EL MUNDO 04/06/15
· Rechaza la exigencia de Junqueras y se niega a suscribir el pacto de Convergència y ERC.
Ada Colau sigue intentando que ERC le preste su apoyo para formar un gobierno estable en el Ayuntamiento de Barcelona. Pero no está dispuesta a suscribir la hoja de ruta soberanista de Artur Mas y Oriol Junqueras para ganarse el favor de los republicanos.
Así lo aclaró ayer la líder de Barcelona en Comú (BComú), después de que el pasado lunes Junqueras le exigiese como condición para pactar en el Consistorio la adhesión al compromiso rubricado por Convergència, ERC y la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para declarar la independencia de Cataluña en 2017.
«No firmaremos hojas de ruta que nos son impropias», rebatió ayer Colau al jefe de filas republicano. La ganadora de las elecciones a la Alcaldía de Barcelona sólo se compromete, por el momento, a celebrar una consulta entre los barceloneses para que decidan si el Ayuntamiento debe integrarse en la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), la entidad que aglutina las localidades secesionistas catalanas. Con este gesto pretendía demostrar Colau su simpatía hacia el «derecho a decidir» y contentar a ERC. Ahora espera que Junqueras entienda que, para un partido tan ambiguo en la cuestión soberanista como BComú, es inasumible suscribir un guión que pone fecha a la secesión y, además, lleva el sello de Convergència, su principal enemigo político. «Con CiU no compartimos hoja de ruta», subrayó ayer la ex activista.
La exigencia del líder de ERC supera con creces el requisito establecido por el alcaldable republicano en Barcelona. Alfred Bosch considera «irrenunciable» que Colau se sume al proceso soberanista, pero ha rehusado concretar la fórmula con la que BComú deberá demostrar ese respaldo, a sabiendas de que poner el listón demasiado alto podría dinamitar la negociación para formar gobierno en la capital catalana.
La eventual alcaldesa de Barcelona continúa convencida de que es posible articular un Ejecutivo de izquierdas en la Ciudad Condal que incluya a ERC y el PSC. Tras cerrar la puerta a su adhesión al plan de Mas y Junqueras, Colau añadió que las conversaciones con republicanos y socialistas se producen «cada día» y son «positivas». «Está todo abierto», añadió. «Las conversaciones progresan adecuadamente», sumó el líder del PSC en Barcelona para validar la versión de Colau, mientras ERC guardaba silencio. Sin embargo, Jaume Collboni advirtió de que orquestar un tripartito sólo será posible si la discusión se centra en una «lógica de ciudad» que permitirá encontrar espacios comunes. El socialista auguró que el pacto para gobernar Barcelona fracasará si «se supedita a otros proyectos» como el independentista.
La coincidencia entre los socialistas y BComú en este punto es total. Colau justificó su negativa a asumir el plan de Mas porque Barcelona, además de la capital de Cataluña, «es una ciudad de 1,6 millones de vecinos con pluralidad» y, como tal, «merece tener un proyecto propio».
No opina lo mismo Convergència, quien ayer lamentó el giro que está experimentando el Ayuntamiento de Barcelona tras la derrota de Xavier Trias. El número dos de CDC, Josep Rull, censuró que Colau esté abriendo desde la izquierda una «tercera vía» contraria a la secesión, en lugar de respaldar el proyecto de Mas como hacía el alcalde saliente.
Rull sólo constató un cambio de tendencia que Colau ya inauguró al anunciar que una de sus primeras medidas como alcaldesa será exigir a la Generalitat el pago de los 148 millones de euros que debe a la capital catalana, fruto de la subordinación económica al Govern que Trias practicó durante todo el mandato.
EL MUNDO 04/06/15