EL CORREO 18/11/13
ENTREVISTA ALBERT RIVERA, PRESIDENTE DE CIUTADANS
· El líder del partido que más crece en los sondeos junto a ERC denuncia que «nos señalan como malos catalanes por querer seguir viviendo en España»
· Rivera, nacido en Barcelona en 1979, tomó las riendas del partido en 2006.
Albert Rivera considera que ha llegado el momento de buscar «una mayoría excepcional» en Cataluña, de un alcance similar al pacto político PSE-PP de la anterior legislatura en Euskadi, con el fin de intentar frenar el avance del soberanismo. El líder de Ciutadans, el partido que más crece en aquella comunidad junto a Esquerra, reclama un giro al PSC y a ICV para que recuperen las señas de identidad de «la izquierda tradicional española». Rivera rechaza el calificativo de «oportunista» y se lo endosa a los «neoindependentistas» de CiU. «Nosotros somos oportunos», matiza.
– El escritor afincado en Cataluña Javier Cercas, autor de ‘Soldados de Salamina’, argumenta que el derecho a decidir es «una argucia» para evitar que partidos hegemónicos como CiU declaren «clara e inequívocamente» su posición sobre la independencia en unas elecciones catalanas. ¿Lo comparte?
– El mal llamado derecho a decidir, que no existe como figura jurídica, tiene dos objetivos. Por una parte, esquivar el verdadero debate sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos, que está reconocido por la ONU para pueblos oprimidos y excolonias sin derechos ni libertades. Y este no es el caso de un territorio democrático como Cataluña. Por otro lado, es una estrategia para que partidos como CiU puedan vestir su neoindependentismo o su nueva posición separatista para buscar mayorías que no tendrían si dicen que quieren separarse.
– ¿Hay temor en Cataluña a expresar la disidencia?
– Sí, es evidente. En ciudadanos, en trabajadores de la Administración, en empresarios con contratos públicos… Hay una oficialidad que dice: si estás a favor de la separación de Cataluña, si remas a favor del referéndum, eres un buen catalán. Si no, partidos como la propia Convergencia nos señalan como malos catalanes, como catalanes de segunda, porque queremos seguir viviendo en España dentro de la UE. Cuando ellos se autodenominan la esencia del pueblo, de la patria, y los demás somos traidores, eso marca.
«Mejor unidos»
– Su partido parece recoger esa disidencia, procedente de sectores desencantados del PSC y del PP.
– Hay dos motivos que hacen que Ciutadans esté creciendo mucho. Hay una etapa en España, que se abrirá tarde o temprano, en la que muchos españoles quieren más democracia, transparencia, acabar con la corrupción, un pacto por la educación… Debates estructurales que estamos liderando y que nos acercan a lo que la ciudadanía demanda. Mientras, el PP y el PSOE permanecen en el inmovilismo. Por otro lado, la nitidez y la claridad que mantenemos en Cataluña nos está ayudando frente a la tensión del separatismo. Nosotros decimos sin complejos ‘mejor unidos que separados’, desde valores de igualdad, solidaridad y progreso.
– ¿Teme que Ciutadans quede retratada como una opción política oportunista?
– Diferencio entre oportunismo y oportunidad. Oportunismo, que es decir aquello que no piensas sólo por contentar a la gente, puede ser peyorativo. Y eso es todo lo contrario a lo que hemos hecho. Nosotros hemos defendido posturas aparentemente minoritarias y que, por defenderlas sin complejos, nos han hecho crecer. Oportunista es ser ahora independentista, para entendernos. Porque es sumarse a la corriente de opinión mayoritaria, porque tienes a toda la oficialidad detrás, porque nadie te va a señalar. Remar a contracorriente como hace Ciutadans es todo lo contrario. Es lo oportuno, conveniente, y lo defendemos sin cortapisas.
– ¿A qué obedece la sensación generalizada de agravio que manifiestan los catalanes con respecto a España y que ha llevado a muchos a defender posiciones independentistas sin ser nacionalistas?
– En el siglo XX se ha demostrado que, cuando los estados entran en crisis y fallan, nacen los populismos y crecen los nacionalismos y los fundamentalismos religiosos. No creo que esté pasando algo muy distinto ahora. CiU y Esquerra están haciendo populismo de bajo nivel, diciendo que la independencia traerá más trabajo, obviando las consecuencias de una ruptura. Por eso la solución al separatismo de Cataluña no está solo en Cataluña, sino en toda España. Hay que ofrecer un proyecto atractivo al conjunto de los españoles sobre lo que es el Estado. Y eso es lo que está fallando. Esto no se soluciona contentando al separatismo con un referéndum. España tiene problemas y esos problemas traen como consecuencia el separatismo.
– En una comunidad en la que el Estado ha sufragado importantes infraestructuras como el AVE, el aeropuerto del Prat o el Puerto de Barcelona, ¿por qué ha aflorado ese sentimiento de que ‘España nos roba’?
– Porque la oficialidad, el Gobierno, se ha puesto al frente de ese mensaje, que es falso. Me parece inmoral culpar al resto de españoles de lo que se ha hecho mal en Cataluña. Nosotros podemos ser los más críticos con el Gobierno de España. Pero lo que nos diferencia de los separatistas es que ellos quieren romper el país y nosotros, arreglarlo.
