500 días sin asesinatos de ETA

EL PAÍS, 31/7/2011

Ocho destacadas personalidades de diferentes ámbitos analizan en qué ha cambiado Euskadi desde que la banda matase por última vez en marzo de 2010.

Hace 500 días, ETA mató por última vez. El 16 de marzo del pasado año, los terroristas asesinaron en Francia a un gendarme en el transcurso de un tiroteo. 500 días después, la banda mantiene un alto el fuego «permanente, general y verificable», el respaldo de la sociedad vasca al terrorismo se halla bajo mínimos, la izquierda abertzale ha concurrido a las elecciones municipales y forales a través de la coalición Bildu y Euskadi ha alcanzado cifras de visitantes históricas. Ocho personajes destacados analizan para EL PAÍS este periodo de esperanza y de dudas desde diferentes ámbitos. El relato de 500 días sin asesinatos.

VÍCTIMAS Maixabel Lasa

El pasado viernes se cumplieron 11 años del asesinato de Juan María Jáuregui, marido de Maixabel Lasa, a manos de ETA. Haciendo acopio de valor, Lasa dirige actualmente la Oficina de Atención a las Víctimas del Gobierno vasco. Opina que estos 500 días han contribuido a fortalecer la sensación de normalidad y a imaginar un futuro sin ETA. Sin embargo, según Lasa, «la actitud de algunos sectores que siguen haciendo bandera del fanatismo y la intolerancia, y la necesidad de imprimir dosis ingentes de respeto y aceptación de la diferencia» no ha variado. Lasa cita, por ejemplo, la falta de libertad para los no nacionalistas, «incluso en algunos casos para estos», en varios núcleos de población pequeños.

En este periodo también se ha incorporado el factor Bildu. Lasa ve la legalización de la coalición como «un paso adelante en la normalización», como consideraría la de Sortu, dado que supondría «la victoria de la democracia sobre la violencia». No obstante, piensa que se debe seguir exigiendo a la Bildu «que se posicione nítidamente en contra de ETA y pida su disolución inmediata».

Según Lasa, es «justo» destacar el proceso de reflexión y debate que ha seguido la izquierda abertzale. Pero añade que es necesario que hagan un mayor esfuerzo para convencer al resto de la sociedad: «A partir de ahí, ETA solo acompasa malamente y de forma manifiestamente insuficiente los posicionamientos sobre su propio futuro».

Lasa explica que, en general, las víctimas sienten escepticismo. «Muchas tienen poca fe en la clase política, pero no tienen ninguna en la izquierda abertzale y menos en ETA», asevera. Desconfianza que se suma a la percepción de que «muchos intentarán vender la derrota como victoria». En este caso, concreta Lasa, no teme a la izquierda abertzale, sino a lo que el resto de la sociedad permita.

«No queremos confusiones morales, ni que se pase página sin el reconocimiento del daño generado. En el relato de la verdad y la justicia es donde podemos vernos reconfortados. Eso es lo que debería defender la clase política ajena a la izquierda abertzale, siendo consciente de que las consideraciones ético-políticas no deberían ser motivo de discusión», remarca.

Por otro lado, sostiene que el término reconciliación no es acertado, por lo que prefiere hablar de convivencia. «Tenemos que hablar de violencia en pasado para pensar en mejorar nuestra convivencia», indica Lasa, que destaca que la memoria cobra una especial relevancia. «La convivencia es una responsabilidad de todos», concluye.

EMPRESARIADO Gregorio Rojo

«Imaginemos qué sería del País Vasco en el desarrollo económico y social si hubiésemos vivido la situación de normalidad que vivimos ahora». El expresidente de la Caja Vital y presidente de la Cámara de Comercio alavesa, Gregorio Rojo, opina que, sin la violencia de ETA, los niveles de desarrollo estarían muy por encima de los actuales. «El País Vasco tiene la renta per cápita más alta de España y el nivel de paro más bajo; nuestras empresas son punteras. Todo ello pese a vivir durante casi medio siglo bajo la lacra del terrorismo», apunta.

Rojo mantiene que ETA ha sido la causa que ha obligado a huir de Euskadi a parte del conocimiento y del capital humano. Por ello, resalta: «El final del terrorismo, además de una gran noticia para la sociedad vasca y española, sería una de las mejores inversiones para las empresas vascas». Sin embargo, Rojo señala que, pese a estos 500 días sin asesinatos, y a que la banda haya finalizado «recientemente» las extorsiones, «ETA nos tiene acostumbrados a incumplir sus treguas. La tranquilidad llegará en el momento en que anuncie su disolución», subraya.

En este periodo, la izquierda abertzale ha llegado a las instituciones a través de Bildu, que ha cuestionado algunos proyectos estratégicos, como el TAV o el puerto exterior de Pasaia. Rojo enfatiza: «No hay que dar pasos atrás ni poner trabas al desarrollo. Bildu debe entender que ése es el sentimiento generalizado de los ciudadanos vascos, más si cabe en estos momentos de crisis».

