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Santiago González, EL MUNDO, 17/10/11

Tony Blair era hace unos días el señuelo de la Conferencia. Quién lo iba a decir. Durante mucho tiempo, la foto de las Azores ha sido la encarnación del mal, y ahí estaba inmortalizado, a la derecha del bellaco mayor Bush, en posición simétrica a la del bellaco menor, que era el nuestro, pero Blair había llevado más armas.

Las fotos de Blair siempre han tenido mucha polisemia. En enero de 2004 recibió a Rajoy en Downing Street y la foto no le pareció adecuada a Bono. «Nuestro colega Blair es un gilipollas integral, ¿no?», dijo entonces. Zapatero insistió en la puta fotografía durante su primera investidura: «Lo que quiero es sacar a España de la foto de las Azores» (15 de abril de 2004). Dos días después, ordenó la vuelta de las tropas y explicó el significado: «Supone poner fin a la foto de las Azores…». En octubre de 2006, recibió a Blair en La Moncloa y glosó los sabios consejos de Blair a su proceso de paz: «Siempre merece la pena intentar la paz. A veces es muy difícil, pero lo correcto es hacerlo». Nuestro presidente agradeció la lección magistral: «Muy útil».

Tras la espantada de Blair, la figura estelar es Kofi Annan, nobel de la Paz (como Kissinger, Arafat y Rabin). Él era responsable, en 1994, de las operaciones de paz de la ONU y descartó la intervención de los cascos azules cuando conoció que se había puesto en marcha un programa  para el exterminio de los tutsis en el país de las mil colinas. Tres meses después empezó la matanza de Ruanda.

Sí viene Bertie Ahern, que fue primer ministro irlandés entre 1997 y 2008 y sobrevivió al escándalo que se produjo al conocerse, y él reconocer, que había aceptado 60.000 euros de empresarios en dos ocasiones, 1993 y 1994, para hacer frente a un divorcio en el que su ex le estaba sacando los ojos. Otro día contaré lo de Pierre Joxe.

Lástima que no hayan llamado a Albert Reynolds, antecesor de Ahern en los agridulces años del divorcio y el cohecho, el taoiseach que sí negoció la paz del Ulster y lo hizo con estas palabras, recogidas por Rogelio Alonso: «Si no hacen esto bien, se pueden ir a tomar por saco. No quiero oír nada acerca de un alto el fuego de seis meses o seis años; nada de temporal, indefinido o condicional; (…) sólo que se ha acabado. Y punto. Si no, me retiro. (…) Ellos, el IRA, se pueden volver a otros 25 años de asesinar y de ser asesinados. ¿Para qué? Porque después de esos 25 años volverán justo a donde están ahora [pero con] más miles de personas muertas, y todo para nada. Así que o lo hacen ahora, en el nombre de Dios, o si no, adiós».

Esto explica a la vez dos cosas: que no lo hayan invitado a una conferencia como ésta, con las conclusiones precocinadas, y que él sí consiguió la paz en el Ulster. La paz no tiene precio político, dijo Zapatero la otra vez. No es cierto. Sólo una metáfora para no decirnos cuánto nos va a costar.

Santiago González, EL MUNDO, 17/10/11