Edurne Uriarte, ABC, 25/3/12
Hermann Tertsch planteó en su artículo de ayer («El asesino inconveniente») esta pertinente pregunta. ¿Por qué nadie convoca una manifestación contra Al Qaeda o contra el fundamentalismo islámico tras los crímenes de Francia? ¿Por qué la movilización es inmediata cuando los crímenes son de otros signos ideológicos pero no cuando están inspirados por el fundamentalismo islámico?
La pregunta también fue pertinente durante muchos años frente a los crímenes etarras. La movilización en las calles contra tales crímenes tardó años en surgir.
Ahora como entonces, las hipótesis explicativas son varias:
¿Por miedo al fundamentalismo islámico?
¿Porque la izquierda no tiene clara su posición respecto a dicho fundamentalismo islámico?
De hecho, y de una forma que recuerda a la reacción progresista tras el 11-M en España, no sólo están ausentes en Francia las manifestaciones contra el fundamentalismo islámico, sino que los problemas planteados por la izquierda francesa son de un signo completamente diferente. Contra el Gobierno, claro está. En Francia como en España, el asesino ha sido rápidamente localizado, y, sin embargo, la izquierda francesa ha planteado todo tipo de críticas al Gobierno. Véase la portada de hoy de Liberation que las resume. Esa misma izquierda siempre tan crítica con lo que considera los «excesos» de las políticas de seguridad de la derecha, ahora critica al Gobierno por no haber aplicado precisamente esos «excesos», por ejemplo, deteniendo preventivamente al terrorista, aunque no mediara ninguna acusación contra él.
O, como entonces en España, la culpa principal, apunta la izquierda francesa, la tiene el Gobierno. ¿Y el fundamentalismo islámico y Al Qaeda? Asuntos secundarios…
Edurne Uriarte, ABC, 25/3/12