ABC 14/03/16 – ISABEL SAN SEBASTIÁN
· El guión de la farsa conocida como «proceso de paz» incluye que Otegi, alias «Gordo», pueda llegar a ser lendakari.
Arnaldo Otegi, ese «artífice de la paz» encarcelado por sus ideas, según la docta opinión de Pablo Iglesias, quiere ser lendakari e igual hasta lo consigue, al ritmo que marchan las cosas. Sería el desenlace lógico de la sucesión de infamias, mentiras, engaños y traiciones que algunos llaman «proceso». Un proceso de claudicación cuya premisa esencial es tomarnos por imbéciles.
Arnaldo Otegi ha cumplido seis años de cárcel por intentar reconstruir el brazo político de la banda terrorista ETA. O sea, por una serie de actuaciones concretas realizadas al servicio de una organización criminal responsable de centenares de asesinatos. Nada que ver con las ideas, pertenecientes a un contexto completamente distinto. Claro que a nadie debería sorprenderle esta condena. Ni siquiera a Pablo Iglesias, alumno distinguido del liberticida Hugo Chávez. Otegi, alias «Gordo», ya cumplió otra similar por el secuestro de Luis Abaitua, y evitó pagar por los de Gabriel Cisneros y Javier Rupérez porque la Justicia no halló pruebas suficientes que corroboraran la versión de la etarra que le acusaba.
Otegi, alias «Gordo», militó activamente en las filas de ETA PM y más tarde en las de ETA a secas, según consta en su abultado expediente policial. También fue parlamentario de Herri Batasuna y portavoz de Batasuna antes de la ilegalización. En definitiva, es titular de méritos sobrados para hacerse con la candidatura de las siglas que durante lustros buscaron la independencia a golpe de bomba y tiro en la nuca y ahora pretenden alcanzarla concurriendo a las elecciones como otro partido más, perfectamente respetable, homologable a cualquiera de los que pusieron muertos en defensa de la libertad.
Arnaldo Otegi ha sido inhabilitado para ejercer cargos públicos, pero amenaza con arreglárselas para burlar esa prohibición y probablemente lo consiga sin despeinarse en exceso. Así consta en el guión de la farsa, conocida como «proceso de paz», merced a la cual Batasuna vuelve jugar en el campo de la democracia. Una farsa en toda regla, escrita en tiempos de Zapatero, que bajo el mandato de Rajoy ha seguido el curso trazado entonces, ante la indiferencia generalizada. Y es que Batasuna/ETA vuelve a ser legal y se llama Bildu, pese a los demoledores informes redactados en su día por la Guardia Civil y la Policía, y pese a la sentencia en su contra dictada en 2011 por el Supremo. Batasuna/ETA vuelve a ser legal y se llama Bildu gracias a una decisión del Constitucional que partió al tribunal en dos mitades iguales al color político de sus miembros. Batasuna/ETA vuelve a ser legal y se llama Bildu porque esa condición formaba parte inexcusable de los acuerdos firmados entre el Gobierno socialista de la época y los dirigentes de la banda, a cambio del «alto el fuego permanente».
Batasuna/ETA vuelve a ser legal y se llama Bildu porque el actual Gobierno en funciones, del Partido Popular, no ha tenido a bien en cuatro años de mayoría absoluta mover un dedo para impedirlo ni tampoco ha encontrado el momento de contar a los españoles la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad de ese «proceso». Batasuna/ETA vuelve a ser legal y se llama Bildu porque la «paz» de Otegi se basa en hacer borrón y cuenta nueva, sacrificar la dignidad de las víctimas junto a su derecho a recibir justicia, ir sacando a los asesinos de las cárceles por la puerta de atrás, con el menor ruido posible, y permitir que la serpiente se haga con el poder en el País Vasco como si nunca hubiese existido el hacha. Batasuna/ETA es legal, se llama Bildu y puede convertirse en la fuerza que lleve a la comunidad vasca hacia la independencia soñada por quienes, como Arnaldo Otegi, no le han hecho ascos a nada. A eso lo llaman «paz».
ABC 14/03/16 – ISABEL SAN SEBASTIÁN