EL CONFIDENCIAL 23/09/15
“La banda ya solo son sus presos y muy poquito más”. La frase, lapidaria, la pronunció el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, tras la caída del aparato político de ETA. Pero define a la perfección la realidad de una organización terrorista que tras 50 años de existencia está técnicamente derrotada. Ya no queda más, o como señala el titular de Interior, muy poco más. Sin contar con la estructura de huidos y refugiados en países sudamericanos, el entramado operativo de ETA en Europa, principalmente en Francia, apenas supera la decena de militantes.
La detención de Iratxe Sorzábal Díaz, alias Ezpela, Flores y Begoña, y de David Pla Martínez, alias Mintxo, reduce la cúpula política de ETA a la mínima expresión. En ese aparato, los servicios antiterroristas ya solo sitúan a Mikel Irastorza Artola, exdirigente de la extinta EKIN (una especie de comisariado político de ETA), que pasó a la clandestinidad hace pocos años. Sobre todo teniendo en cuenta que el histórico jefe etarra José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, alias Josu Ternera, con una gran capacidad para salir siempre ileso de las operaciones policiales, actuaba en esta última etapa como un asesor de la dirección. De esta manera, la Zuba de ETA, su comité ejecutivo (que siempre tiene que ser un número impar) ha dejado de existir. El 8 de julio también eran detenidos en Francia los responsables del aparato logístico militar: Xabier Goienetxea y Joseba Iñaki Reta de Frutos, responsables de vigilar los zulos y controlar el aparato de falsificación de la banda, vital para que los militantes operativos puedan vivir en la clandestinidad.
La decena de etarras en activo se encuentran escondidos, generalmente en parejas, en Francia y Bélgica, mientras que la reserva de ETA (huidos que llevan ya muchos años en la clandestinidad y apartados de la primera fila de la banda) se distribuye entre Reino Unido, Alemania e Italia. Los servicios antiterroristas sitúan a Eneko Aguirresarobe Olagay al frente del único talde (comando) logístico de la banda; a Miren Nekane Txapartegui Nieve al frente del aparato internacional de la banda, y a Arnaitz Arambarri Echaniz dirigiendo la reserva. Son los rescoldos de una ETA que se apaga irremediablemente.
Con la caída de los últimos cuatro jefes (Sorzábal, Pla, Goienetxea y Reta de Frutos) lo que queda de la banda no tiene en estos momentos capacidad de toma de decisión. No obstante, junto a los dos políticos arrestados este martes se encontraba Ramón Sagarzazu Gaztelumendi, alias Ramontxo, Txango y Lohitzun, otro histórico de la banda que ya estuvo vinculado a la delegación etarra que negoció con el Gobierno de Zapatero en 2005 y 2006, por lo que los servicios antiterroristas tratan ahora de dilucidar si ETA ha reclutado a nuevos dirigentes, procedentes de la hornada de veteranos que llevan tiempo en la reserva, para apoyar a la dirección etarra en el proceso de desarme que queda pendiente.
La mujer con más galones
Sorzábal, en la clandestinidad desde finales del año 2001, era la mujer que más galones había acumulado en ETA desde la detención de Soledad Iparragirre, alias Anboto. Aunque no estuvo en el equipo que negoció con Zapatero en los años 2005 y 2006, sí encabezó la delegación que a comienzos del año 2012 viajó a Oslo (Noruega) para intentar abrir un canal de comunicación con el Ejecutivo de Rajoy. Por su parte, David Pla fue el dirigente etarra que leyó el comunicado de octubre de 2011 que ponía fin a la violencia etarra.
Sorzábal, Pla y Sagarzazu han sido detenidos en la localidad de Saint Etienne de Baigorri, muy cerca de la frontera con España y a 11 kilómetros de Osses, donde en julio fueron arrestados los dos responsables del aparato logístico-militar. Fuentes antiterroristas consultadas señalan que Pla y Sorzábal estuvieron durante un tiempo ocultos en París y en las últimas semanas se habían traslado a la frontera al parecer para celebrar reuniones que analizaran los siguientes pasos a dar por la dirección de la banda, teniendo en cuenta la proximidad de las elecciones generales de diciembre.
Sorzábal, además, es la pareja del último gran dirigente militar de ETA, Mikel Carrera Sarobe, alias Ata. Ambos tuvieron una hija en el verano de 2009 en una clínica de la ciudad de Annecy, en la frontera con Suiza e Italia. La niña no estaba con su madre en el momento de la detención.