«No he oído a ningún socialista decir que se siente mal con este Estatuto, o que es insuficiente. Tampoco a nadie que prefiera otro con relaciones más tenues con el resto de España. Los partidarios de cambiar el Estatuto dicen que es para negociar con el nacionalismo vasco. Satisfacer al PNV», asegura el presidente de Fundación para la Libertad.
Preside la Fundación para la Libertad desde hace unas semanas y continúa afiliado al Partido Socialista, pese a que está en desacuerdo con algunas de sus últimas decisiones. Es un histórico del socialismo, con un magnífico pedigrí del que otros no pueden presumir. Alejado de los puestos de poder, considera que una cosa es el PSOE y otra la dirección actual, que es coyuntural.
C. Gurruchaga
–Parecía que no iba a llegar nunca, y así lo pensaban muchos, pero, finalmente, se va a votar el Plan Ibarreche en el Parlamento Vasco…
–Esta semana se vota en la ponencia y este mes es el definitivo, según ha anunciado el Gobierno Vasco. Alguna persona bienintencionada y angelical se pensó que no se iba a votar, que se iba a negociar para no votarlo, pero al final, ahí está.
–¿Qué es más probable, una victoria o una derrota?
–Yo creo que al PNV no le importa mucho ganarlo o perderlo. Este partido ha ido a una deriva populista en la que, si gana en el Parlamento, con los votos de Batasuna, presenta la ratificación en las próximas elecciones autonómicas; y si pierde, la presenta como propuesta electoral para que se la apruebe la sociedad. Es decir, en cualquier caso, ellos van al siguiente paso, que es el de llevar como programa electoral su programa de máximos, que es el mejor efectivo del populismo.
–La reforma del Estatuto elaborado por Emilio Guevara va ha ser planteada a la ciudadanía, ¿le parece bien?
–Yo soy un poco escéptico, por no decir que estoy en contra. No he oído a ningún socialista, en ninguna agrupación local, decir que se siente mal con este Estatuto o que es insuficiente. Tampoco he escuchado a nadie asegurar que prefiere otro en el que las relaciones con el resto de España sean más tenues. Todos los que son partidarios de cambiar el Estatuto dicen que es necesario hacerlo para negociar con el nacionalismo vasco. Satisfacer al PNV.
–¿Está diciendo que no es un problema de insatisfacción con el actual Estatuto, sino de satisfacer al PNV?
–Sí, lo que quieren es atraer al nacionalismo vasco y eso es un gravísimo error. Cada uno debe decir qué quiere. Yo, por ejemplo, estoy satisfecho, feliz con este Estatuto. Es más, creo que si la reforma es sustancial, no es el País Vasco el ámbito de decisión, sino el Congreso Federal del PSOE, porque afecta a la Constitución. Si no es una reforma sustancial, le estamos dando demasiado aire a algo que no es tan importante. En cualquier caso, si lo hacen, que sea porque así lo desean y no porque quieren atraer al otro a su posición, porque el PNV no va a venir nunca, por lo que podría ser claudicación.
–¿No puede ser, en ningún caso, una estrategia acertada?
–Supongamos que Patxi López cree que está haciendo un ejercicio de inteligencia: se equivoca, porque los nacionalistas lo ven como un síntoma de debilidad. Nosotros tenemos que hacer nuestro propio juego, y si así se llega a algún acuerdo con los nacionalistas, magnífico. Pero no podemos hacer nuestro juego pensando en el PNV porque volveremos a equivocarnos. Nos equivocamos en el 77, creyendo al PNV; nos volvieron a engañar en el 86, y pido que no nos vuelvan a engañar por tercera vez. Además, le estamos dando a entender al PNV que, haga lo que haga, siempre nos tendrán abajo en el monte, esperándolos con los brazos abiertos.
–¿Este acercamiento entre PNV y PSOE supondrá un cambio en la estrategia contra ETA?
–Han pasado 25 años hasta que nos hemos dado cuenta de que la única forma de acabar con ETA es la que estamos utilizando ahora. Sería un error que pasaran 50 más hasta que nos demos cuenta de que la única forma de ganar al nacionalismo vasco es defendiendo con valentía lo que nosotros pensamos y no asimilándonos a lo que ellos piensan.
–Usted comentaba que la única manera de acabar con ETA es la utilizada en los últimos años, ¿ha vuelto a resucitar ETA con los últimos atentados?
