EL MUNDO 17/12/13
El ex presidente del Gobierno y actual presidente de Faes, José María Aznar, ha comparado el «desafío al Estado de Derecho» del referéndum independentista de Cataluña con la banda terrorista ETA, en tanto que comparten «estrategias de destrucción» del pacto de convivencia que supone la Carta Magna. Una estrategia «distinta» –señala–, pero igualmente «frontal e ilegal».
El presidente de honor del PP presentó esta equiparación de los fines de independentistas y terroristas durante su intervención en el VIII Seminario Luis Portero de Derechos Humanos, organizado por la Fundación que lleva el nombre del que fuese primer fiscal superior de Andalucía, asesinado por ETA en octubre de 2000. El acto se celebró en el Colegio Mayor Albaicín de Granada, bajo el lema Por un final de ETA sin impunidad: la sentencia de Estrasburgo y sus efectos.
Aznar comenzó su intervención centrándose precisamente en la llamada «lucha de relatos» sobre el final de la organización terrorista, exigiendo que la «derrota operativa» de ETA sea «una victoria política para la democracia», lo que requiere «oponerse sin sombra de duda a la elaboración y la difusión de las versiones exculpatorias del terrorismo».
Recordó el reciente aniversario de la Constitución para señalar la existencia de un nuevo ataque «que no impugna sólo las reglas básicas de la organización territorial del Estado» o «la soberanía nacional», sino que, considera, «aspira a destruir una historia vivida en común».
«Generosidad»
Aznar, incluyendo tanto a ETA como al nacionalismo catalán, lamentó que sean precisamente las fuerzas a las que la Carta Magna de 1978 «extendió su voluntad integradora con mayor generosidad» sean las que apuestan por acabar con ella. Cree así que la convocatoria del referéndum por parte del presidente catalán, Artur Mas, deja en «evidencia» quiénes «han querido integrar y quiénes han querido excluir».
Por ello, el ex presidente del Gobierno pide que ante lo que tiene de ilegal la convocatoria el Estado reaccione «con eficacia y de manera proporcionada a la gravedad del desafío». No se trata, considera, de un «proyecto partidista», sino de «la integridad de la nación y su continuidad histórica y democrática».
Cree Aznar que España «no se va a romper, pero la sociedad catalana ya acusa fisuras muy importantes», y advierte que «se equivocan» quienes esperan que «su separatismo encuentre separadores que la alimenten» porque «es hora de decir que Cataluña nos importa».