EL MUNDO 29/12/13
· Artur Mas no se convertirá en el segundo presidente autonómico en defender un plan de secesión en el Congreso. CiU descartó ayer que el jefe del Ejecutivo catalán vaya a seguir los pasos del ex lehendakari Juan José Ibarretxe para pedir el visto bueno de la Cámara a la celebración del referendo.
La federación nacionalista quiere evitar a toda costa que Mas emule la derrota cosechada por Ibarretxe el 1 de febrero de 2005, cuando vio tumbada por 313 votos en contra, 29 a favor y dos abstenciones su reclamación de establecer un acuerdo de libre asociación entre el País Vasco y el resto del Estado. Los soberanistas catalanes prefieren mantener al presidente del Govern alejado de las Cortes Generales y minimizar, así, el desgaste político que conllevaría tener que soportar en cuerpo presente el seguro rechazo que la mayoría del Hemiciclo dispensará a la solicitud de cesión de competencias estatales para que Cataluña pueda convocar el referendo.
El presidente del grupo parlamentario de CiU en el Parlament, Jordi Turull, ratificó ayer que optarán por una estrategia de perfil bajo, consistente en que sean los representantes de CiU, ERC e ICV en el Congreso los encargados de defender la proposición de ley que estos mismos partidos habrán presentado para reclamar al Gobierno la delegación en la Generalitat de la competencia para autorizar, convocar y organizar referendos en virtud del artículo 105.2 de la Constitución; ése que permite al Estado «transferir o delegar en las comunidades autónomas facultades correspondientes a materias de titularidad estatal». Será una proposición de ley calcada a la propuesta que aprobará el Parlament el 16 de enero, con los votos de esas mismas formaciones y la CUP, el cuarto integrante del bloque que pactó la fecha y preguntas de la consulta, y que en este caso no ostenta representación en las Cortes Generales.
Turull ofreció varios argumentos para justificar que Mas vaya a permanecer agazapado después de urdir el desafío soberanista que ahora busca culminación. El nacionalista vino a sostener que se niegan a que el presidente de la Generalitat tenga que rendir cuentas ante otro Parlamento. Dijo Turull que la intención es «preservar la figura del president». Como contrapartida, y para seguir marcando distancias con lo acaecido con el plan Ibarretxe, el dirigente de Convergència aseguró que tampoco pedirán que sea el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien replique a los portavoces de las fuerzas catalanas en el Congreso cuando soliciten la cesión de competencias.
La voluntad de revestir el proceso soberanista con una pátina de «transversalidad», esto es, de combatir la idea de que la celebración de la consulta es una mera obsesión de Mas y no del pueblo catalán, también subyace en la vía escogida a la hora de trasladar el órdago al Congreso.
La última de las justificaciones radica en el precedente histórico más cercano: el del proceso de aprobación del Estatut, en el que no fue Pasqual Maragall quien defendió, como presidente del Govern, la nueva norma marco catalana en la tribuna del Congreso, sino, como ahora se pretende, los portavoces de las fuerzas políticas catalanas.
La hoja de ruta revelada ayer por CiU podría implicar que fuera el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, quien defendiese el mecanismo para celebrar la consulta de autodeterminación. Una opción que el líder de Ciutadans, Albert Rivera, tildó ayer de «paradójica», subrayando que el elemento más contrario a la secesión de Cataluña en el seno de CiU tenga que ser el encargado de justificar el «proceso separatista» en el Congreso. Rivera instó a Mas a poner el broche a su huida hacia adelante y defender la celebración del referendo «como presidente, como quien lidera el proceso».
El presidente de Ciutadans sí quiso volver sobre el paralelismo entre el presidente catalán e Ibarretxe, que el no nacionalista viene empleando en los últimos meses y que también basa en la previsible convocatoria de elecciones anticipadas cuando su plan sea rechazado. Rivera instó a Mas a seguir al ex lehendakari. A someterse a las «Cortes, donde reside la soberanía nacional», y a acatar el resultado de la desfavorable votación que se avecina. «Quizás es que el presidente de la Generalitat no acepta ver cómo su propuesta no es mayoritaria en el conjunto de la sociedad española», abundó Rivera, rememorando el vapuleo que recibió en el Congreso el «derecho a decidir» cuando era Ibarretxe quien recurría a esta expresión para pedir la autodeterminación vasca.
EL MUNDO 29/12/13