Acojonados

Es un error atribuir el miedo únicamente a ETA. Tan o más importante que el miedo al terrorismo es el miedo al régimen nacionalista. En el País Vasco y en Cataluña. El miedo a la discrepancia, a la diferencia, a la marginación de los círculos sociales de referencia, de las redes de poder, de la normalidad oficial.

Acojonados. Pues sí, ese es el estado de ánimo en el que vive una buena parte de los ciudadanos en los regímenes nacionalistas. Lo ha resumido con precisión Antonio Basagoiti, a cuenta de la unánime firma de los jugadores del Athletic de Bilbao en el manifiesto batasuno por la selección de Euskal Herria. Cien por cien de apoyo, más aún que el que recibían los dirigentes de las dictaduras comunistas cada vez que convocaban elecciones. El acojono, está ampliamente demostrado, es la vía más directa hacia la unanimidad. Como lo evidencia igualmente ese consejero del CAC nombrado a propuesta del PP, Fernando Rodríguez Madero, que no sólo se ha apuntado al silenciamiento de los medios no afines, sino que se ha travestido en más ultranacionalista que Carod. Con algunos delirios sobre la niña de El Exorcista incluidos, que lo más impresionante del acojono viene cuando los afectados se explican.

He advertido más de una vez sobre el error de atribuir el miedo únicamente a ETA. Tan o más importante que el miedo al terrorismo es el miedo al régimen nacionalista. En el País Vasco y en Cataluña. El miedo a la discrepancia, a la diferencia, a la marginación de los círculos sociales de referencia, de las redes de poder, de la normalidad oficial. Eso, mucho más que ETA, explica la momentánea batasunización masiva de los jugadores del Athletic. Y es que conviene conocer en qué consiste la normalidad de los jóvenes vascos, los que van al campo del Athletic y los que sirven de referencia a esos jugadores. Bastante más cercanos a la estética y a los símbolos del nacionalismo radical que a los del PNV.

Y hay que conocer la normalidad oficial de Cataluña para entender lo de Rodríguez Madero. Votando por la represión de la libertad de expresión de los que piensan como él. Y, encima, cobrando, impresionante el sueldazo de los consejeros del CAC, y, lo que es aún peor, reivindicando su independencia. Y no precisamente su independencia para rendirse al miedo, que esa sí que se la reconocemos.

Y luego llaman a todo eso la voluntad de los catalanes y la voluntad de los vascos. Cien por cien de unanimidad y subiendo.

Edurne Uriarte, ABC, 22/11/2008