«Será responsabilidad del PNV si el PP gobierna en Álava»

«Ellos sabrán si están dispuestos a girar la política fiscal a la izquierda, pero no votaremos a Agirre a cambio de nada»

Mikel Arana (Ordizia, 1973) tiene en estos momentos dos frentes abiertos. Por una parte, encara el tramo final de las conversaciones con el PNV para la sesión de investidura del diputado general de Álava y, por otra, arrecia la crisis interna en su formación, con continuos ataques a su gestión desde que fuera nombrado coordinador general de EB, el 13 de marzo de 2009.

«Siempre hay resistencia del antiguo régimen ante procesos como la asamblea general de EB»
«Yo creo en una EB que forma parte desde el punto de vista orgánico de Izquierda Unida»
«Bildu verá ahora lo difícil y complicada que es la gestión diaria de las instituciones»

-¿Cómo se encuentran las negociaciones con el PNV, que necesita el apoyo de las dos junteras de EB en Álava en la votación de la sesión de investidura del diputado general este jueves?

– Ahora mismo estamos en una situación de impasse. Nosotros hemos trasladado al PNV una propuesta programática que se basa sobre todo en el ámbito de la fiscalidad y del empleo, y los jeltzales nos han hecho una contrapropuesta que entendemos no es, en absoluto, lo suficientemente clarificadora como para poder cerrar un acuerdo.

-Ha advertido al PNV de que está dispuesto a presentar a su propio candidato a diputado general.

-Sí, y no se trata de un órdago ni nada parecido, sino del curso natural de los acontecimientos.

-¿Se puede descartar que en Álava ocurra como en Extremadura y al final EB facilite que el PP gobierne la Diputación alavesa?

-A mí me gustaría pensar que sí es descartable. Pero la responsabilidad en este momento es sólo del PNV. Él sabrá si está dispuesto a girar la política fiscal y de empleo hacia la izquierda, o por el contrario quiere mantenerla en el punto en el que está, disminuir la presión fiscal para quien más dinero tiene. Lo que no vamos a hacer es votar al candidato del PNV, Xabier Agirre, a cambio de nada, sólo para que no salga elegido el aspirante del PP al cargo, Javier de Andrés.

-¿Está resuelto el problema que tenía usted con las dos junteras alavesas sobre las conversaciones con otros partidos?

-Bueno, no es que yo tuviera un problema con mis junteras. Lo que ocurre es que no compartía su actuación y la de parte de la dirección de EB en Álava sobre el hecho de intentar obtener un escaño más a través de un préstamo de otro partido y no fruto del resultado por el voto de los ciudadanos. Considero que ésta no es la mejor forma de hacer política. Ese es un frente que se cerró y las propuestas que se están lanzando ahora a los jeltzales son las de la Permanente de Álava y yo las comparto.

-Hay algunos políticos que tienen el principal adversario dentro de su partido, ¿es su caso?

-Sí, pero no como un elemento personal. Se trata de visiones muy diferentes sobre lo que debe ser la formación. Nosotros creemos en una Ezker Batua que forma parte también, desde el punto de vista orgánico, de Izquierda Unida, aunque con su autonomía política. Y hay otro sector que entiende que EB no tiene que tener esa relación con un ente federal, a partir de ahí se generan las diferencias. También hay divergencias sobre lo que debe ser la transparencia interna de la formación en lo que respecta al censo de la militancia.

-¿Por eso ha propuesto un proceso de refundación?

– Sí. Es para poder gestionar de la forma más transparente y democrática posible el partido, pero hay quien se niega a ello. Esto es lo que dificulta el poder tener un mensaje unívoco y una organización única para afrontar lo que en realidad nos debería estar preocupando, que es cómo dar salida a la crisis económica y no tanto los problemas internos. Tenemos previsto realizar a partir de septiembre una serie de reuniones con formaciones políticas y agentes sindicales y sociales de izquierda para que EB se reinvente y no podemos hacerlo solo. Necesitamos a mucha gente que ahora tiene muy poca confianza en los partidos y que cree que se puede hacer política de otra manera. Tenemos que abrir los partidos y las instituciones a los ciudadanos.

-Supongo que le dolería el manifiesto de militantes históricos de EB contra usted, que incluso plantearon que tal vez debería renunciar al cargo.

-Me dolió que dijeran que no he buscado el consenso dentro de la formación, cuando lo llevo haciendo desde hace dos años.

-También le han pedido que «acate» la resolución de la Comisión de Garantías que declara «nulas» la reafiliación obligatoria y la asamblea general prevista para el 12 de noviembre.

-Ante la apertura de procesos democráticos y participativos siempre suele haber resistencias del antiguo régimen. Yo voy a seguir preparando la asamblea porque es la fórmula más democrática, participativa y limpia de elegir una nueva dirección de EB y renovar una línea política. No se puede hablar de acuerdos y de consensos entre distintas sensibilidades sin saber bien cuáles son las mismas. En una asamblea general es una persona y un voto, y así se verá el poder y representación de cada uno.

-¿Confía entonces en que en la asamblea general de noviembre se clarifique todo?

