimiento de «las reglas del juego democrático», Rubalcaba realizó un emplazamiento casi más de orden moral que legal a la coalición soberanista, «votada por mucha gente» el 22-M «pensando» en la búsqueda de la paz. «La credibilidad de Bildu disminuye cada día que pasa sin que pida la disolución de ETA y sin que la banda se disuelva», advirtió.
Ya a puerta cerrada, lo repitió a la militancia. Vino a explicar que el cese definitivo de la organización terrorista, aunque lo vea próximo, no implicará la desaparición de Batasuna como fuerza ideológica, siempre que se atenga a la democracia. Por un lado, porque el Constitucional ha avalado la legalización de la coalición de la izquierda abertzale, EA y Alternatiba. Y por otro, porque ésta, ahora que le toca gobernar, parece haber optado por la política en el dilema de ‘o votos o bombas’, acuñado por el propio ministro. Pero eso no quiere decir que Interior baje la guardia. Al contrario, avisó su titular. «Ahora no hay que equivocarse. Lo peor sería relajarnos en la política antiterrorista», declaró.
Estos fueron algunos de los ejes desgranados ayer por Rubalcaba en su primera visita al País Vasco como aspirante del PSOE en la pugna electoral que le espera con su homólogo del PP, Mariano Rajoy. El ministro compareció acompañado por el lehendakari, Patxi López, en lo que fue un gesto de la buena sintonía que mantienen ambos. El candidato lo definió como «un enamoramiento mutuo». Fue una forma de darle las gracias a López como líder del PSE por haber propulsado su candidatura a las generales sin necesidad de unas primarias que podrían haber desangrado al partido, tras el varapalo electoral del 22-M en el conjunto de España. El ministro no quiso mojarse sobre la conveniencia o no de un adelanto de las generales porque, insistió, esa es una decisión que «corresponde» al presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.
Rubalcaba aprovechó la visita a Euskadi para destacar la implicación del PNV «en la gobernabilidad de España», aunque aseguró que cualquier acuerdo en Madrid con la formación de Iñigo Urkullu es consultado antes con el lehendakari. El ministro no dudó en manifestar su respaldo a la propuesta del jefe del Gobierno vasco de pactar con jeltzales y populares para impedir un eventual «boicot» de Bildu a proyectos estratégicos para el País Vasco. «Siempre estoy de acuerdo con el lehendakari», señaló en otro guiño.
Sin Eguiguren ni Zabaleta
Con el que no parece estarlo tanto es con el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, quien emplazó al lehendakari a liderar un plan de pacificación en el último comité nacional de los socialistas vascos. Eguiguren trasladó además la necesidad de realizar gestos en política penitenciaria y de derogar la ‘doctrina Parot’. Desde «el respeto», Rubalcaba evitó ayer «protagonizar la rueda de prensa» con las posiciones de Eguiguren, que no acudió al encuentro con la militancia, celebrado a mediodía en el Teatro Campos. Tampoco participó en el conclave la consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, partidaria de que el Gobierno vasco «tienda puentes con Bildu».
Aunque no quiso monopolizar el debate con el panorama que se abre en Euskadi tras el ascenso de Bildu al frente de las instituciones, Rubalcaba dejó dos reflexiones de calado tanto en público como, más tarde, a puerta cerrada. En la rueda de prensa, instó a la coalición soberanista a «cumplir las leyes» y le advirtió de que «lo pagará muy caro» si las vulnera con decisiones como el veto impuesto a los escoltas en el Ayuntamiento de Andoain. En cualquier caso, expresó su confianza en que esa polémica «se arreglará».
Sin aspavientos, también se refirió a la petición del líder de EA Pello Urizar de reducir la presencia de la Policía, la Guardia Civil y el Ejército en el País Vasco. «Puede proponerlo, pero para hacerlo deben tener los votos» necesarios, explicó. Si no los tienen, anunció que la respuesta a esa solicitud es simplemente «no». Ya en privado ante los afiliados, dijo que el futuro de Bildu en labores de responsabilidad en la Diputación de Gipuzkoa y en numerosos ayuntamientos «dependerá de lo que haga». Si apuesta por medidas progresistas y deja de lado el abertzalismo radical, el vicepresidente primero no descartó poder llegar a acuerdos puntuales con la coalición, como ya ha defendido el PSE guipuzcoano.
EL CORREO, 27/6/11