La izquierda abertzale descarta un desarme de ETA ante las instituciones vascas

EL CORREO 07/08/13

· Sortu enfría las expectativas sobre un gesto de la banda en otoño e insiste en que un final sin el aval del Gobierno central es «inviable».

El globo de un posible gesto simbólico de desarme de ETA ante las instituciones vascas el próximo otoño parece a punto de pincharse. Al menos, la izquierda abertzale descarta de plano una propuesta que abanderan desde comienzos de verano tanto el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, como el lehendakari Iñigo Urkullu y que, para Sortu, no tendría «ninguna viabilidad» si no incluye, de forma directa o indirecta, al Gobierno central. Precisamente, la firme negativa del Ejecutivo del PP a entablar el más mínimo diálogo, ni siquiera a través de intermediarios, con la banda terrorista –a la que se limita a exigir su disolución incondicional para poder dar pie a una flexibilización de la política penitenciaria– ha cargado de razones al Ejecutivo de Vitoria y a la formación jeltzale para urgir a ETA a escenificar el desmantelamiento de sus estructuras ante representantes vascos.

La hipótesis ha ido cobrando fuerza en los últimos días, sobre todo a raíz de que el coordinador general de Lokarri, Paul Ríos, apuntara abiertamente la posibilidad de que ETA se mostrara dispuesta a «hablar» de la entrega definitiva de las armas con «agentes políticos y sociales vascos», algo que representaría una significativa novedad, dado que la banda siempre ha exigido una negociación de igual a igual «con el Estado» para dar carpetazo a lo que denomina «aspectos técnicos» del proceso de paz y mantener así la impresión de la existencia de un «conflicto armado» entre Euskadi y España.

El hecho de que Lokarri sea la plataforma impulsora del llamado ‘foro social’, cuyas recomendaciones –que incluyen un desarme «ordenado y consensuado» y el reconocimiento del daño causado por parte de los presos– la banda se comprometió a analizar en un comunicado emitido el pasado 15 de julio, ha dado alas a las especulaciones sobre un eventual gesto de desarme de ETA ante el Parlamento vasco. Además, tanto Lehendakaritza como Sabin Etxea llevan meses trabajando en esa hipótesis, aunque reconocen que se podría recurrir a algún tipo de fórmula mixta en la que un organismo internacional asumiera el papel de avalista del final de ETA o, incluso, que la organización armada decidiera escenificar su canto del cisne únicamente ante alguna de estas fundaciones extranjeras.

Pero, según fuentes de Sortu consultadas por este periódico, la izquierda abertzale no contempla un final de ETA que no cuente con el reconocimiento, siquiera de forma indirecta, del Ejecutivo central, responsable en última instancia de la situación del colectivo de presos de la banda, la auténtica ‘patata caliente’ con la que tiene que lidiar ETA para poder cerrar la persiana de una vez por todas. Estos medios insisten en que sin el Gobierno de Rajoy «no hay salida viable», aunque su participación se limite a ‘dejar hacer’ o a dar su visto bueno de forma discreta o implícita. «Hay que hacerlo de una manera que tenga credibilidad para todas las partes», apuntan en Sortu, donde no descartan la participación activa de observadores o negociadores internacionales que pudieran facilitar, avalar y certificar el desarme. Pero, en todo caso, no contemplan un gesto unilateral de ETA ante las instituciones vascas que no ofrezca garantías de dejar encauzada la situación de los reclusos etarras.

«No es inocua»

No sólo eso. Gobierno, PNV y Lokarri ya temían que un exceso de publicidad al asunto de la ‘vía vasca’ para el desarme podría dar al traste con ella, ante el rechazo de la izquierda abertzale a cualquier salida que haga aparecer a los jeltzales y al lehendakari Urkullu como va-

ledores de la paz y les permita apuntarse un tanto. Para Sortu, la insistencia de Urkullu y Ortuzar en que ETA rinda cuentas ante la sociedad vasca «no es inocua» y oculta el interés del Ejecutivo autonómico por «situarse en la centralidad» y reservarse «un papel» protagonista en el proceso de paz que le permita «controlarlo» y, en cierta medida, patrimonializarlo. «No vamos a hacer el paripé ante un organismo autonómico», sentencian las fuentes consultadas.

El rechazo de la izquierda abertzale a que ETA escenifique un desagravio ante las instituciones vascas enfría las expectativas que se habían ido generando –y que ese mismo mundo había contribuido a alimentar, al anunciar «nuevos pasos» para el mes de octubre– sobre un posible salto cualitativo de ETA en el corto plazo. Para los dirigentes de Sortu, que dicen no entender el «revuelo» generado, existe un exceso de «ansiedad y nerviosismo» ante ese hipotético nuevo escenario político que se alumbraría en otoño.

No obstante, en público la izquierda abertzale se muestra más prudente y dispuesta a profundizar en la «unilateralidad» para evitar un eventual «bloqueo» del proceso de paz. Si el lunes Hasier Arraiz, presidente de Sortu, abogaba por buscar «acuerdos multilaterales en Euskal Herria» que contribuyeran a dar un nuevo impulso al proceso, ayer el diputado de Amaiur Rafa Larreina pidió, entrevistado en Radio Euskadi, «centrarse en qué hacemos los demás para avanzar en la normalización» en lugar de «estar todos pendientes de ETA». Eso sí, el dirigente de EA abogó, preguntado por una posible entrega de armas sin contar con el Gobierno central, por profundizar «en la vía unilateral». «Es la más efectiva y la que más temen los sectores más inmovilistas», razonó.

EL CORREO 07/08/13