¿Qué insumisión necesitamos?

Javier Olaverri, 22/7/12

Es en las empresas del conocimiento y no en el hormigón y la burocracia donde está el futuro

Oír decir a nuestras instituciones que van a ser insumisas frente a las medidas de Rajoy tiene su cosa. ¿Va en serio o es puro electoralismo, pensando en las nuevas elecciones? ¿La insumisión es para seguir gestionando como hasta ahora o para lanzar un plan diferente de salida a la crisis?

En materia fiscal siempre hemos sido insumisos porque las normas fiscales vascas son diferentes de las españolas. Pero en el pasado se ha utilizado muchas veces esa insumisión fiscal en beneficio de las clases ricas, no de la justicia distributiva. ¿O es que no es cierto que en materia de impuesto de sociedades aquí se beneficia más a las empresas que en el resto del estado? ¿O que la reforma del IRPF de Rajoy gravaba mucho más a los ricos, que la que aprobaron nuestros PNV, Bildu y PSE-EE? ¿A dónde fueron a parar los millones extra recaudados gracias a la subida del IVA del gobierno Zapatero? A alimentar la vorágine de gasto en personal público vasco, el cual no ha dejado de crecer en estos cuatro años de crisis y ha vuelto a crecer en el primer trimestre del 2012. ¡Pues vaya insumisión!

La insumisión que necesitamos es aquella que traiga unas normas fiscales que recauden allí donde hay más dinero y que busquen ampliar la base fiscal. Por ejemplo, en estos momentos hay inspectores del Estado de Renania del Norte que están en Suiza comprando bases de datos fiscales con listados de evasores alemanes. ¿Por qué nuestras instituciones no adoptan una postura similar? ¿Es que acaso tienen miedo a atacar a los paraísos fiscales?

En cuanto al nuevo IVA, ¿por qué no destinar ese exceso de recaudación a crear un fondo de lanzamiento de actividades productivas en empresas con contenido tecnológico avanzado, que nos permita regenerar nuestro tejido empresarial?

Me parece correcta la posición de defender nuestro derecho a reorganizar el gasto en Osakidetza o en dependencia porque tenemos la competencia y no aceptamos que el gobierno central use la crisis para mermar nuestro gobierno. Desde luego yo prefiero ahorrar en Osakidetza por medio de medidas de gestión interna y lucha contra el absentismo que por la implantación del copago.

Pero no me parece correcta la tendencia vasca a declararse insumisa en materia de salarios de los funcionarios, algo que ya desde las medidas de congelación de los años 90 se sabe que es competencia estatal. La realidad es que en este tema nuestros políticos han sido casi siempre insumisos y han preferido elevar ilegalmente los salarios de los funcionarios, desoyendo las sentencias o dejándolas sin ejecutar, en busca del voto de un colectivo tan numeroso. Basta mirar las escalas salariales públicas y compararlas con los convenios colectivos vascos, para comprobar que el empleado público vasco está muy bien pagado, mucho mejor que el empleado privado y también mucho mejor que el funcionario español equivalente. Por eso los funcionarios del INEM y de Justicia recientemente transferidos han pasado a cobrar un 35% más.

Ni me parece adecuada nuestra tendencia a alardear del bajo déficit público vasco en comparación con el estatal, porque en gran medida tal afirmación se basa en un malentendido sobre el funcionamiento del Concierto Económico. La realidad es que necesitamos endeudarnos masivamente para poder seguir funcionando con el actual ritmo de gasto, solo que ese endeudamiento masivo se hace “a la sombra” del Concierto Económico y no figura en nuestros balances, sino en los del Estado.

Pagamos muy poco cupo al Estado, en torno a los 500 millones de euros anuales, porque el sistema de concierto nos computa como pago indirecto al estado la cantidad equivalente al 6,24% del endeudamiento que haga la administración central (unos 5.600 millones en el año 2011). Esa deuda masiva vasca que emite el estado en nuestro nombre nos hace parecer más ricos, porque sirve para que nosotros no tengamos que dedicar nuestros impuestos al pago del cupo y porque esa deuda no figura en nuestro balance. Pero es una operación de ingeniera contable, ya que esa deuda tendrá que ser pagada por los cupos de años futuros, cuando el gasto en deuda del Estado sea mayor que su endeudamiento. Es como si en una pareja casada en gananciales, un cónyuge alardeara de no tener deudas, mientras oculta que es su marido el que se endeuda en nombre de los dos y que serán los dos quienes tendrán que pagar conjuntamente la deuda.

Nuestro modelo de lucha contra el déficit debería combinarse con un relanzamiento de las actividades productivas con futuro y eso nos exigiría ahorrar muchísimo más de lo que propone Rajoy, abandonando proyectos de grandes infraestructuras que carecen de rentabilidad, como el Puerto de Pasajes o la Y vasca, (que por falta de conexiones con el exterior se va a convertir en un tren de cercanías muy rápido pero irrentable). Hollande ha parado la línea del TGV que iba a unir Lyon con Turín por falta de rentabilidad y la ministra de Fomento reconoce que hay muchísimas estaciones de AVE en España por las que no pasan más que dos trenes a la hora, cuando deberían pasar 12. Es en las empresas basadas en el conocimiento y no en el hormigón y en la burocracia donde está nuestro futuro. Esa es la insumisión que necesitamos.

Javier Olaverri, 22/7/12