IZQUIERDA ‘ABERTZALE’ Jone Goirizelaia

«Nos encontramos ante un nuevo escenario muy ilusionante yesperanzador que nos puede llevar a la solución definitiva del conflicto político y armado en nuestro país. ETA ha adoptado compromisos claros y los ha dado a conocer. Lo único que no ha variado es la actitud del Gobierno de Madrid, en la que se halla también el PP, que sigue mirando hacia atrás y aplicando las mismas recetas». La abogada de la izquierda abertzale, Jone Goirizelaia, está convencida de que el Gobierno ha tratado de «condicionar lo que estaba sucediendo» con juicios como el de Bateragune.

Pregunta. ¿Es irreversible la postura de la izquierda abertzale?

Respuesta. La izquierda abertzale ha iniciado un camino irreversible, sin marcha atrás. La apuesta por el uso exclusivo de vías políticas, pacíficas y democráticas y la renuncia al uso de la violencia para conseguir objetivos políticos. Así como la estrategia de la violencia está agotada, la del no a las aspiraciones políticas legítimas que se hagan en términos democráticos de los ciudadanos tampoco sirve. La izquierda abertzale ha puesto sobre la mesa una estrategia política que llevará a nuestro país a un escenario de soluciones definitivas, desarrollando un proceso democrático que profundice en el reconocimiento y respeto de todos los derechos humanos, tanto individuales como colectivos, tomando como base fundamental el derecho a decidir y cerrando definitivamente la transición española.

Goirizelaia añade, con respecto al término reconciliación, que «todos debemos dar pasos para atender a todas las víctimas de este país, a todas en plural y sin clasificaciones». Por ello, incide en que «el sufrimiento y el dolor no entienden de ideologías. Hablamos de reparación, de la implementación de las medidas necesarias que garanticen la no repetición de las violaciones de derechos humanos que en este periodo han acaecido».

SOCIEDAD Jesús Herrero

Jesús Herrero, portavoz de Gesto por la Paz, opina que estos 500 días reflejan una tendencia que muestra que Euskadi está en el proceso final de la violencia: «Ha habido mensajes del entorno que hasta ahora ha estado apoyando o justificando la actividad de ETA que empiezan a cuestionar a la banda, a veces con claridad, otras no tanto. Ha habido un cambio que tiene que acabar con la desaparición definitiva de ETA», agrega.

La situación actual no demanda las movilizaciones de antaño. Por ello, la plataforma incide ahora en la deslegitimación de la violencia «siendo conscientes de la tragedia ética y moral del pasado», y en la búsqueda de la justicia desde el punto de vista de las víctimas, que, según Herrero, se han sentido desamparadas por la sociedad. «Han tenido que erigirse como defensoras de sus reivindicaciones. Se debe iniciar un proceso de reconciliación de la sociedad hacia las víctimas, que son las perdedoras de esta trágica historia», subraya.

Por ello, Herrero lamenta que muchas veces la reconciliación parezca una demanda hacia las víctimas. «Corresponde dar los pasos hacia la resolución definitiva del problema a los verdugos, que deben reconocer el daño causado», agrega. Un conflicto que, como señala Herrero, no ha concluido: «La violencia persiste, aunque sea de una forma latente y escondida».

POLÍTICA Eduardo Madina

«Esto que vemos es el final de ETA. Vamos hacia un proceso de disolución silencioso en el tiempo, nada espectacular, pero que no oculta la realidad: que ha ganado la libertad, la democracia, la paz y el respeto al diferente. El silencio de los atentados, de la violencia, de la kale borroka o de la extorsión será el final. No serán honestos para reconocer que han sido derrotados y que ha ganado la ciudadanía vasca». El secretario general del grupo parlamentario socialista en el Congreso, Eduardo Madina, a quien un atentado de ETA en 2002 le causó la amputación de una pierna, explica los motivos por los que se ha llegado a esta situación.

Madina cuenta que se ha producido el desmontaje de la sujeción discursiva que socialmente ha apoyado a ETA. Además, añade, una gran política antiterrorista ha posibilitado este periodo sin asesinatos. Una política que, según Madina, ha cuajado incluso en las que fueron «estructuras de aceleración» de la violencia de ETA. «El Gobierno vasco ha mantenido en estos 500 días una lucha enorme contra el paisaje urbano del terrorismo. En otro tiempo era cotidiano ver por la calle homenajes a asesinos o pintadas con frases como ETA Mátalos. El paisaje ya no es tan arrogante con la ciudadanía», abunda.

El diputado vasco admite que se sorprendió ante las críticas del PP a la legalización de Bildu: «Cuando el mismo órgano [el Tribunal Constitucional] por el filtro de la Ley de Partidos ilegalizó otras estructuras, aplaudió a rabiar», recuerda. Madina agrega que «nunca en tan poco tiempo habíamos visto tanta indignidad en el PP en lo relativo a la lucha antiterrorista». Y en la crítica nombre y apellidos a esta consideración: Jaime Mayor Oreja. Por ello, critica que el PP haya permitido a Mayor Oreja varias de las declaraciones que ha realizado. «A la derecha le cuesta reconocer a Zapatero y a López el éxito en materia antiterrorista. Lo que hizo el PP en el último proceso de paz es una vergüenza atroz. Nada nuevo bajo el sol», sentencia.

