Yo también quiero a Madrid

Hoy, como todos sabemos, es día 11. Día del Dolor, por antonomasia. En Madrid y en Euskadi, en España y en Europa, en New York y en el mundo. Este día lo acompañaremos de recuerdo, sentimiento, solidaridad y alerta. También con un poema-canción «Yo tambien quiero a Madrid».

YO TAMBIÉN QUIERO A MADRID

Al Madrid de Sabina y Quevedo,
de Forges y Tierno, de Raúl y Umbral,
de Gómez de la Serna y Almodóvar,
de Larra y Alaska, de Garate y Valle Inclán.
Al Madrid de todos mis amigos,
de Gabriel y Ana, de Teo y María,
de Víctor y Ana, de Adolfo y Paloma,
de Iván y Chuchi, de Hilario y Dani.

A ese enjambre de ojos asombrados
que cruzo por sus aceras un par de veces al mes,
a esa ciudad de brazos y piernas abiertas,
pasarela de actrices, trampolín de sueños,
invivible pero insustituible, urgente pero
necesario, castizo pero cosmopolita.

Amo ese Madrid recién acuchillado por la barbarie,
de músicos geniales y poetas callejeros,
de altos ejecutivos y putas desdentadas,
de coches nerviosos y eternas avenidas,
de yonquies ansiosos y sordos diputados,
de taxistas chulos y distinguidos presentadores.

Necesito ese Madrid de mujeres preciosas
e inalcanzables, de semáforos locos
que observo desde mi paleta adolescencia
subido en la torre más alta
como a un hormiguero de alienígenas.

Como no amar ese Madrid que me excita,
de autobuses con dorsales y voraces bocas de metro,
que me guiña sus dulces ojos de neón,
que me pierde, me nutre y me envenena
por despachos nobles y oscuros callejones,
tiendas de segunda mano y finos restaurantes.
Ese Madrid que recorro un poco aturdido,
de mantas cubiertas con carátulas piratas
y sábanas de seda en hoteles familiares,
viejos libros en la cuesta Moyano
y nuevos proyectos que me entretienen y enamoran.

Lloro a ese Madrid posmoderno y antiguo,
hechizo colectivo, noctambulismo militante
y frívola alucinación, Madrid de movida
caduca y nuevos horizontes,
de Puerta del Sol y Glorieta de Bilbao,
de Príncesa y Castellana, de don Santiago
Bernabeú y don Vicente Calderón.

Quiero a ese Madrid de Cibeles y Ventas,
eterna corte de los milagros
y densas oleadas de inmigrantes,
distinguidas princesas enamoradas
y desahuciados mendigos que duermen
junto al turbio tetrabrick de vino barato,
de establecimientos comerciales y consignas políticas.
Sí, hoy Madrid es la Salamanca que amo,
donde nazco y muero destrozado
en un tren de cercanías.

Letra: Juan Maria Montes, Música: Gabriel González, Recital: “11-M: Del Pozo al cielo, vía Atocha”

Gabriel 11/6/2004