DIARIO VASCO, 17/7/11
Exigen la dimisión del coordinador general por llevar el partido hacia la «ruptura» y defender un proceso de reafiliación «estalinista»
Golpe de mano. La guerra fratricida en la que está envuelta Ezker Batua subió ayer de tono, hasta el punto de que la lucha por el control del partido ha relegado a un segundo plano el escándalo por las negociaciones en la Diputación de Álava. Una veintena de afiliados de base de EB se dieron cita en la sede de la coalición en Bilbao para presentar un manifiesto suscrito por más de 300 militantes -entre ellos, 24 coordinadores locales- en el que solicitan la dimisión de su actual líder, Mikel Arana.
Entre las acusaciones que vertieron contra el coordinador general destacan la de «convocar órganos del partido de forma irregular», «romper la caja única», «iniciar un proceso de reafiliación estalinista» y «expulsar públicamente de la organización, arrogándose el derecho al igual que lo haría cualquier dictador, a las personas por él juzgadas y sentenciadas», en alusión a la polémica alavesa.
Pero la lista de argumentos es aún más larga. Las diferencias «irreconciliables» entre los dos sectores de Ezker Batua, los seguidores de Arana y los de Javier Madrazo, que se retrotraen nada menos que dos años, han dejado al partido ante el abismo de una nueva escisión. El pasado junio, históricos militantes de la organización, encabezados por José Navas -que ayer no estuvo presente-, dieron un ultimátum en toda regla al líder de EB, al amenazar con pedir su dimisión si continuaba en la senda de la «ruptura». La apuesta firme de Arana por iniciar un proceso de reafiliación, con el que no comulgan los ‘madracistas’, y la apertura de una investigación para esclarecer el escándalo alavés, generado por la petición de dinero y puestos de trabajo al PNV a cambio del apoyo a la candidatura de Xabier Agirre, han destapado la caja de los truenos.
Los afiliados que se citaron ayer en Bilbao cargaron, como nunca antes lo habían hecho públicamente, contra el coordinador general, al que acusaron de «representar sólo a una minoría de la militancia» y, a pesar de ello, «seguir amarrado al sillón del poder», censuró Carlos Torner, miembro de la asamblea de Bilbao, que ejerció como portavoz. Si algo han echado en falta es que Arana «asumiera sus responsabilidades después del descalabro electoral que sufrió EB en las últimas elecciones», tal y como hiciera su antecesor, Javier Madrazo, tras el varapalo de las autonómicas.
Las críticas que estas bases dejan caer sobre el coordinador general de la formación son palabras mayores. No sólo le reprochan que «se salte los estatutos» y que pretenda «entregar el partido a los dirigentes del Partido Comunista en Madrid», sino también que «convoque a los órganos de EB de forma irregular», en «un piso privado» y «sin tener en cuenta las sentencias judiciales». Le acusan de no invitar a los nueve miembros del consejo, menos afines a sus tesis, que fueron sustituidos, pero cuya readmisión avaló la Justicia.
«Ha roto la caja única»
En el escrito van más allá. Censuran a Arana porque, pese a ostentar el cargo de coordinador general, «hace año y medio que no ha pasado por su despacho en la sede de EB». Y, lo que consideran extremadamente grave, denuncian que haya «roto la caja única, quedándose con los ingresos propios de Ezker Batua provenientes del Parlamento vasco».
El escándalo de Álava merece un capítulo a parte. Los afiliados reunidos ayer, si bien declinaron hacer valoración alguna sobre la negociación, restaron legitimidad a la decisión de Arana de asumir «en primera persona» la investigación -ha convocado mañana a la Presidencia para emitir un veredicto- y defendieron la validez del Consejo Político que se reunirá el martes, a petición del sector ‘madracista’, para abordar esta cuestión. El líder de EB ya ha anunciado que no acudirá al mismo. «No se puede acusar públicamente a las personas de la organización, juzgarlas y condenarlas sin antes contrastar con ellas la veracidad de los hechos», reprocharon los militantes. Está previsto que el Consejo estudie el manifiesto en el que se solicita su dimisión.
DIARIO VASCO, 17/7/11