Pedro Chacón-El Correo

La expresión «momento» se puso de moda en historia de las ideas políticas a raíz de la publicación en 1975 del clásico de Pocock dedicado a Maquiavelo: «El momento maquiavélico», por el funcionario florentino que revolucionó el pensamiento político moderno. Del mismo modo, estamos ahora en el ‘momento Ortuzar’ porque, por primera vez, con su ‘Carta abierta a las y los alderdikides’, el presidente del EBB nos descubre su ambición política en todo su esplendor.

Es un clásico del comportamiento político. Su carta quedará para los anales de la política vasca como la forma de expresar no solo que quiere seguir, algo de lo que no queda la más mínima duda, sino que además quiere hacerlo por aclamación de toda la militancia. Estamos ante el viejo recurso retórico de quien quiere quedarse con más fuerza y con más legitimidad de la que ya tenía. Es la suprema demostración del poder que uno tiene y que además quiere tener, creando en los demás la ficción de que son ellos los que mandan: «Haced de mí lo que queráis».

Con la elección de Imanol Pradales y la salida de Iñigo Urkullu pensábamos que terminaba un ciclo histórico que incluiría también a Andoni Ortuzar. Nos equivocamos. Ortuzar quiere estar en otra liga, dispuesto ya a competir con el mismísimo Xabier Arzalluz para alcanzar la longevidad política al frente del EBB. El de Azkoitia estuvo algo más de 20 años al frente del partido. El de Sanfuentes va a por los 16 con este mandato.

Todo empezó como una broma. ¿Recuerdan ahora a Ortuzar disfrazándose por Carnavales? Ponerse un disfraz es como redundante en un político, porque se supone que ya sale por la puerta de su casa con el disfraz de político puesto, para poder encajar todas las complicaciones de cada jornada. Ortuzar ha demostrado que es un maestro en ese arte, que está al alcance de muy pocos de los de su gremio.

Estamos ante un personaje que quiere dejar su huella en la historia del PNV. El cargo como que no le interesa apenas, nos dice, ya ha hecho todo lo que quería hacer, ya ha demostrado todo lo útil que se puede ser, ya ha satisfecho todo su ego. Y los dos únicos motivos que explicita para ello son la consecución del palacete de París y la oficialidad de la federación de pelota. Dos hechos puramente simbólicos que solo indican lo equivocados que están algunos cuando no se dan cuenta de la importancia que tienen esas aparentes anécdotas en política. Como no era anecdótico que en el periodo de 2015 a 2019, cuando Uxue Barkos fue presidenta del Gobierno de Navarra, coincidiendo con Urkullu en Lehendakaritza, Ortuzar saliera en muchas fotos en medio de los dos, representando una autoridad superior a ambos en el PNV. El próximo domingo, en la entrega de los Premios Sabino Arana, un Iñigo Urkullu que ya se ha ido recibirá el premio de un Ortuzar para el que empieza ahora su verdadero momento.