EL MUNDO – 29/09/15
· La coalición Catalunya Sí que es Pot afirma que se mantendrá para las generales pese al fracaso.
· El anunciado bloqueo de la CUP a la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat abrió ayer la remota posibilidad de que regrese al Parlamento de Cataluña el viejo esquema izquierda-derecha.
Contemplando ese potencial escenario, Podemos centró su reflexión del día después en proponer un Govern «progresista» junto a ERC, el PSC y la CUP, siempre y cuando la candidatura de Junts pel Sí se rompa por la izquierda y los republicanos se deshagan de Convergència.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, reconoció que se encontraría «a gusto» en esa situación y bendijo su configuración como «buena para los catalanes y los españoles». «Sería bueno para las fuerzas que defendemos la soberanía por encima de cualquier bandera», recalcó.
De manera muy explícita, y después de conocerse el veto de la CUP a Mas, Iglesias movió ficha a favor de ese pacto. «Yo me entiendo cuando hablo con Joan Tardà [ERC], incluso cuando hablo con miembros del Partido Socialista, sobre todo cuando no están crecidos por su resultado electoral; me entiendo cuando hablo con gente de la CUP», ahondó. Ya durante la campaña había reconocido esa afinidad, pero entonces aportaba algunos matices importantes. El líder de Podemos había insistido una y otra vez, sobre todo en la última semana, que su candidato, Lluís Rabell, era el único capaz de liderar un Ejecutivo «progresista» por encima de los bloques del sí y el no. Ahora esa condición desaparece completamente de la ecuación y tan sólo se apela a caminar juntos por un sendero de entendimiento.
La «mayoría progresista» en la que confía Podemos tendría que dejar a un lado el debate independentista para que «convivan» todas las fuerzas y así poder encomendarse a «un programa de combate a los recortes y un programa social de defensa de la verdadera soberanía, que tiene que ver con los hospitales y las escuelas», además de la corrupción.
Por otra parte, el análisis que Podemos hace sobre los «decepcionantes» resultados en Cataluña parte de la base de que la fuerte polarización del debate independentista les ha pasado por encima. Por eso, Iglesias eludió ayer cualquier balance pesimista sobre su futuro en las generales porque –defendió– el «ecosistema político catalán» ni es extrapolable al resto de España ni puede «preestablecer» lo que puede suceder en diciembre. Al margen del generalizado desconocimiento de la marca –Catalunya Sí que es Pot– y del candidato Rabell, el líder de Podemos salvaba así el futuro de la candidatura de unidad junto a ICV y EUiA.
Para Iglesias, el fracaso de la primera experiencia de confluencia de Podemos no cambia la estrategia. «La hoja de ruta se mantiene» y se continuará buscando acuerdos en el resto de España con otras fuerzas de la órbita de la izquierda. Sin embargo, un vistazo a los resultados de Barcelona resulta doloroso. Podemos perdió más de la mitad de los electores –90.000– y más de un 15% del voto cosechado cuatro meses antes por Ada Colau. Tampoco le fue bien en Badalona, la otra ciudad con la etiqueta «del cambio», donde la candidatura se dejó el 6,14% de los votos.
PROMETE UNA CONSULTA DONDE DEFENDERÁ EL ‘NO’
Salir de la indefinición. Después de asumir el alto coste sufrido por el discurso tibio e indefinido de Podemos sobre la independencia, Pablo Iglesias intentó ayer dar un paso al frente prometiendo, incluso con cierto aire de solemnidad, que convocará un referéndum en Cataluña si es el próximo presidente del Gobierno. El líder de Podemos aseguró que en esa consulta defendería el ‘no’ a la secesión y el ‘sí’ al «encaje constitucional» de la «nación» catalana dentro de un proyecto «plurinacional» y atractivo de España del que, por cierto, no dio ninguna pista ni aportó algún elemento novedoso. Según explicó, el referéndum sería «vinculante políticamente», es decir, si el resultado fuera la independencia obligaría a activar los mecanismos legales para que fuera posible.
EL MUNDO – 29/09/15