La casta progre

EL MUNDO – 08/02/16 – F. JIMÉNEZ LOSANTOS

· Pablo Iglesias acudió a los Goya, mitad parodia de los Oscar, mitad aquelarre de Zugarramurdivostok, con el esmoquin de Rajoy, pero la casta progre, la más cerrada y borde de Europa occidental, se lo agradeció igual. En realidad, disfrazarse de disfraz es el signo de sumisión que la cinecasta mejor puede entender. Va un Bardem y le dice a otro: «¿Te das cuenta del esfuerzo que hace? Se nota que es de los nuestros». ¡Y vaya si lo es!

El alevín de dictador vestido por Cornejo actuó en un cine madrileño en los funerales de su financiador, Hugo Chávez, junto al galán goyesco de 2003, Willy Toledo, que insultó a media España exhibiendo una camiseta del genocida Ho-Chi-Minh en aquella ceremonia totalitaria de la que nunca se recuperará la industria del apenas cine y apenas español. Hay que ver a Willy y Pably en YouTube gimoteando en memoria de su gorila favorito, antes de que la pasta venezolana le sirviera a Iglesias para aprender a hablar en la tele en voz baja y repetir eso de «no te pongas nervioso». Iglesias va siempre de uniforme descamisado, el liqui-liqui de Alcampo, a la Zarzuela, la Moncloa o el Parlamento, pero cuando hay que coleguear con la casta progre, cuya onomástica son los Goya, se pone lo que sea. Pero que se note que va disfrazado, eh, como los actores. Como lo que es.

Si Pably no fuera un titiritero más de la casta se habría plantado en la alfombra roja con sus zapatillas negras y hubiera dicho que tan intolerable como los recortes nazis y la represión fascista a los titiriteros de AlQaeta es la corrupción generalizada que reina en el mundo del cine, el robo anual al plebeyo contribuyente de millones de euros. ¡Qué ocasión para él, tan de ocasión y de ocasiones, para anunciar que si llega al Poder (o sea, si las viejas élites del PSOE rejuvenecen milagrosamente y le entregan medio Gobierno y después Gobierno y medio) limpiará esos establos de alienante oropel hollywoodiense! ¡Porque, amigas y amigos, tan intolerable es subvencionar películas sin estrenar como butacas sin ocupar!

Hubiera sembrado el terror al soviético modo. Los mismos que han manipulado los datos de espectadores de sus películas se hubieran roto las manos aplaudiendo, como Rajoy, dueño del esmoquin de Iglesias, aplaude cuando alguien dice que el PP lucha implacablemente contra la corrupción.