Kepa Aulestia-El Correo

El encuentro de una hora celebrado el miércoles entre sendas delegaciones del PNV y del PSE fue presentado como reinicio de las relaciones en la coalición de Gobierno tras la renovación de sus respectivas direcciones. La asunción del liderazgo jeltzale por parte de Aitor Esteban aportaba una importante novedad a la cita respecto a la continuidad de Eneko Andueza al frente de los socialistas vascos. Pero lo sorprendente del momento fue el empeño que ambos dirigentes pusieron en subrayar tanto la normalidad de la reunión, que acabaron vaciándola de contenido de cara a la opinión pública. Asegurando, por ejemplo, que el futuro del autogobierno está siendo abordado por otros cauces y de manera discreta. O eludiendo temas de reciente discusión entre los socios, como el trazado del TAV.

Se adivina un esquema de partida para alcanzar «un nuevo pacto estatutario». Integrar a EH Bildu en un proceso que se base en una sintonía previa entre los dos socios que pilotan las instituciones vascas más importantes. Aunque Esteban refiriéndose a la mucha tela que hay todavía para cortar, y Andueza señalando que queda muchísimo por hablar y por trabajar, parecieran el miércoles dar más largas al asunto que dibujar un horizonte de legislatura. Mientras ambos recurrían al pragmatismo para constatar públicamente que su alianza de gobierno, que dura ya una década, «funciona bien y eficazmente en beneficio de la ciudadanía». Solo que al término de estos diez años han variado algunas cosas. Empezando por la merma en la posición relativa que mantiene el PNV en el cómputo electoral y al frente de las instituciones.

La insistencia de los socialistas en que no son los segundones de la coalición obedece a algo más que a una actitud voluntarista. Ni el Ejecutivo Pradales, ni los gobiernos forales o los equipos de coalición municipales transmiten la sensación de que se trata de una entente de largo alcance. Aunque las discrepancias no resulten escandalosas.

Sencillamente porque operan, respetuosamente, cada cual por su lado. Es posible que no cuenten con otro modo de hacerlo, por quimérico. Una vez que ningún responsable del PNV o del PSE como partidos se sienta en los consejos de gobierno, y la izquierda abertzale se permite extender su sombra opositora dentro y fuera de las instituciones.

El mismo miércoles, Aitor Esteban pareció responder a la consulta pública auspiciada por Pedro Sánchez respecto a la opa del BBVA sobre Banco Sabadell, cuestionando que el primero sea realmente vasco. Al día siguiente, el Departamento de Ciencia y Universidades del Gobierno vasco se manifestó públicamente contra el decreto alentado por Sánchez frente a los campus privados, por invasión de las competencias de autogobierno. Ayer el lehendakari Pradales se dirigió a los sindicatos convocantes de otra semana de huelga en la enseñanza pública preguntándoles si de verdad así se mejora la educación. Así no es fácil cortar más tela.