¿Cómo se ha tardado tanto tiempo en destapar el fraude de Veleia? ¿cómo es posible que se atrevieran a la luz del día, no sólo con taquígrafos, sino con muchas televisiones y lunch, con un fraude tan burdo? Las dos preguntas tienen la misma respuesta, me parece. El silencio que produce el miedo a enfrentarse a la opinión nacionalista dominante.
YO TENÍA 19 Ó 20 AÑOS LA PRIMERA VEZ QUE FUI A IRUÑA. CREO QUE HABÍA LEÍDO EN ALGÚN TEXTO DE CARO BAROJA LA EXISTENCIA DE ESTE ‘OPPIDUM’ ROMANO. EN AQUELLA ÉPOCA NO ERA NADA POPULAR, ERA MÁS UN MEDIO-SECRETO VERGONZANTE PORQUE AFIRMABA CON ROTUNDIDAD LA ROMANIZACIÓN DE LA ZONA. YA FUNCIONABA EL MITO, QUE AÚN HOY NOS SUELTAN DE FORMA RECURRENTE EGIBAR Y LOS SUYOS, DEL ‘ET DOMUIT VASCONES’. SE AFIRMABA, Y SE AFIRMA, QUE LOS CRONICONES DE LOS REYES VISIGODOS SIEMPRE TENÍAN ESTA FRASE -‘Y DOMINÓ A LOS VASCOS’- Y QUE LA REITERADA AFIRMACIÓN SUPONÍA PRECISAMENTE LO CONTRARIO. SI SE LES HABÍA DOMINADO UNA VEZ NO HACÍA FALTA QUE EL SIGUIENTE REY LOS DOMINARA DE NUEVO. (Y AHORA QUE LO PIENSO, ¡CON QUÉ NATURALIDAD SE HA TRASLADADO ESTE MITO DEL ‘DOMUIT VASCONES’ A LA INVENCIBILIDAD DE ETA! CURIOSO CUANTO MENOS). DE AHÍ QUE ARZALLUZ, COMO INSULTO MÁXIMO, LLAMARA A AZNAR EL ÚLTIMO GODO. VENÍA DE LEJOS EL MITO DE LA INVENCIBILIDAD DE LOS VASCOS. HASTA SE HABÍA USURPADO LA AUTORÍA DE LA GUERRA CANTÁBRICA, ADJUDICANDO A LOS VASCOS LA DEFENSA HEROICA DE SU TIERRA. Y YA CON EL NACIONALISMO ERA CASI UNA OBSESIÓN DEMOSTRAR QUE LA TIERRA VASCA NO HABÍA SIDO NUNCA HOLLADA POR EL EXTRANJERO. COMO MUCHO, PASABAN POR AQUÍ, Y LO DE ROLDÁN YA NI LES CUENTO.
Por eso cuando yo fui por primera vez me costó mucho encontrarlo. No vi ninguna señalización. Y, obviamente, no había ningún cerramiento que defendiera el yacimiento. Había algunas catas, la entrada de la puerta principal y unas cabras jugando con algo que me pareció restos de mosaico. Es una imagen que aún recuerdo. Después he ido más veces. He visto cómo se hacía el cerramiento, se construía una pequeña edificación en el centro y se reiniciaban las excavaciones. Pero ha costado bastantes años que las instituciones vascas aceptaran que tenían en su ámbito un gran ‘oppidum’ que no podían ocultar.
Si antes se pretendía negar la romanización, hoy, frente a la abrumadora manifestación científica de presencia romana en Euskadi, se ha cambiado de tercio. Ya que no se puede negar la realidad que salta a la vista, al menos vamos a ser pioneros. Esto de ser pioneros ha tenido su momento de gloria en la época Ibarretxe. Hemos sido pioneros en casi todo. Pioneros del mundo mundial, como recordaba hace algún tiempo Manuel Montero en estas páginas. Pero en una cosa sí que hemos sido pioneros: pioneros en ser pioneros de todo. Y ser pioneros en antigüedad tiene premio extra. Nos gustaba, por aquel entonces, repetir el chiste atribuido al abate Iharce de Bidassouet, del siglo XVIII, gran inventor de ascendencias imposibles: «’Sepa usted que nosotros los Rohan datamos del siglo XII’. A lo que el aldeano le responde: ‘Pues nosotros, los vascos, no datamos’».