–Tardaremos mucho en acabar con ETA, pero estamos en el buen camino y tenemos que seguir en él durante mucho tiempo. Uno de los grandes problemas de España es que nunca terminamos con los problemas, que siempre los dejamos a punto de solucionarlos. Podría pasar lo mismo con el tema de ETA. Hemos estado 25 años con una estrategia en la que se propugnaba un final negociado y el resultado ha sido dramático. Hace unos años, con el acuerdo antiterrorista de PSOE y PP, empezamos una nueva etapa en la que la creímos en la derrota de ETA. Sigamos con esa estrategia. –Pero si su partido se está acercando al PNV, se estará acercando a sus posturas, que es la negociación con ETA…
–Espero que no, sería terrible que alguien pensara que la solución es legalizar Batasuna, abrir una puerta a la negociación con ETA. Sería volver a empezar. Éste es el buen camino, el que han aceptado todas las democracias occidentales después de que se lo impusiéramos nosotros. Estamos ganando a ETA, así que no levantemos el pie del acelerador por motivos tácticos porque nos lo piden los nacionalistas. Aquí hay dos estrategias: la de los que queremos ganar a ETA y la de Carod, que quiere pactar con ETA, no hay más. Dos varas de medir.
–En la Comisión del 11-M, en la comparecencia de Pilar Manjón, resultó evidente que los nacionalistas miden con distinta vara el terrorismo nacionalista y el islamista, ¿por qué?
–La intervención de la señora Manjón me pareció de gran valor. Por tanto, una defensa radical del derecho a decir lo que dice. Ahora bien, es verdad que el PNV quiere establecer unas diferencias entre el terrorismo islamista y el etarra, el terrorismo bueno y el malo. Yo no sé si ETA habrá tenido algo que ver o no en ese atentado, los datos parecen decir que no, pero sí sé que no cabe establecer diferencias entre un terrorismo bueno y un terrorismo malo. Los nacionalistas, todos, están intentando trazar una línea entre el terrorismo «humano» de ETA y el otro, el indiscriminado. Hay gente que ha ido corriendo a Atocha, a solidarizarse con las víctimas del atentado, que nunca lo ha hecho con las víctimas de ETA.
–A pesar de todos los pesares sigue en el PSE, ¿le enfada la postura actual?
–Me molestó al principio. Ahora estoy más tranquilo porque todos los datos me están dando la razón. Me fui de la dirección del PSE porque perdí estrepitosamente y porque el partido iba a empezar otra andadura distinta. Pero no el PSE, realmente todo el PSOE iba a comenzar una andadura distinta y yo no comulgo con esto. Yo no dejaré nunca este partido, porque la dirección es coyuntural y porque yo he nacido en este partido mucho antes que todos los demás. Todos los que están hablando mucho en el PSOE han llegado más tarde que yo, y tienen que dar saltos generacionales para encontrar a alguien que tenga que ver con el PSOE. Yo no; yo tengo una tradición sin vacíos.
–El PSE, entre el PP o el PNV, ¿con quien pactará?
–No lo sé. Yo sé que si fuera candidato la única forma de ser lendakari es pactando con el PP, para quitarle la Lendakaritza al PNV. No es algo vergonzoso, sucede en casi todas las comunidades. No sé qué piensa mi partido en este momento. Veo que quiere hacer la reforma del Estatuto elaborada por Guevara y, con todo el respeto, creo que no es el momento de hacer esas aproximaciones.
–Usted ahora preside la Fundación para la Libertad, ¿con qué finalidad última?
–En España, el gran problema es que las dos grandes formaciones nacionales no se ponen de acuerdo en los grandes temas. El consenso en otros países ha sido histórico, no ha hecho falta un ejercicio de voluntad explícito para consensuar posiciones. Pueden debatir sobre la política exterior, pero no sobre la estructura de la política exterior. Nunca se oye hablar de las dos Francias, pero sí de las dos Españas. El acuerdo y el consenso es más importante aquí que en otros países y la Fundación trabaja en eso.
–IU está pasando por una mala situación, ¿le da pena o cree que es lo que merece?
–Hay momentos en la historia en que algunos grupos, como ocurre en la naturaleza, tienen auténtica vocación de suicidio. Izquierda Unida decidió ir al suicidio y, además, con autogolpe. Una persona que modifica las reglas internas del partido para ganar y luego va dando lecciones de ética democrática a los demás, como Gaspar Llamazares, me da pena; pero no por él, por toda la gente de izquierdas. Izquierda del PSOE.
–¿A la izquierda del Partido Socialista está el abismo?
–No, existe otra izquierda y es bueno y razonable que exista. Izquierda Unida, según va teniendo menos capacidad electoral, va teniendo más poder institucional. Han estado en Baleares con el PSOE, están con el Partido Popular en algún ayuntamiento, en el País Vasco con el PNV, y en Asturias con el PSOE. Es un partido que está a la izquierda del Partido Socialista y que se define sólo por estar en un Gobierno, sea con quien fuere. Es una izquierda que están volatizando gente como Gaspar Llamazares o Madrazo, es terrible lo que están consiguiendo estos dos.
–¿Qué va a hacer en la campaña electoral vasca que se aproxima?
–Nada. No me han pedido nada. Consideran contraproducente que intervenga, porque son tendentes a acercarse al nacionalismo, de buscar votos en el nacionalismo. Eso hace que yo no les aporte nada. Al contrario, perturbo.
LA RAZÓN, 20/12/2004