El Partido Socialista se presenta como opción de recambio al PNV, aunque después de los últimos mensajes de Patxi López queda la duda de si los socialistas, al utilizar las referencias de gobiernos transversales anteriores, no han llegado a la conclusión de que les es imposible pensar en gobernar sin el PNV.
Al final, los lamentos del 25 de octubre se quedaron en pasacalles nacionalistas con paraguas y pancartas que apenas podían llenar los huecos de una convocatoria que resultó ostensiblemente minoritaria. A estas alturas de la legislatura y después de diez años de radicalidad institucional desde el Gobierno vasco, el entusiasmo por la consulta imposibilitada de Ibarretxe es más bien escaso. Él mismo lo pudo comprobar el día que el entorno de ETA salía a la calle a protestar; cuando los dos únicos partidos constitucionalistas, PSE y PP, conmemoraban los avances logrados en Euskadi en estos 29 años de Estatuto de autonomía.
El PNV presenta a las próximas elecciones autonómicas al mismo candidato a la reelección pero es consciente de lo poco que el lehendakari ha logrado avanzar, en los últimos diez años, en la convivencia democrática de Euskadi. Desde que rechazó repetir fórmulas de gobierno más integradoras, similares a las de su antecesor Ardanza, el actual lehendakari ha tenido que gobernar con su escisión (EA), con la izquierda de Madrazo y favorecido en momentos clave de su gestión por los votos de las fuerzas políticas del entorno de ETA que han sido apartadas del juego democrático por la Justicia al no haber sido capaces de cortar con la banda terrorista. Un balance poco alentador al comprobar que la sociedad vasca está enfrentada políticamente, polarizada en torno a dos proyectos que no han hecho más que abrir una brecha insuperable a medida que Ibarretxe se ha empecinado en hacer de Euskadi una nación independiente de España. El 25 de octubre el lehendakari no pudo celebrar su consulta pero utilizó la fecha para seguir reclamando la libre determinación de los vascos. Nada que ver con un Estatuto que dice defender cuando se trata de negociar el resto de transferencias que quedan.
Enfrente está el Partido Socialista como opción de recambio, aunque después de los últimos mensajes de Patxi López queda la duda de si los socialistas, al utilizar las referencias de gobiernos transversales anteriores, no han llegado a la conclusión de que les es imposible pensar en gobernar sin el PNV. El acto del pasado sábado en Bilbao estaba presidido por un gran panel que reproducía la imagen de los integrantes del Consejo General Vasco para ensalzar el trabajo conjunto de socialistas como Ramón Rubial y nacionalistas como Juan de Ajuriaguerra.
Como la política es tan ingrata, no hubo referencia alguna a la época en la que socialistas y nacionalistas gobernaron en Ajuria Enea durante más de una década. Así es que a Ramón Jáuregui no le dieron ni las gracias, pero las continuas alusiones de López a los equipos transversales abre interrogantes. Si eso es así, tendrá que profundizar más en sus mensajes de campaña sobre qué entiende él por construir una alternativa, sobre todo después de que el intercambio de favores parlamentarios en torno a los Presupuestos del Gobierno Zapatero le haya acotado el margen a la hora de debatir las cuentas del Ejecutivo de Ibarretxe.
La recuperación del ‘Gernikako arbola’, sin embargo, ha motivado a buena parte de la opinión pública no nacionalista. Quienes participaron en el debate del himno en el Parlamento vasco recuerdan perfectamente la maniobra de imposición del ‘Gora ta gora’, más conocido por ‘Eusko Abendaren Eserkia’ (himno del partido de Sabino Arana) por parte del PNV que contó con la inestimable ayuda del CDS. Habían pasado ya los años de la Transición. Fue un 14 de abril de 1983. Ante la imposibilidad de pactar un texto, se aprobó la música del himno del PNV sin letra. Como el himno de España. ¡Qué paradoja! Los socialistas, Euskadiko Ezkerra y AP defendieron con vehemencia el ‘Gernikako arbola’ del bardo Iparraguirre por considerar que se trataba de una canción más conocida, más popular y menos partidista. La bronca fue tan monumental que al final de la sesión el dirigente centrista Chus Viana explicaba que él había aprobado sólo una partitura. Y se puso a entonar el pentagrama en plena calle, para quitar importancia a su voto favorable a los intereses del PNV. Así estamos: o soberanismo o Constitución y Estatuto. Entre el ‘Gora ta gora’ y el ‘Gernikako arbola’.
El cineasta Iñaki Arteta presentó, el mismo sábado 25, su película documental ‘El infierno vasco’ en el Festival de Cine de Valladolid, donde cuenta la amargura de ciudadanos vascos que han tenido que irse a vivir y trabajar fuera de Euskadi para sentirse más libres. Desde la Fundación para la Libertad que preside Nicolás Redondo y sostienen Teo Uriarte y Javier Elorrieta, han logrado el ‘estatus consultivo especial’ en la ONU. Quieren practicar la réplica democrática a la internacionalización del conflicto que se ha venido realizando desde el entorno de ETA y desde el nacionalismo oficial.
Presentarán en Naciones Unidas de Ginebra su ‘Guía para orientarse en el laberinto vasco’ para explicar, a través de la pluma de nueve especialistas, la realidad de la otra parte de Euskadi que las instancias oficiales suelen ocultar. El título de la guía es un guiño al malogrado Mario Onaindia, que llamó así a uno de sus libros y que tanto insistió en que «sin una derrota de los postulados nacionalistas, Euskadi no tiene salida».
Tonia Etxarri, EL CORREO, 27/10/2008