ISABEL SAN SEBASTIÁN – ABC – 29/10/15
· La aprobación en el Parlament de una proclama independentista debería llevar al Gobierno a cerrar el grifo del dinero.
Ante la arrogancia chulesca exhibida por los sediciosos catalanes en su escalada desafiante ya pocos demócratas discuten la necesidad de recurrir al artículo 155 de la Constitución a fin de garantizar la integridad de la Nación española en el marco de un Estado de Derecho regido por la Ley. Menos aún confían en la posibilidad de frenar la secesión impulsada por ese nuevo «trío de la benzina» que componen CDC, ERC y la CUP sin llegar a emplear este instrumento. Ahora el debate se centra en determinar el momento oportuno para hacerlo. Y mientras se sopesan pros y contras de antes o después de, nos vamos quedando sin tiempo.
El calendario juega claramente a favor de los independentistas. Ellos acaban de elegir un parlamento autonómico en el cual suman mayoría absoluta de escaños, lo que les permite imponer sus decisiones sabiendo que la «construcción nacional» es su único elemento cohesionador y por tanto la condición necesaria de su mantenimiento en el poder. Nosotros acabamos de disolver las Cortes y afrontamos una campaña electoral con su dosis correspondiente de confrontación y disputa. Ellos se disponen a elevar a la presidencia de la Generalitat a un hombre políticamente abrasado por la corrupción que acorrala a su partido, quien ha encontrado en el «martirio patriótico» una vía de escape perfecta a la infamia derivada del escándalo del «tres por ciento».
¿Qué le importa a Mas ser inhabilitado? Tiene ya un refugio allende el Atlántico, seguro y bien retribuido. Nosotros vamos a tener que hacer encaje de bolillos para elegir al próximo jefe del Ejecutivo, trenzando alianzas complejas entre fuerzas muy alejadas de la mayoría absoluta, lo que nos aboca a un período de máxima inestabilidad a partir del 20-D. Ellos han ejecutado impunemente cada una de sus amenazas, empezando por la celebración de ese referéndum ilegal que prohibió el TC en una sentencia con la que el «president» y sus secuaces se fumaron un puro. Nosotros hemos agachado la cabeza ante cada una de sus provocaciones.
Nos llevan ventaja. Cuando anuncian, en la propuesta de resolución aprobada por la mesa del Parlament, que no piensan obedecer otras leyes que las emanadas de esa cámara, lo dicen con la credibilidad que les otorga un ya largo historial de desobediencia. Somos nosotros quienes debemos demostrar que tampoco estamos de broma cuando decimos: ¡basta ya!
Este es el momento oportuno para actuar en defensa de España y del ordenamiento jurídico vigente, sin vacilaciones ni complejos. La razón democrática está de nuestra parte. Es el momento oportuno para que el presidente del Gobierno lidere una ofensiva en varios frentes: legal, mediático, político y popular, llamando a la ciudadanía a tomar la calle, con el objetivo de parar definitivamente los pies a quienes quieren destruir la patria común de todos los españoles. Es el momento oportuno de recordar la célebre frase de Churchill, tantas veces verificada a lo largo de la Historia: «Queríais paz a cambio de dignidad, ahora tenéis indignidad y guerra».
El momento mismo en que el Parlamento de Cataluña apruebe su proclama independentista será el momento oportuno para que el Gobierno de España corte a la Generalitat el oxígeno financiero, asuma la administración del dinero, en aras de prevenir que siga empleándose en la comisión de un delito, y se asegure de hacer saber a todos los ciudadanos que las nóminas de los funcionarios y pensionistas se pagan a partir de ese momento desde Madrid. Ni un minuto antes, ni uno después.
ISABEL SAN SEBASTIÁN – ABC – 29/10/15