Roberto Blanco Valdés, LA VOZ DE GALICIA, 28/12/11
E l principio de que una derrota electoral no la gestionan jamás los perdedores es una regla de oro del funcionamiento partidista en los sistemas democráticos. Por eso, que la pretensión de Rubalcaba de salir premiado, tras su descalabro como candidato, con la secretaría del PSOE hubiera generado una respuesta crítica en quienes consideran tal pretensión inadmisible habría sido no solo explicable, sino incluso elemental.
Elemental, claro, salvo que muchos de los que se presentan ahora como críticos sean tan responsables de la política que ha llevado a la desfeita como el propio Rubalcaba. Por eso, que tres de los principales valedores del documento Mucho PSOE por hacer sean la exministra de Defensa, el exministro de Justicia y el principal ideólogo del zapaterismo (José Andrés Torres Mora) constituye no solo un ejercicio de monumental de deslealtad, que dice muy poco de la ética personal de los fugados, sino también un acto de cara dura y de cinismo que es normal que haya puesto de uñas a quienes han viajado en el mismo tren que los que ahora se apean de él como si estuvieran limpios de polvo y paja en el desastre que el zapaterismo ha provocado.
Jamás se ha oído a Chacón o a Caamaño un comentario crítico con la política socialista, sino todo lo contrario, de forma que su obediencia ciega a todas las ocurrencias de quienes los hacían progresar acabaría por ser la llave de sus carreras fulgurantes. Es más: Chacón (como dirigente del PSC) y Caamaño (como asesor del disparate estatutario catalán) son directamente responsables de uno de los fiascos que, junto con la crisis, condujeron a hacer perder más votantes al PSOE: su descabellada política territorial. Que ellos y otros del estilo se presenten ahora como críticos sería risible si no supusiese una ofensa a la inteligencia y a la memoria de los ciudadanos españoles, empezando por los millones de exvotantes socialistas.
Es verdad: queda mucho PSOE por (re)hacer. Y queda, porque gentes como Chacón y Caamaño (desde la más acrítica sumisión) o Torres Mora (desde la formulación ideológica) se han aplicado con todo su afán a deshacerlo, aniquilando las señas de identidad de un partido entregado en manos de un grupo de oportunistas que vieron en él únicamente un instrumento para el logro de sus ambiciones personales.
Que hablen de rehacer el PSOE López Aguilar o Jordi Sevilla (expulsados del Gobierno por no coincidir con su política antiterrorista y territorial o su populismo económico) o que estén hartos cualquiera de los socialistas veteranos desplazados por la vacuidad zapaterista (de Solana a Almunia, pasando por Leguina) es una obligación para con su país y su partido. Pero que lo hagan Chacón, Caamaño o Torres Mora es una forma desvergonzada de intentar sobrevivir a su total ineptitud.
Roberto Blanco Valdés, LA VOZ DE GALICIA, 28/12/11