«Utensilio del nacionalismo»
– Sin embargo, el Parlamento catalán recoge hoy una amplia mayoría partidaria de la celebración de una consulta sobre la independencia.
– El gran utensilio del nacionalismo está siendo el PSC, que se ha sumado a la consulta. Incluso Izquierda Unida, ICV. Si la izquierda tradicional española se suma a eso, ahí está el problema. El complejo de confundir la democracia con el mal llamado derecho a decidir. Si esos dos partidos dijeran que no, que no quieren celebrar esa consulta, CiU y Esquerra perderían la mayoría absoluta. Las últimas encuestas lo señalan así y nos dicen que igual tendríamos que sumar los demás.
– Oriol Junqueras, líder de ERC, ha amagado con bloquear las carreteras de Cataluña si no hay consulta. ¿Por qué se han radicalizado tanto las cosas?
– Ante un amenaza de declaración unilateral por la independencia, como la que está planteando Junqueras, hay que apelar a los partidos nacionales. IU y el PSOE tendrían que pensar en breve, en las próximas elecciones, en sumar por lo menos durante un tiempo. Si se diera la posibilidad de ganar por un escaño más quienes defendemos la convivencia en el marco constitucional, como pasó en el País Vasco, deberíamos sumar nuestros escaños.
– Los últimos sondeos sitúan a Ciutadans como la tercera fuerza en el Parlament, en una intención de voto que lidera Esquerra. ¿Estaría dispuesto a dar el salto como socio de un eventual Gobierno?
– Estamos liderando ese debate en Cataluña, que es la menos mala de las soluciones. No nos gusta apoyar a partidos que no quieren cambiar la ley electoral ni el sistema de partidos ni luchar a fondo contra la corrupción, pero nos gustan menos las barbaridades de Junqueras. Hay que ser prácticos. Quizá, durante algún tiempo, casi de manera excepcional, habría que buscar mayorías excepcionales, como pasó en el País Vasco con Patxi López (PSE) y Antonio Basagoiti (PP). Salvando las distancias, los partidos de ámbito nacional tendrán que dejar la ambigüedad en Cataluña, sobre todo el PSOE e IU.
– ¿Cree que el Estado podría llegar a suspender la autonomía en Cataluña? ¿Debería hacerlo?
– Potestad jurídica tiene. Pero sería un error entrar en esa posición. Estoy hablando de error, siempre que no haya un golpe contra la Constitución. Si un señor se sube a un balcón y declara la independencia, entramos en la selva. Cuando uno rompe el Estado de Derecho, ya no se sabe lo que puede pasar. Espero que no ocurra. Por eso hay que buscar mayorías políticas distintas, explicar bien cuánto se ha invertido en Cataluña… Es evidente que hay que elaborar un plan para vertebrar Cataluña como parte de España. Y me preocupa que el PP no esté en eso y mucho menos, los socialistas.
– Su partido y UPyD parecen beneficiarse de las ansias de regeneración política que recogen las encuestas. ¿Se ha planteado algún tipo de convergencia con Rosa Díez en el conjunto de España?
– Les hemos propuesto unirnos, sin condiciones, y Rosa Díez no ha querido. Y eso que Fernando Savater, en el congreso de UPyD, dijo que había que dejar de lado siglas y personas para unirnos en favor de un tercer partido fuerte en el Congreso. Si la dirección de UPyD rectifica, estaremos encantados de sumar. Pero tampoco vamos estar dependiendo de la voluntad de Rosa Díez.
«El Concierto vasco es un privilegio a derogar»
– ¿Reconoce el Concierto Económico de Euskadi como un derecho histórico –recogido en la Constitución– o cree que se trata de un privilegio?
– Es un privilegio. Y entiendo que es algo consolidado, pero creo en un modelo federal, cooperativo, igualitario. Que tengamos autonomía las comunidades, pero con una Hacienda común. Hay que ir a un modelo que a la larga derogue el Concierto. Entiendo que no guste a algunos. Pero sería oportunista defender algo en lo que no creemos.
– Es motero, ¿ha estado de ruta por las carreteras del País Vasco?
– He estado con el coche. He ido bastantes veces de vacaciones. Para mí, San Sebastián es una de las dos mejores ciudades de España. Me gusta mucho la costa entre San Sebastián y Bilbao. Zarautz, Lekeitio… me encanta la zona. Tengo pendiente un viaje en moto por el País Vasco, tanto español como francés. Me lo recomiendan mis amigos moteros. Desde el Pirineo, por Pamplona, subiendo a San Juan de Luz. Cuando pega fuerte el Cantábrico, la verdad es que es espectacular.
– En lo personal, ¿cómo se vive en Cataluña siendo de alguna manera un referente para quienes asumen sin complejos su condición de español y catalán, aunque sea visto por el nacionalismo como el ‘español oficial’? ¿Ha perdido amigos por cuestiones de identidad?
– Pues unos cuantos. Me quedó muy marcada una frase de Albert Boadella, cuando se fundó Ciutadans, cenando en su casa hace unos años. Me dijo Boadella que cuando se posicionó políticamente y criticó a Pujol, a CiU y al Gobierno tripartito, perdió la mitad de su agenda. Pero también es verdad que he conocido a mucha gente, he ganado amigos y siento el apoyo de mucha gente que necesita que alguien, desde la humildad, dé la cara por ellos.