- España, con 174 días de clase en Primaria, 168 días en Secundaria y 164 días en Bachillerato, es el país de la Unión Europea que tiene menos días de clase
Los aficionados a la pesca sabemos que si lo que se pretende es capturar piezas de pequeño tamaño, lo sensato es utilizar cebos adaptados a la boca del pez y no echar el señuelo lejos de la orilla. Pescando cerquita se pescan piezas pequeñitas. Si se quieren capturar piezas más grandes, hay que aumentar el diámetro del sedal, el tamaño del anzuelo y del cebo y alejar el plomo de la orilla. La pesca grande está lejos de las orillas. Y eso que ocurre en la pesca pasa también en otros aspectos de la vida, por ejemplo en la educación.
Leo en la prensa local extremeña que algunos sindicatos de enseñantes en uso de la ley han decidido convocar una huelga para finales de este mes de mayo. Varias son las reivindicaciones que les animan a tomar esa medida. La más llamativa tiene su origen en el anuncio que ha hecho la Consejería de Educación y Trabajo de la Junta de Extremadura de que el próximo curso 2022-2023 comenzará el 6 de septiembre. La medida ha provocado la indignación de los representantes sindicales. Consideran que la precipitación repercutirá negativamente en el alumnado por la falta de tiempo para planificar el curso.
Como ocurre con la pesca, alejémonos algo de la orilla y adentrémonos en aguas más lejanas y profundas para ver qué piezas son las que están pescando quienes se atrevieron a salir a mar abierto. España, con 174 días de clase en Primaria, 168 días en Secundaria y 164 días en Bachillerato, es el país de la Unión Europea que tiene menos días de clase, y el único, junto con Grecia, que tiene más días de vacaciones que lectivos, según se afirma en un análisis realizado por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA). La media de la OCDE para 2015 fue de 185 días en Primaria y en Secundaria. Finlandia tienen más días: 187 en ambos itinerarios. Esa cifra la supera Inglaterra con 190 días o Italia con 190. Japón, también nos supera con 243 días. 220 días en Corea del Sur. 216 en Israel. 200 en Holanda.
El exceso de vacaciones perjudica notablemente a los alumnos procedentes de familias con bajos recursos
Independientemente de las razones que animen a los sindicatos, lo que parece innegable es que las horas y días dedicados al estudio en España y en otros países de Europa o de Asia deberían llevarnos a la reflexión cuando se trata de exigir reformas educativas que concluyan en un acuerdo entre las principales fuerzas políticas. Como no soy pedagogo ni hago análisis comparativos no puedo asegurar que el bajo rendimiento de los alumnos españoles en los exámenes internacionales tenga alguna relación entre el tiempo de clase que se imparte en unos y otros lugares. Resultaría necesario saberlo para poder valorar si las reivindicaciones de parte del profesorado extremeño entran dentro de la lógica pedagógica o son un abuso manifiesto si se comparan seriamente los periodos de clases y vacaciones expuestos más arriba.
El exceso de vacaciones perjudica notablemente a los alumnos procedentes de familias con bajos recursos. Aquellas familias que pueden emplear parte de su renta en formar a sus hijos en los períodos de vacaciones largas llegan al nuevo curso escolar con un bagaje en idiomas, informática, en profundización de las materias dadas o en el inicio de las que van a abordar que los sitúa por encima de quienes no han podido dedicar esos largos días vacacionales a ninguna de esa actividades. Su nivel de inicio del nuevo curso está en desventaja con respecto a sus compañeros más afortunados económicamente.
Fallos y errores
No sé si ampliar el periodo escolar disminuiría ese hándicap, pero sí creo que siguiendo el ejemplo de otros países, los profesores sobrantes como consecuencia de la baja natalidad de nuestro país, deberían iniciar clases de adiestramiento para ayudar a superar cada curso a aquellos alumnos que se van quedando rezagados. En multitud de ocasiones padres y profesorado hemos echado exclusivamente la culpa del ese retraso a los alumnos y, nunca hemos mirado al sistema escolar y a su fallos y errores. En Finlandia, los alumnos con bajo rendimiento reciben atención personalizada por parte de profesores que se han especializado en sus escuelas para que se puedan incorporar al ritmo del resto del alumnado. Para otros, en España, lo más sencillo, lo más fácil, pero lo más injusto es enviarlos fuera del sistema escolar. Y así, la educación obligatoria, en lugar de convertirse en una herramienta de igualación se transforma en una fuente de desigualdad.