Cartas al Director, DIARIO VASCO, 9/6/11
Tras la jornada electoral del 22-M, aún nos cuesta a muchos reponernos del asombro que nos produjo la arrolladora irrupción de Bildu. ¿Qué explicación tiene esta eclosión espectacular en la que con seguridad han participado miles de personas bienintencionadas para las que el terrorismo es una aberración? Porque, por encima de las razones subyacentes que podamos suponer, no acaba de comprenderse que se hayan soslayado con tanta facilidad las consideraciones éticas. Algo tan sencillo como que, apelando a un presente provisionalmente en paz, los promotores de Bildu siguen viendo la acción pasada de ETA como un episodio que no merece ningún tipo de reprobación retrospectiva. Bildu nunca ha dicho no a ETA, cosa que sí hizo Aralar en 2001. El naufragio de este partido es un reflejo del particular ethos vasco: el imaginario colectivo ha preferido a los ‘auténticos’ (Bildu) frente a los ‘advenedizos’ (Aralar), sin importar la trayectoria precedente y reciente de ambos, toda vez que el nuevo escenario impone un borrón y cuenta nueva proclive a la amnesia. El olvido se impone así de manera inconsciente, dejando paso a un entusiasmo que prescinde de la memoria tomando en consideración exclusivamente los datos del presente. Ha debido de ser muy buena la técnica de sugestión de Bildu para amasar semejante caudal de nuevos votantes dispuestos a obviar la trayectoria pretérita de una opción política en la que la presencia de EA y Alternatiba era meramente cosmética. Sobre todo porque ese pasado olvidado es muy reciente. Está bien que la izquierda abertzale se incorpore a la vida política civilizada pero conviene ser cautelosos: los discursos, incluso las maneras, se cambian fácilmente, de un día para otro. Las formas de ser, mutan más despacio. Y uno no es lo que es simplemente porque lo diga; además, tiene que poder demostrarlo, lo que requiere un tiempo. Pienso que este voto de confianza colectivo ha sido excesivamente impulsivo y ha obviado los plazos de una reconversión moral pendiente y necesaria.
Cartas al Director, DIARIO VASCO, 9/6/11