ABC 16/02/16
· La cúpula popular no supo durante un mes de la dimisión del secretario en Madrid
La dirección nacional del PP mantuvo reuniones toda la tarde con lo que queda del partido en Madrid –tras la dimisión de su presidenta, Esperanza Aguirre, y de su secretario general, Ignacio González– para determinar la composición de la gestora que cambiará todo el organigrama popular. Pero de puertas para afuera, su principal objetivo del día fue dejar bien claro que la dimisión de Aguirre era una «decisión personal» y «no transferible» a ningún otro caso.
La propia expresidenta dijo por la mañana, en un encuentro con la prensa, que era consciente de que «desde el año 2008 no soy la niña de los ojos del PP nacional», y que con su decisión «no he querido enseñar la salida a Mariano Rajoy; nada más lejos de la realidad», informa Adrián Delgado. Pero por si alguien tenía la tentación de hacer esa lectura, desde la cúpula popular cerraron de inmediato esa vía. «Aguirre actuó de manera individual; subjetivamente toma esa decisión, que es exclusiva y excluyente, pero no transferible» a ningún otro supuesto, aclaró el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maillo.
La tirantez entre la dirección nacional y la expresidenta Aguirre era evidente. Tanto, que Martínez-Maillo no dudó en recordar que, con los mismos argumentos que habían conducido a la «lideresa» a dejar su cargo el domingo, «podría haberse marchado en octubre de 2014», cuando fue detenido y encarcelado Francisco Granados, «e incluso antes, por otros casos».
De hecho, ya nadie se molestó en disimular el malestar hacia Aguirre por haber ocultado durante un mes la dimisión del secretario general del PPMadrid, Ignacio González. «Nos hubiera gustado conocerlo antes; no es el procedimiento habitual», señalaron. La situación llegó al extremo de que el vicesecretario Martínez-Maillo acudió a una junta directiva regional del PP el 22 de enero con Ignacio González ya dimitido, y se marchó del acto sin ser informado de ello.
Congreso en Valencia
La cúpula popular quería cerrar cuanto antes la nueva herida abierta en el partido, la de Madrid, que se superpone a la de Valencia; en ambos casos, a causa de la corrupción. Desde Génova insistían en recordar que fueron rápidos y contundentes con los investigados en Valencia: «No pasaron ni tres horas desde que fueron detenidos hasta que se les expulsó del partido».
El próximo viernes se formará la gestora –«la decisión más dura y extraordinaria que toma un partido político»– en la Ciudad del Turia. En Valencia sí se va a celebrar un congreso extraordinario, «por los condicionantes tan especiales», igual que Galicia tendrá el suyo con carácter previo a las elecciones autonómicas de otoño.
Pero Madrid no va a tener congreso extraordinario, aclaró tajante el vicesecretario Martínez-Maillo. Y eso que Aguirre lo ha pedido en varias ocasiones, la última ayer mismo, asegurando que debería ser además «abierto, con la fórmula de “un militante, un voto”», para elegir a los nuevos diri-