EL MUNDO – 03/11/15 – CARLOS CUESTA
· Derecho a decidir. Democracia. Libertad e independencia frente a la opresión. Son algunas de las palabras más repetidas en los últimos tiempos por los separatistas catalanes.
Palabras carentes de sentido cuando hablamos de un territorio que ha recibido de todos los españoles 50.000 millones de euros en rescates en los últimos tres años, que ha gozado del mayor margen legislativo imaginable en materias como la educación, representación exterior o creación de estructuras administrativas, y que se ha hecho con 33.000 millones en inversiones estatales desde 1996, la comunidad más beneficiada por este capítulo de los presupuestos nacionales.
Pero palabras aún más enloquecidas cuando se comprueba que quienes las lanzan no sólo no han aplicado sus supuestos parámetros morales en su propio territorio, sino todo lo contrario. Porque un simple repaso por los apellidos de quienes hoy encarnan esas reclamaciones victimistas revela que ese grupo de dolidos reprimidos no es sino una poderosa e infranqueable oligarquía que ha mantenido fuera de la elite política a todo aquel que no olía a catalán de pura cepa a cien kilómetros.
Los datos recabados por el consultor Alejandro Macarrón desde 1980 son elocuentes: del total de 102 consejeros catalanes nombrados hasta junio de 2015, el 83% ostenta apellidos puramente catalanes. Cuestión curiosa si se tiene en cuenta que en la tierra gobernada por los luchadores contra la opresión española, el 60% de sus habitantes cuenta con apellidos típicamente españoles. Porque en la tierra de los Pujol, Soley, Maragall, Mira, Mas, Puig o Carod, lo cierto es que los Montilla o Aguilera se han convertido en toda una excepción. ¿Acaso son más tontos los charnegos? ¿Es que «viven en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual», como afirmó Pujol padre con respecto a los andaluces en uno de sus libros reeditados en 1976? ¿O es que aquellos que claman por la independencia frente a los opresores españoles han instaurado un régimen oligárquico durante décadas cuajado de casos como el 3%?
Esos son los derechos que los separatistas reclaman. Los de conseguir que en la tierra en la que los cinco apellidos más comunes son García, Martínez, López, Sánchez y Rodríguez, ninguno de los consejeros designados hasta junio haya mostrado estas españolistas y temibles palabras en sus tarjetas de visita.
Dirá alguno que se trata de una casualidad. Pues bien, si así fuese, habría que recomendar a los separatistas jugar a la lotería. Porque su coincidencia heráldica cuenta con una probabilidad matemática del 0,02%.
No hay coincidencias. Hay cortijos. Hay intentos de escapar a la jurisdicción penal española. Y hay enormes deseos de engañar a todo un pueblo con el único objetivo de mantener la oligarquía.