IÑAKI EZKERRA-EL CORREO

  • El sanchismo es un permanente desafío a la lógica y el sentido común

Asistimos en estos días impasibles a la apoteosis sangrante de la paradoja sanchista. El mismo Gobierno que confina al Rey en la Zarzuela interviniendo su agenda con el veto a su presencia en Barcelona y que quiere confinar a Madrid entera, según declaraciones del ministro Illa, planea al mismo tiempo el desconfinamiento para los actuales presos del ‘procés’ por la vía del indulto y para los que pudieran serlo en el futuro (¿desconfinamiento a priori?) por la vía de una urgente reforma legislativa que suavice las penas de los delitos de sedición y rebelión. Es difícil no apreciar, en esta provocativa combinación de hechos, dos movimientos, dos pulsiones, dos impulsos de signo tan opuesto como simultáneo así como marcados por un parejo desafío a la lógica y al sentido común.

Un recuerda los años en que resultaba inevitable, en medio de cualquier conversación, el comentario de que el del País Vasco era el mundo al revés: los terroristas eran homenajeados, los condescendientes con ellos eran la gente respetable y quienes los condenaban abiertamente eran los socialmente proscritos. Luego ese tópico se ha puesto tristemente de moda al hablar de Cataluña: los demócratas son los que retan a la legalidad y los totalitarios lo que la defienden. Pues bien, diríase que el criterio que rige en la cabeza de Pedro Sánchez a la hora de confinar y desconfinar al personal responde al proyecto de hacer extensible a todo el país esa lamentable inversión de papeles: la España al revés como programa de Gobierno y objetivo de la legislatura.

Sí. Ya era hora de que cayera todo el peso de la ley sobre los que fuman o no lavan sus mascarillas, o cruzan la calle con el semáforo en rojo. Ya era hora de confinar a esa capital de España donde se respira demasiada libertad; de recluir a toda la ciudadanía y al propio Rey por querer garantizar en Barcelona el orden constitucional que quieren subvertir Torra y sus huestes de Junts, de la CUP, la Esquerra y la Asamblea Nacional Catalana, los Comités de Defensa de la República y el samurai de Galapagar. Ya era hora de ponderar, como lo hace Idoia Mendia, la impagable contribución a la gobernabilidad de España que ha hecho Bildu y de atender sus exigencias sobre los presos de ETA; de plantear una espectacular desescalada de sediciosos y delincuentes convictos que campen a sus anchas por el territorio nacional. Ya era hora de meternos, mientras, a todos en casa. Y de que tomen la calle quienes saben cerrar autopistas y montar barricadas. Ya era hora de que vuelvan a las aceras los ciervos, los gamos, los corzos, las cabras y los jabalíes del estado de alarma. Ya de paso podrían abrir las jaulas de todos los zoos.