AMENAZADOS Fernando Savater

«No hay que tener complejo ante los exviolentos. Si lo son de verdad hay que decir lo que somos sin temor. Hay que superar ese miedo infundido por el pasado que hace que aún estemos acomplejados y que parezca que debemos algo al violento por no serlo ya». El filósofo Fernando Savater considera que, 500 días después del último asesinato de ETA, mucha gente sigue aún atenazada por la presión que el mundo de ETA ha extendido durante años.

Y es que, según Savater, la banda ha dejado de atentar, pero la violencia no ha remitido. «El matonismo sigue existiendo, especialmente en determinados pueblos. Muchas personas no nacionalistas no podríamos fijar nuestra residencia fuera de las tres capitales vascas», explica. En este sentido, añade que los amenazados tienen que lograr ser libres: «Debe desaparecer la presión. Los que hemos luchado contra ETA no lo hemos hecho por la paz, sino por la libertad. Y la libertad es la ley, la democracia y el Estado de Derecho. Cuando eso quede asumido y desaparezca esa espada de Damocles que es ETA, todos viviremos más tranquilos».

Con respecto a Bildu, una de las principales variaciones en este periodo, Savater señala que la coalición no ha cambiado «por gusto», sino por fracaso. «Batasuna ha fracasado en la lucha armada y ahora intenta sortear la Ley de Partidos. Han sido aceptados legalmente por, más o menos, prometer no aceptar la violencia en el futuro», agrega Savater, que insiste en que el cambio en este periodo no ha sido una concesión de ETA. No obstante, el filósofo se desmarca de los «catastrofistas» discursos que indican que los etarras han ganado. «Es absurdo, es lo que quiere oír ETA. La banda estaba acosada y mutilada y se ha tenido que disfrazar para entrar en las instituciones», recalca.

IGLESIA Rafael Aguirre

Rafael Aguirre, teólogo de la Universidad de Deusto, sostiene que los 500 días sin asesinatos han facilitado -aunque ha habido tensión con los relevos episcopales- un proceso de transición «muy profundo» en la Iglesia vasca, que ha renunciado a tener un protagonismo político «sumamente discutible» para reforzar su identidad y evangelizar a una sociedad cada vez más secularizada: «José María Setién [obispo de San Sebastián desde 1979 a 2000] tenía un discurso que dividía y comprometía a la Iglesia de forma indebida. Ofrecer servicios por si hacen falta, incluso con ETA, dar lecciones a todo el mundo. Eso no vale».

Según Aguirre, la Iglesia debe ser discreta y unir su voz a la sociedad para pedir la desaparición de ETA. «La Iglesia no ha sido especialmente pionera en la lucha contra el terrorismo ni demasiado lúcida en ir a sus raíces ideológicas. Siempre ha condenado el terrorismo, pero ahora lo hace con más contundencia», destaca Aguirre, que indica que el clero puede contribuir en estos momentos a la regeneración cultural y moral de la sociedad vasca: «ETA desaparece, pero la cultura que la ha alimentado perdurará mucho tiempo».

El teólogo añade que la calma también se ha extendido al entorno político de la banda, «que se veía en un callejón sin salida». Aguirre resalta que el «conglomerado abertzale» considera que la violencia terrorista ha dado todo lo que podía dar de sí y que ahora pretende conseguir los mismos objetivos con los instrumentos que les ofrece el sistema democrático. «No han renunciado a su sectarismo, no se han convertido a la democracia. Lo que no quiere decir que no se puedan ajustar legalmente a los términos que ésta les impone», afirma el teólogo, que subraya que «el nuevo Gobierno vasco ha sido decisivo y la gente a la larga lo reconocerá».

Aguirre es crítico con la actitud de la sociedad vasca ante el terrorismo. Cree que, en los periodos más violentos, «una gran parte de la sociedad pasaba». Actualmente, explica que los vascos son muy propicios a olvidar todo: «Es una actitud cobarde. Si no miramos a lo que ha sucedido y no hacemos una reconstrucción que ponga en primer plano a las víctimas, tendremos unos cimientos de arena».

TURISMO Pilar Zorrilla

«El visitante percibe que estamos en un momento de mayor tranquilidad». La viceconsejera de Turismo, Pilar Zorrilla, señala que la ausencia de asesinatos ha contribuido a que Euskadi encadene 24 meses de crecimiento interrumpido en la entrada de turistas. Zorrilla enfatiza que ETA ha supuesto un factor de no competitividad para Euskadi, ya que los visitantes han sentido temor a viajar a un lugar en el que no se sentían seguros.

«Sé que mucha gente que hasta ahora ni se había planteado visitarnos, ahora no tiene reparo», abunda Zorrilla, que mantiene la esperanza de que estos 500 días sin asesinatos sean, por fin, definitivos. «Siempre estamos con el pie en el equilibrio, pero en esta ocasión me atrevo a decir con optimismo total que no hay vuelta atrás», aventura.