JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 31/12/14
· Basta con mirar a Grecia para saber qué nos espera. Lo que no me impide desearles un Feliz Año Nuevo.
Son ya varios los artículos dedicados al paralelismo entre esos dos años con un siglo de diferencia. Con buenas razones. En 1914 acababa una época, la Restauración, que había traído a España estabilidad –con los partidos liberal y conservador alternándose en el poder– sin progreso, pues perdía terreno respecto a las grandes naciones europeas, mientras sus problemas internos no hacían más que agravarse.
El regeneracionismo de Joaquín Costa no había regenerado nada y la Generación del 98 sólo había traído hermosas páginas sobre nuestra decadencia. Ante aquel panorama de ruinas, Ortega y Gasset hizo sonar el clarín de una nueva política frente a la vieja. El instrumento no era otro partido, sino la Liga de la Educación Política Española, asociación de cuantos creyeran que España tenía aún futuro, siempre que cambiara de rumbo, de líderes y de hábitos.
No se trataba de otra revuelta, bastantes había tenido en el siglo XIX, sino de una auténtica revolución, es decir, del cambio de los usos españoles, no sólo de los abusos, para evitar volver a lo de siempre con otros dirigentes. La Liga estaría formada por cuantos ciudadanos compartían ese afán de renovación, con una única ideología, «un liberalismo impregnado de sentido social» y un solo sentimiento, «un nacionalismo alejado de todo ánimo exclusivista». Logró seguidores en muchas capitales de provincia, sobre todo entre el profesorado, al que Ortega pertenecía, aunque también entre los profesionales liberales. Y ni que decir tiene que fue mirada con enorme recelo, cuando no animosidad, por los partidos tradicionales. ¿No encuentran ustedes semejanzas con Podemos?
Sin duda las hay, comenzando por el «fin de la Transición» del que tanto se habla. Podemos es también una nueva fuerza política liderada por profesores universitarios. Y el desánimo del país es el mismo. Pero las diferencias son aún mayores. Empezando porque la Liga estaba imbuida de un espíritu liberal, que Podemos rechaza. Luego, mientras Ortega buscaba la solución de los problemas de España en Europa, Iglesias y sus compañeros sienten alergia a la Europa que se está creando y les atrae más el populismo hispanoamericano tipo Chávez, del que han sido consejeros. Por último, y más importante, la Liga creía en España y buscaba su vertebración dentro de su variedad, mientras Podemos no acaba de decirnos cuál es su idea de España, pues eso de «país de países» no dice nada, o dice mucho, que es todavía peor.
Pero que estamos, como hace cien años, en una encrucijada, no cabe la menor duda. Y de volver a equivocarnos como entonces –que ya sabemos cómo acabó– difícilmente se presentará otra oportunidad de salvar nuestra nación y a nosotros mismos. Basta con mirar a Grecia para saber qué nos espera. Lo que no me impide desearles un Feliz Año Nuevo.
JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 31/12/14