Las elecciones más cerca tras la ruptura de Iglesias y Sánchez

EDITORIAL EL MUNDO – 06/02/16

· El acuerdo entre el PSOE y Podemos está más lejos que nunca tras el desencuentro de ayer entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que ni siquiera se molestaron en ocultar sus profundas diferencias.

En resumen, el líder socialista rechazó «la negociación en exclusiva y excluyente» con Podemos, subrayando que «los españoles no quieren vetos ideológicos ni partidistas». Iglesias le había dejado claro previamente que el PSOE tendrá que elegir entre Podemos o Ciudadanos para construir una coalición con respaldo para gobernar, ya que ambas formaciones son incompatibles.

«Un programa de gobierno con Ciudadanos no es un programa en el que podamos estar», ya que, según Iglesias, sus políticas serían muy parecidas a «las inspiradas por Faes» que sigue el PP. Las palabras de uno y de otro evidencian las enormes dificultades que existen para llegar a un acuerdo a pesar de que Sánchez aseguró hace pocas fechas que ambos partidos estaban «condenados a entenderse».

Hoy parece mucho más probable que el PSOE se entienda con Ciudadanos, aunque ambos partidos sólo sumarían 130 escaños y, por tanto, necesitan incorporar nuevos apoyos si quieren que Sánchez pueda afrontar las votaciones de investidura con aspiraciones de éxito.

Si el acuerdo entre PSOE y Podemos para formar esa coalición de izquierdas parece cada día más improbable, igual se puede decir de la actitud del PP respecto a la posibilidad de dejar gobernar a Pedro Sánchez. Rajoy volvió a arremeter anteayer contra el aspirante socialista y afirmó que jamás votará a favor de un Gobierno liderado por el PSOE. En el mismo sentido, se pronunció ayer Soraya Sáenz de Santamaría, que acusó a Sánchez de flirtear con los independentistas catalanes.

Si el PP se mantiene en su negativa de permitir un Gobierno entre Sánchez y Rivera y Podemos se queda fuera de esa alianza, el escenario más probable sería la celebración de unas nuevas elecciones generales en junio próximo. Y ello porque PP y Podemos suman 197 escaños y, por tanto, tienen en su mano la convocatoria de unos nuevos comicios si lo desean.

Eso es lo que dio a entender la reciente petición de ambas formaciones al presidente del Congreso de adelantar la primera votación de investidura para que corra el reloj. Seguramente tanto Rajoy como Iglesias piensan que obtendrían mejores resultados en unas nuevas elecciones. De hecho, la encuesta del CIS de anteayer refleja que el PSOE había sido sobrepasado por Podemos a comienzos de enero.

A diferencia de PP y Podemos, Sánchez tiene la opción de negociar la formación de un Gobierno con Ciudadanos y otras fuerzas, lo que es insuficiente para disponer de una mayoría parlamentaria pero puede poner a Rajoy e Iglesias en la complicada tesitura de votar «no» a esa alianza.

La estrategia de Sánchez, que ha tomado la iniciativa tras la decisión de Felipe VI de pedirle que intente salir investido, pasa probablemente por presentarse al electorado como el líder de las fuerzas políticas de centro-izquierda.

Aunque perdiera en la investidura, su posición quedaría reforzada en el partido que ya no podría acusarle de ser un instrumento de Podemos. Y podría concurrir ante el electorado con el discurso de la centralidad, presentando al PP como un partido inmovilista e incapaz de combatir la corrupción y a Podemos como un partido antisistema que supone una amenaza a la consolidación de la recuperación económica.

El desarrollo de los acontecimientos a lo largo de las últimas 48 horas sugiere que el escenario más probable es el de celebración de unas nuevas elecciones generales, aunque a nadie se le escapa el riesgo de que los resultados podrían volver a ser parecidos.

Resulta necesario, sin embargo, hacer la salvedad de que nada está todavía decidido y que no es descartable un giro de los acontecimientos por motivos que nadie puede hoy prever. La celebración de unas nuevas elecciones sería un fracaso de los partidos que demostraría su incapacidad para dialogar y llegar a acuerdos, al contrario de lo que sucede en casi todos los demás países de la UE. Es una hipótesis probable pero indeseable.

La primera consecuencia de esos comicios sería que no habría un nuevo Gobierno, como muy pronto, hasta finales de julio y ello suponiendo que el actual mapa parlamentario no se repitiera. Nos parece un coste excesivo para un país que necesita reformas y políticas para responder a los importantes retos que no admiten aplazamientos. Todavía hay margen para evitar este grave error.

EDITORIAL EL MUNDO – 06/02/16