EL MUNDO – 16/12/15 – Entrevista ALBERT RIVERA
· Duerme una media de seis, siete horas durante la campaña. Apura un café en una sala del Eurobuilding, convertido en su casa hasta que encuentra una de verdad en Madrid. Le gusta la zona del Retiro. Tiene que ponerse a ello. No recuerda el último día que tuvo libre. Hace una semana que no se hace un largo en una piscina. Lo echa de menos. La agenda se lo impedirá en los próximos días.
PREGUNTA.– Las últimas encuestas muestran un estancamiento de Ciudadanos. ¿Se le está haciendo larga la campaña?
RESPUESTA.– No creo que sea eso. Todo se mueve y los rivales también juegan. Hay gente que se ha sumado a plataformas y coaliciones, como Podemos, y luego los indecisos van a ir decidiendo poco a poco. La sorpresa esta campaña es que hay entre un 18% y 20% de indecisos. Eso es un récord en las últimas legislaturas. Y luego todo dependerá de la participación: si es baja, nosotros lo tendremos difícil para ganar, pero si es alta dicen todos los expertos que beneficia a partidos como Ciudadanos. Hay que crecer en ese margen de indecisos y que la participación sea muy alta.
P.– Uno de sus mensajes en campaña es que jugaba de tú a tú con el PP. ¿Quedar tercero o cuarto sería entonces un fracaso?
R.– No, nosotros no vamos a medir el resultado por si somos segundos o terceros. Para nosotros, que tenemos 0 escaños, que el 1 de enero teníamos el 0% de intención de voto y que casi no existíamos a nivel nacional, será un hito. Pero reconozco que cuando estamos en esta final a cuatro vamos a apretar los dientes para movilizar a mucha gente. Después de una legislatura convulsa, con movimientos civiles, con el 15-M, con el nacimiento de Ciudadanos y Podemos a nivel nacional, que todo quedara en que gobierna Rajoy o que Sánchez se va a alternar con Rajoy sería una decepción para mucha gente. Confío en que consigamos girar muchos votos en la última semana de campaña.
P.– ¿Cuántas veces ha estado en la UCI política y ha sobrevivido?
R.– Un par de ellas. En las generales de 2008, que pensamos que era el momento de lanzarse a nivel nacional y no lo era. No teníamos ni la estructura ni la fuerza para hacerlo. Y en las europeas de 2009, cuando cometimos el error de ir con Libertas. Un par de veces en la UCI y algún rasguño. Es verdad que desde entonces nos ha ido todo bastante rodado y hemos aprendido de los errores.
P.– ¿El 20-D es un tren que no volverá a pasar?
R.– Hay veces en la vida que pasa un tren por delante y hay que decidir subirse o no. La sociedad española debe decidir si se sube a este tren de una segunda Transición, de una nueva etapa, del cambio, o si se queda con el miedo a qué pasará con el tren, a dónde irá. Si pilotamos nosotros, el tren va a buen destino porque queremos cambios pero no romper. Los partidos viejos van a jugar al miedo y al cuidado que vienen los nuevos. Es lógico, pero creo que les funciona poco. Debemos tomar conciencia de que a este tren del 20-D hay que subirse y aprovechar la oportunidad.
P.– Su contrato único quiere acabar con la dualidad en el mercado laboral entre temporales e indefinidos, pero también supone un abaratamiento del despido.
R.– Los datos van en contra de eso. Formalmente, el despido actualmente son 12 días para los contratos temporales y 33 para los fijos. El problema es que como el 91% de los últimos contratos es temporal, la media cae hasta 13,5 días. La paradoja es que en tu contrato pone de 12 a 33, pero como nadie tiene el de 33, todo el mundo se va en 12 días. Hay que perseguir trabajar mucho tiempo para que puedas llegar a tener 33 días.
P.– ¿Pero su propuesta no puede provocar un círculo vicioso de contrato-despido, contrato-despido…?
R.– Es imposible que sea más vicioso de lo que lo es ahora. Estamos en un 91% de temporales, no hay un país de Europa que lo soporte. Es imposible tener más contratos de entrada y salida. La estabilidad puede llevar a que lo que valga dentro de la empresa sea el esfuerzo, principalmente para los empleados más desfavorecidos: los jóvenes, las mujeres y la gente mayor. Este contrato único lo ha defendido gente poco sospechosa: Alfonso Guerra, Felipe González, De Guindos, Jean Tirol, Piketty…
P.– Si un empresario sabe que su complemento salarial aumenta los sueldos más bajos, ¿para qué va a subir los salarios?
R.– Si eres empresario, en España nunca puedes bajar del salario mínimo interprofesional. Eso ya es un límite, un umbral infranqueable. Después, los convenios, las negociaciones colectivas, normalmente tienden a alzar el mínimo interprofesional. Además, si los empleos son más estables, se dará la paradoja de que cada vez menos gente cobrará el complemento salarial. Mi aspiración no es que los españoles lo cobren, sino que no lo cobre nadie. Eso querrá decir que no hay rentas tan bajas. El objetivo no es tanto que lo cobre quien tiene un trabajo fijo y cobra unos 800-900 euros, como, sobre todo, la gente que entra y sale del mercado laboral.