-Sí. Así es como debe ser. El problema que tenemos es que para las elecciones municipales y forales del 22 de mayo no pusimos el reloj en cero, no paramos digamos las máquinas, y no dejamos que toda la militancia pudiera expresarse libremente sobre lo que entendía que era lo más apropiado.

Izquierda abertzale y ETA

-¿Qué le pareció la entrada en Bildu de sus excompañeros en EB y hoy miembros de Alternatiba?

-En un momento dado ellos entendieron que no estaban cómodos en EB y luego realizaron su propia reflexión que les condujo hasta el seno de una coalición como Bildu, que se autocalifica de abertzale y de izquierdas. Si ésa es su reflexión política y entienden que es el lugar donde mejor defienden sus propios postulados, yo, lógicamente, no tengo nada que decir.

-¿Cómo valora que Bildu gobierne la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento donostiarra?

-Al ser la opción más votada por los guipuzcoanos es lo razonable. Además, puede ser bueno que Bildu, y también la gente del ámbito de la izquierda abertzale, entiendan ahora lo difícil y complicada que es la gestión diaria de las instituciones.

-Su candidata a las Juntas Generales de Gipuzkoa, Arantza González, lamentó no haber revalidado el escaño cuando creía que EB tenía un proyecto necesario en el nuevo tiempo político.

-Sí. Nuestra presencia habría sido importante. Estamos asistiendo a unas Juntas monocolor, en las que no hay diálogo entre los diferentes sectores. Parece que el Parlamento guipuzcoano se ha dividido en dos, los abertzales españoles y los abertzales euskaldunes. Y no hay nadie que pueda hacer una labor de entendimiento o puente entre un frente y otro, sobre todo en el ámbito de la izquierda. Ese es el papel que podía haber jugado perfectamente Arantza. Lógicamente, estamos apenados, pero estoy convencido de que dentro de cuatro años volveremos a las Juntas. Espero que, mientras tanto, Gipuzkoa gire un poquito hacia la izquierda.

-¿Cree que el final de ETA está cada vez más cerca como afirman distintos sectores políticos?

-Yo espero que sí. Después de la irrupción de Bildu en las instituciones y de las propias declaraciones que estamos oyendo estos días de los líderes más significativos de la izquierda abertzale, diciendo que la vía de la violencia está totalmente muerta, espero que este proceso no tenga vuelta atrás. Parafraseando a Arnaldo Otegi, coincido en que la vuelta a la violencia sería un suicidio político para la izquierda abertzale, y entiendo que ésta no tiene ninguna voluntad de ello.

-¿Qué pasos debería dar la izquierda abertzale para acelerar la pacificación y la normalización?

-Yo a quien le pido pasos en estos momentos es a ETA, que debe disolverse de una vez por todas. Es la forma más limpia de finalizar un ciclo de violencia que en Euskadi no ha aportado más que sufrimiento. Creo que la izquierda abertzale también podría exigir esa disolución, pero ubico la responsabilidad más en ETA.

-Usted ha pedido la absolución de los juzgados estos días por el caso Bateragune, al considerar que se trata de un juicio político.

-Sí. Se comprende muy mal que estando Bildu con los resultados electorales que ha obtenido y gobernando instituciones, se pretenda encarcelar a los precursores de todo eso y a los que impulsaron un proceso que ha llevado a la izquierda abertzale a confluir en Bildu. Espero que todos los imputados sean absueltos y puedan desarrollar su actividad política como los demás.

-¿Cree que el acuerdo PSE-PP que sustenta el Gobierno de Patxi López se encuentra ya amortizado como señalan los nacionalistas?

-El acuerdo entre el PSE y el PP nunca tuvo demasiado lógica, ya que son dos formaciones que en el ámbito del Estado tienen nada o muy poco en común. El acuerdo programático que firmaron es frentista, ya que intenta distinguir entre vascos buenos y vascos malos. Además, desde el punto de vista de la gestión diaria este Ejecutivo ha avanzado muy poco en estos últimos dos años.

-¿Cree conveniente un adelanto de las elecciones autonómicas?

Esa es una decisión del lehendakari. Él sabrá cuánto tiempo quiere mantener la inactividad de su Gobierno y su incapacidad para poner sobre la mesa las medidas necesarias para salir de la crisis económica antes y mejor que los demás. En mi opinión, hay que esperar a ver qué pasa en las elecciones generales y a partir de ahí estudiar si es conveniente adelantar las autonómicas. Más positivo que unos comicios sería que el PSE fuera capaz de apartarse de ese seguimiento permanente que le hace el PP, que evita soluciones de izquierda ante la crisis, y buscar acuerdos con otras formaciones. Las elecciones no hacen más que tensar a la ciudadanía y provocar el gasto de un dinero público, que ahora poco tenemos.

-¿Confía en que para las generales EB haya resuelto sus problemas internos y frene el descenso de votos sufrido en mayo?

-Espero que para entonces tengamos una EB con un planteamiento unívoco y con un discurso único, y que se preocupe más por lo que necesita la ciudadanía y menos por las guerras fraticidas internas. Que se presente como una izquierda alternativa, transformadora y no independentista. Confío también en un buen resultado electoral.

DIARIO VASCO, 4/7/11