- martes, 7 septiembre 2021
Para encontrar una escabechina parecida a la de Sánchez en julio habría que remontarse a la Campana de Huesca, nueve siglos atrás. Con una diferencia: Ramiro II de Aragón, el Monje, decapitó a sus adversarios, cuyas cabezas dispuso en círculo, con la del principal conspirador haciendo de badajo. Pedro Sánchez, el Laico, solo se cepilló a sus íntimos.
Él había esquivado el debate sobre el precio de la luz el pasado 11 de agosto en Lanzarote, durante un acto por el centenario de José Saramago pero no admitió preguntas.
Alguien debió de informarle que ahí tenía una carencia porque ayer la subsanó con creces en la entrevista que Pepa Bueno y Carlos Elordi C. le hicieron para El País. En los primeros compases repitió cinco veces, cinco, la frase y el ‘conceto’ del titular: “Me comprometo: cuando acabe 2021 se habrá pagado de luz lo mismo que en 2018”. Tres veces de las cinco se revela como un campeón de la sinonimia al decir que pagaremos “una cuantía similar y semejante” a la de 2018. Tres veces: define la RAE ‘semejante’ como “que semeja a alguien o algo” y si buscamos la voz ‘similar’ nos dice “que tiene semejanza con algo”.
Algo se les escapa a las dos partes, aunque uno se malicia que fue sin querer.: “Sánchez confía en ‘una recuperación justa’ para darle la vuelta a las encuestas y volver a conectar con el electorado progresista en los próximos dos años”. O sea, que de momento parece que las cosas pintan mal y que no se cree mucho lo de Tezanos. Los entrevistadores le preguntan qué piensa hacer, habida cuenta de que los precios de la luz van a seguir subiendo hasta marzo de 2022. Y él responde con lo que Carmen Calvo llamaba en situación análoga, ‘una tecnología’, o sea, no responder a lo que se le pregunta, esto es, qué piensa hacer él, sino qué van a hacer los demás: “Unidas Podemos plantea la constitución de una empresa pública. Es un viejo debate, pero cuando acordamos nuestro programa de coalición lo discutimos y quedó fuera”.
El sanchismo ha incorporado el método Ollendorf como elemento sustancial de las ruedas de prensa. La nueva portavoz del Gobierno, tan superior a quienes la precedieron, ya lo practicó con virtuosismo en su estreno a mediados de julio. Preguntada por un periodista si Cuba es una dictadura para este Gobierno ella resondió gentilmente: “España es una democracia plena que defiende la democracia y los derechos y las libertades. Pudo decir que Podemos controlaba dos empresas de electricidad que habían subido sus precios con el mismo entusiasmo que Iberdrola o Endesa: : Eléctrica de Cádiz y Barcelona Energía, pero los datos nunca los tienes frescos cuando mejor te vendrían.
También brilló cuando le preguntaron por su crueldad en la escabechina y especialmente por la última de sus víctimas, Adriana Lastra: “¿Lo cambia casi todo porque casi nada funcionaba?” era una buena pregunta, a la que dio una mala respuesta: “Hemos tenido dos, tres Consejos de Ministros a la semana, con decisiones muy duras. Eso tiene un coste personal también”. ¿Y qué tenían que ver los consejos de Ministros con la portavoz en el Congreso? Nada, pero ayer ejerció por última vez de portavoz con esa dulzura suya, tan característica: “Casado es un cenizo”. Ella, ascua encendida.