EDITORIAL ABC – 24/08/15
· Las argucias que utiliza el nacionalismo en materia de financiación demuestran que el proceso soberanista es, simplemente, un gran engaño político y social.
En los últimos años el nacionalismo catalán ha demostrado en numerosas ocasiones que el fin justifica los medios con tal de avanzar hacia la realización de su particular utopía independentista. Prueba de ello es que el proceso soberanista liderado por Mas ha mentido de forma recurrente a los catalanes empleando como lema su «España nos roba» para venderles un falaz escenario de abundancia y prosperidad bajo la independencia, al tiempo que impulsaba la celebración de una consulta ilegal o, como ahora, planteando unas elecciones plebiscitarias cuando, en realidad, la convocatoria del próximo 27 de septiembre no son más que unos nuevos comicios autonómicos. Este reprobable espíritu de engaño no es algo exclusivo de Artur Mas y sus socios de gobierno, sino que se extiende a las plataformas independentistas, empezando por la propia Asamblea Nacional Catalana (ANC), el principal aliado que tiene Mas en el ámbito social.
Las trampas e irregularidades cometidas por la ANC en la consecución de su meta separatista son manifiestas desde su nacimiento, en 2012. Destaca la opacidad de sus cuentas –que ya denunció ABC en su día–, con grandes ingresos sin justificar a base de donaciones, aportaciones y la venta de productos de marketing independentista. Las fundadas sospechas que sobrevuelan sus finanzas desde hace tiempo han conducido a dicha organización a aceptar el pago de una sanción a Hacienda para regularizar su situación fiscal e intentar blindarse de cara a posibles actuaciones. La ANC tendrá que abonar 172.000 euros por no declarar el IVA en la venta de sus camisetas y el alquiler de autobuses para sus manifestaciones, además de otros 43.900 euros en concepto de multa.
Pero aún más grave es la violación de derechos fundamentales que podría haber cometido durante la megaencuesta secesionista realizada poco antes de la consulta del pasado 9 de noviembre, ya que la ANC recogió información que vulnera la Ley de Protección de Datos. Las autoridades competentes le han abierto un expediente por el registro de datos ideológicos relativos a personas que se negaron a participar en la encuesta o que, habiéndola realizado, no consintieron el tratamiento de esa información personal.
Un año más, la ANC y otros grupos independentistas afines presionarán a los comerciantes y vecinos de la Avenida Meridiana de Barcelona, por donde discurrirá la manifestación secesionista de la Diada el próximo 11 de septiembre, contando por primera vez con seguridad privada para que la marcha refleje una imagen de éxito. Poco importa que las amenazas nacionalistas atropellen libertades individuales o que la concentración tan solo cuente con la participación de un porcentaje minoritario de la sociedad catalana. Estas argucias que utiliza el nacionalismo en materia de financiación demuestra, una vez más, que el proceso soberanista es un gran engaño político y social.