EL CORREO 26/01/14
· Su reciente polémica con el PP vasco colma la paciencia de un tercio del colectivo, que se da de baja mientras el resto de la afiliación la reelige como presidenta.
El futuro del Colectivo de Víctimas del Terrorismo en Euskadi (Covite) se presenta cuando menos incierto. La asociación sufrió ayer una importante estocada a raíz de que nada menos que 200 socios anunciaran su intención de darse de baja ante el rumbo que ha tomado la cúpula del colectivo, cuya presidencia ostenta Consuelo Ordóñez.
Las aguas bajaban ya revueltas. Y el último enfrentamiento público que la hermana de Gregorio Ordóñez protagonizó el pasado jueves con el PP vasco no fue más que la gota que ha colmado el vaso. Con motivo del decimonoveno aniversario del asesinato del exdirigente popular, y en el cementerio de Polloe, en el que descansan sus restos, la máxima representante de Covite arremetió con dureza contra la formación que lidera Arantza Quiroga, que organizó un acto político por todas las víctimas en coincidencia con el aniversario. La líder del PP de Euskadi no dudó en reivindicar el papel desempeñado por su formación frente al terrorismo y en defensa de los damnificados. «Nadie puede darnos lecciones. Nadie puede venir a reprocharnos nada», replicó. Ambas partes darían un día después, y en lo que supuso un sorprendente giro de 180 grados, por «zanjada» la polémica y mostraron su voluntad de «encuentro».
En ese ambiente, Covite celebró ayer en San Sebastián una nueva asamblea general para elegir –o más bien reelegir– a su ejecutiva. Tan solo hubo una candidatura, la que lidera Consuelo Ordóñez, con Maite Pagazaurtundua como ‘número dos’. El año pasado se presentó una lista alternativa, encabezada por Jorge Mota, hermano del funcionario de prisiones Ángel Mota, asesinado por ETA en 1990. La votación dio entonces por vencedora a Ordóñez, si bien sus rivales impugnaron judicialmente el resultado por considerar que se había producido un «pucherazo». Denunciaron que la candidatura de Consuelo Ordóñez incorporó nuevas altas a la asociación para «decantar la balanza a su favor» que no cumplían los requisitos fijados en los estatutos de Covite.
El contencioso ha durado hasta que los afiliados reunidos en torno a Mota han optado por desistir y «romper toda relación» con la agrupación. El paso dado en esta ocasión ha sido «más limpio y más elegante», según describió el propio Mota. Parte de los socios críticos con la dirección de Ordóñez –unos cuarenta– acudieron ayer a la asamblea y, tras impugnar el ‘quórum’, entregaron un escrito al notario que tomaba acta de la reunión en el que anunciaban la intención de «un porcentaje importante» de víctimas de dejar Covite ante las «discrepancias» con la dirección. A continuación, abandonaron la sesión. «No queríamos dar más espectáculos como los que se han venido dando ni contribuir a un clima de enfrentamiento», explica Mota.
La cifra de asociados podría ascender a 200 –Covite tiene en la actualidad 670 miembros–, la mayoría fundadores o que pertenecieron al colectivo desde sus inicios. «Hablamos de víctimas del País Vasco, que viven en el País Vasco y que en los años más duros han trabajado por y para Covite», apunta Mota. Entre las bajas figurarían nombres como los de Pilar Elías, Carmen Ibarlucea, Gerardo Arin, Albino Machado, José Antonio Díez, Inma Iruretagoyena, Jesús Aguirre, María Jesús Olaciregui y Begoña Elorza. Esta última, madre de Jorge Díez, que fuera escolta de Fernando Buesa. Todos ellos son integrantes de la plancha que hace un año disputó el liderazgo a la hermana de Gregorio Ordóñez.
Posible nueva agrupación
El objetivo del, hasta ahora, sector crítico es tramitar las bajas a partir de mañana y dar cuenta de las mismas a la Dirección de Víctimas del Gobierno central. Cabe señalar que la subvención pública que reciben los colectivos de ayuda a los damnificados varía, entre otras cuestiones, por el número de socios a los que dan cobertura. Por último, deberán decir qué camino seguirán las víctimas que abandonen Covite. «Bajo ningún concepto se quedarán sin apoyo», remarca Jorge Mota. No se descarta que el grupo escindido cree una nueva asociación, como tampoco que pasen a engrosar las filas de otros colectivos. Según aseguran, ofertas tienen sobre la mesa.
El desenlace de ayer fue como la crónica de un desencuentro anunciado. Y es que llueve sobre mojado. Las desavenencias con la ejecutiva que lidera Consuelo Ordóñez han ido ‘in crescendo’ a medida que ha pasado el tiempo. Sobre todo, sostienen, a raíz de los «reiterados espectáculos que ha dado» la hermana de Gregorio Ordóñez y que, subrayan, «no representa» el sentir de buena parte de los socios de Covite. La última bronca con el PP vasco, que consideran «bochornosa», ha agotado su paciencia. «No queremos que se relacionen nuestros nombres o se nos achaque a nosotros por estar en la asociación las cosas que está haciendo Consuelo», añade Mota.
El grupo crítico tiene claro que la asociación nació con la vocación de ayudar a las víctimas del terrorismo de Euskadi y «no para hacer política». Así, critican que, siendo presidenta de Covite, Ordóñez pidiera el voto para UPyD. O que miembros de la ejecutiva, como Rubén Múgica y Maite Pagazaurtundua, también se hayan situado en público del lado de la formación magenta. «Si te significas por unas siglas, ¿cómo vas a criticarles cuando hacen algo mal?», se preguntan. «Quien quiera hacer política –apostillan–, que se meta en un partido».
EL CORREO 26/01/14