ABC – 13/11/15
· El aspirante no convence a la CUP tras ofrecer someterse a una cuestión de confianza.
· Del mismo modo que la Generalitat burló la prohibición de celebrar una consulta secesionista por parte del Tribunal Constitucional (TC) inventándose la trampa del «proceso participativo» en noviembre de 2014, Artur Mas se dispone ahora a hacer otro tanto con respecto a la suspensión de la declaración de «inicio del proceso».
Así lo anunció ayer el presidente catalán en funciones durante la segunda votación de la sesión de investidura, una votación que, como la del martes, resultó fallida. Pese a concedérselo todo a la CUP –incluso someterse a una cuestión de confianza a la vuelta del verano–, los antisistema volvieron a negar a Mas sus votos.
Fue durante el turno de réplica de Artur Mas, después de que Antonio Baños realizase una durísima intervención denunciando la falta de lealtad de CDC durante las negociaciones, cuando el aspirante a presidir la Generalitat confirmó que piensa sortear la prohibición acordada por el TC. Por lo que dio a entender, no será una desobediencia de frente, sino más bien, como pasó con el 9-N, con un ardid legal que, sin embargo, no le ha evitado verse imputado junto a dos de sus consejeras con posterioridad.
Interino
«¿Qué hicimos cuando nos prohibieron la consulta? Pues encontramos la manera de poner las urnas, y 2,3 millones fueron a votar, que no es poco», aseguró ayer Mas, en lo que pudo leerse como una nueva concesión –no será la última– de Junts pel Sí a la CUP. Por el momento, el entreguismo de Mas a los antisistema está resultando estéril, y como el martes, únicamente los 62 diputados de JpS apoyaron al candidato. En frente, los 73 votos del resto de grupos, incluida la CUP, formación que anima a la coalición que forman CDC y ERC a seguir negociando.
Por ahora, más que una negociación, el intento de llegar a un acuerdo es más bien una rendición por entregas. El miércoles por la noche, tras una reunión de Mas con las cúpulas de CDC, ERC y la CUP, ya trascendió que el aspirante aceptaba diluir su peso en el nuevo ejecutivo, asumiendo un cargo de tipo más representativo y delegando la acción de gobierno en tres vicepresidencias: una de tipo económico para Oriol Junqueras (ERC), otra social para Neus Munté (CDC) y otra de relaciones exteriores para Raül Romeva. La propuesta de presidencia coral es bien vista por la CUP que, sin embargo, sigue rechazando lo fundamental, la continuidad de Mas como presidente, aunque sea en modo menguante. Junto a la pérdida de atribuciones, Mas explicó ayer que ha ofrecido a la CUP otra concesión: someterse en septiembre a una moción de confianza en el Parlamento, brindándose así a los antisistema como una especie de presidente interino en aras de no parar el proceso. No fue suficiente.
La réplica del líder de la CUP, Antono Baños, fue fulminante, y no tardó ni 30 segundos en rehazar la última oferta. «La CUP votará no», espetó Baños sin opción al matiz, asegurando eso sí que su negativa es en realidad una invitación a seguir negociando, considerando que el ofrecimiento de Mas no amplía la base social del independentismo y que es «insuficiente» porque no deja de ser más que una ampliación del acuerdo previo con ERC.
Pese a esa teórica mano tendida, Baños sorprendió con un alegato durísimo contra JxS, a quienes acusó de no ser leales durante las negociaciones. «El ruido, las gesticulaciones, gustan mucho en Madrid, pero las cazas de brujas no nos sirven. La CUP no hace así las cosas. Creemos en la lealtad en las negociaciones», soltó Baños, al frente de una formación que no tiene los resortes en los medios que tiene CDC, y que ya lleva meses denunciando la política de filtraciones del entorno convergente para meterles presión.
«Pido un poco más de respeto a la CUP, la única fuerza que no tiene diputados imputados por corrupción», apuntó Baños golpeando en el flanco más sensible del partido de Mas. En ese momento, la cara de desolación entre el propio Mas y sus diputados era patente. Pese a que ya se intuía el «no», el tono de Baños sorprendió por su dureza entre las filas convergentes.
«Atornillados a la mesa»
Pese a ello, la CUP explicó que «estamos atornillados a la mesa de negociaciones y seremos los últimos en levantarnos». «La independencia es irreversible», añadió el portavoz anticapitalista, que reiteró que nadie en el campo soberanista desea unas elecciones anticipadas que se da casi por seguro que serían el entierro definitivo del «proceso». Mas, en su réplica, volvió a implorar a la CUP: «Señor Baños, hay tiempo, pero no mucho, hasta el 9 de enero, pero el plazo no debería ir tan lejos». Mas dijo confiar en resolver la investidura «de manera razonable en los próximos días».
Ahora mismo no se sabe si el aspirante Mas logrará su deseo. Sea como fuere, se lo está dando todo a los antisistema. La CUP sigue marcando la agenda.
ABC – 13/11/15