Pero Ibarretxe, dos siglos y medio después, y con mayores conocimientos científicos, sí que nos data: 7.000 años dice que tenemos. No sé con qué máquina lo ha calculado. Oteiza, más suyo, decía, si no me equivoco, que sólo 90 abuelas nos separan del Neolítico. Nos gustaba, también, repetir una frase del fuero de Bizkaia: nuestras costumbres se pierden en la memoria de los tiempos; que es como poner el símbolo de infinito a nuestra genealogía. Como se ve, esto de la antigüedad es cosa que los vascos tomamos muy en serio. En otras cosas, tal vez, nos pueden ganar, pero en esto nadie nos supera. Hasta Tubal llegaron las genealogías de los vascos.
Ahora que los defensores de la vasconización tardía de las zonas occidentales de Euskadi dan la lata de nuevo, algunos se ponen nerviosos; ¡A ver si resulta que hace 7.000 años en Gernika no se hablaba el euskera! Y viene Iruña-Veleia y zanja la discusión de forma definitiva: en el siglo III ya se hablaba el euskera en la zona más occidental. Se terminó la discusión. Pero ya puestos, el ser pioneros nos puede. A Ibarretxe, como alumno aventajado, le molestó mucho el ‘we can’ y manifestó aquello de que los vascos lo habíamos inventado antes con ‘poder es querer’, pero en realidad eso fue un desliz del vasco que era antes de ser candidato a lehendakari y aprender euskera. Y unos días después se dio cuenta del error y puso las cosas en su sitio. En realidad el ‘we can’ de Obama venía del euskera: ‘Ezina, ekinez egina’, le oí en persona con ojos y oídos asombrados (bueno, el asombrado era yo). Pero el batallón científico tiene mayores pretensiones y no se conforma con reivindicar el label vasco del ‘we can’. Adelantaron quince siglos el nombre de Nefertiti. ¿Que es una convención de los egiptólogos del siglo XIX? ¡Qué va! Los vascos ya lo habíamos inventado mucho antes. Y lo del calvario, ¿qué? Los vascos, que somos de cristianización tardía, ya lo habíamos inventado también. ¿Y qué es eso de que en aquella época no se utilizaban las minúsculas? Sólo les faltaba cortar las palabras con guión para pasar de línea. ¡Nihil novum sub sole! Nosotros, los vascos, ya habíamos llegado a las cosas importantes. Si a los demás les ha costado mucho más tiempo y esfuerzo descubrirlos no es problema nuestro.
A mí estas competiciones de siglos y antepasados me parecen cosas divertidas e interesantes. El problema surge cuando abandonan la tertulia amable para requerir la verdad literal. Y detrás de todos estos mitos está el nacionalismo como padre protector, que define lo que es políticamente correcto. ¡Y a ver quién es el guapo que le lleva la contraria!
El que haya espabilados buscavidas que quieren meter gato por liebre no es algo que nos debiera preocupar. Aunque esto de Veleia es algo más serio. Se acordarán ustedes del hallazgo de aquella cueva, también en Álava, que llenó de alborozo a todos y que la Administración vasca premió generosamente. Después he leído que un especialista extranjero dijo, con sólo ver una fotografía, que era falso. En esta ocasión, en la de Veleia, les puedo asegurar que prácticamente todo el mundo, desde el primer día, recibió la noticia con sonrisa maliciosa. Y no me refiero a los extranjeros, sino a los de aquí. Una simple foto publicada en el periódico era suficiente para poner en duda la noticia. Uno estaba convencido de que estas excavaciones arqueológicas dependían del departamento correspondiente de la UPV. Ya se ve que no. Una empresa con nombre sonoro, Lurmen, con propietarios limitados y dividendos ídem, es la que gestiona. El de la cueva fue un espabilado. Pero se supone, es mucho suponer, ya se ve, que estas cosas de Veleia tienen un protocolo riguroso en la recogida de piezas y la cadena de custodia.
La pregunta que deberíamos hacer es: ¿Cómo se ha tardado tanto tiempo en sacar al público el fraude? Y más, ¿cómo es posible que se atrevieran a la luz del día, no sólo con taquígrafos, sino con muchas televisiones y lunch, con un fraude tan burdo? Las dos preguntas tienen la misma respuesta, me parece. El silencio que produce el miedo a enfrentarse a la opinión nacionalista dominante. Los de Veleia pensaron: nosotros os hemos dado exactamente lo que más queríais. Os hemos hechos pioneros en todo. Hemos demostrado que aquí se hablaba euskera. ¿Qué más queréis? ¡A ver quién es el guapo que dice que no!
Andoni Unzalu Garaigordobil, EL DIARIO VASCO, 23/11/2008