P.– No apoyará la investidura de Rajoy o Sánchez, pero en política la abstención también facilita investiduras. ¿Se abstendrá llegado el caso?
R.– De salida, ese planteamiento no lo tenemos. Nosotros queremos intentar formar Gobierno y, si no, estar en la oposición. Tengo claro que si el primer partido no puede formar Gobierno lo tendrá que intentar el segundo, y si no habrá elecciones anticipadas. Lo que no podemos pensar es en una situación en la que el que quiere formar Gobierno no seduce a la mayoría. ¿Los millones de votos de Ciudadanos, si no podemos gobernar, tenemos que dar continuidad a lo de anoche? Creo que tenemos que forzar un cambio.
P.– La abstención es una manera de respaldar lo que hay.
R.– No nos hemos planteado ni nos estamos planteando la abstención. No tenemos eso en la cabeza, pero no creo que abstenerse o no abstenerse sea formar Gobierno ni avalar una investidura. Estamos hablando de investidura, de poner condiciones, de conseguir cosas a cambio. Yo no voy a pedir cambios a Rajoy, los quiero hacer yo. Y como no confío en que Rajoy haga ningún cambio no lo voy a apoyar, como tampoco a Sánchez.
P.– Por concretar: si usted es segundo y la primera fuerza no logra gobernar, ¿se quedará sentado en el sillón de líder de la oposición o tratará de gobernar?
R.– No lo sé, vamos a ver cómo quedan los escaños, las mayorías posibles… Nosotros, por ejemplo, no queremos ni vamos a contar con Podemos.
P.– ¿Descarta cualquier tipo de acuerdo con Podemos?
R.– No para una determinada ley, pero para un acuerdo de gobierno lo descarto. Iglesias ha dicho que pone como condición para apoyar un Gobierno un referéndum separatista en Cataluña, y como entenderá no llevo ocho años partiéndome la cara en Cataluña para ser ahora el presidente que convoque un referéndum para romper España. Sería surrealista. No puedo ni quiero contar con Podemos si puedo formar Gobierno, porque nos pone una condición que desmonta un pilar fundamental como es la soberanía nacional.
P.– ¿Llegaría a acuerdos puntuales con fuerzas independentistas?
R.– Descarto cualquier pacto o acuerdo de Estado. Nosotros, en el Parlament de Cataluña, la dación en pago la presentamos con ERC, porque para que la gente tenga techo o pueda devolver su casa para no tener que pagar la hipoteca durante 30 años me pongo de acuerdo hasta con ERC. Pero es para una ley o un acuerdo. Pero descarto gobernar con condiciones y exigencias de los separatistas, porque venimos escaldados de esos pactos donde PP y PSOE han entregado a Pujol o a Rovira la llave del Gobierno y les han puesto condiciones que no permiten articular un proyecto común español. Descarto eso, pero lo que no puedo descartar, porque entonces no sería un parlamentario, es el ley por ley, acuerdos temas por temas.
P.– En su propuesta de reforma institucional en un primer momento apostaron por la supresión del CGPJ, pero en su programa lo han matizado y se conforman con que sus vocales los elijan los jueces y no los partidos. ¿Por qué han reculado?
R.– Lo debatimos y la aspiración máxima sigue siendo que los jueces se escojan por mérito y capacidad. Pero la supresión requería de una reforma constitucional y en cambio modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial y darle más peso a los jueces no lo requiere. Hicimos un programa posibilista en la primera fase. Aspiramos a la supresión mediante una reforma constitucional, pero en una primera fase contemplamos esta reforma, para que antes de que acabe la legislatura haya una mayoría de jueces y no una mayoría de partidos en el CGPJ.
P.– ¿Qué cree que va a pasar en Cataluña?
R.– Creo que va a haber un intento de acuerdo, porque me consta que hay mucho nerviosismo con la posibilidad de unas elecciones anticipadas. Junts pel Sí pierde fuelle, Mas se está desgastando mucho por intentar conseguir el apoyo de la CUP a cualquier precio, y eso le está pasando factura entre su electorado. Estas elecciones vamos a demostrar que el independentismo cae, estoy convencido de que va a haber más votos constitucionalistas y menos votos independentistas. Estoy seguro de que si le ganamos las elecciones a Mas sería sellar el punto final de esto.
P.– ¿No cree que la mujer necesita de una protección especial frente a las agresiones machistas?
R.–Sin duda. Y ponerlo en duda es un error. Por eso proponemos que tengan una vivienda, una pensión cuando son maltratadas, que haya pulseras de localización para los maltratadores, que en la educación se estudien valores de igualdad… Dicho todo esto, tiene que haber un agravante, como lo hay y nosotros lo mantenemos. Lo que planteamos es que si también hay violencia en el campo de la familia, de la pareja, entre parejas homosexuales, ¿por qué no proteger también a esas personas? Hablamos de una subida en la protección a otros tipos de violencia.